'Templo' en la Biblia
Jesús le respondió: Yo he hablado al mundo abiertamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto.
Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
Y {cierto día} Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la de la oración.
Y {había} un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo.
Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna.
y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.
y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a {pedir} limosna, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le había sucedido.
Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán {de la guardia} del templo, y los saduceos,
Id, y puestos de pie en el templo, hablad al pueblo todo el mensaje de esta Vida.
Habiendo oído {esto,} entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron {órdenes} a la cárcel para que los trajeran.
Cuando oyeron estas palabras, el capitán {de la guardia} del templo y los principales sacerdotes se quedaron muy perplejos a causa de ellos, {pensando} en qué terminaría aquello.
Pero alguien se presentó y les informó: Mirad, los hombres que pusisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.
Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús {como} el Cristo.
Y el sacerdote de Júpiter, cuyo {templo} estaba en las afueras de la ciudad, trajo toros y guirnaldas a las puertas, y quería ofrecer sacrificios juntamente con la multitud.
Y no sólo corremos el peligro de que nuestro oficio caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Diana se considere sin valor, y que ella, a quien adora toda Asia y el mundo entero, sea despojada de su grandeza.
Entonces el secretario, después de calmar a la multitud, dijo*: Ciudadanos de Efeso, ¿hay acaso algún hombre que no sepa que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran Diana y de la {imagen} que descendió del cielo?
Entonces Pablo tomó {consigo} a los hombres, y al día siguiente, purificándose junto con ellos, fue al templo, notificando de la terminación de los días de purificación, hasta que el sacrificio se ofreciera por cada uno de ellos.
Cuando estaban para cumplirse los siete días, los judíos de Asia, al verlo en el templo, comenzaron a incitar a todo el pueblo, y le echaron mano,
gritando: ¡Israelitas, ayudadnos! Este es el hombre que enseña a todos, por todas partes, contra nuestro pueblo, la ley y este lugar; además, incluso ha traído griegos al templo, y ha profanado este lugar santo.
Pues anteriormente habían visto a Trófimo el efesio con él en la ciudad, y pensaban que Pablo lo había traído al templo.
Se alborotó toda la ciudad, y llegó el pueblo corriendo de todas partes; apoderándose de Pablo lo arrastraron fuera del templo, y al instante cerraron las puertas.
Y aconteció que cuando regresé a Jerusalén y me hallaba orando en el templo, caí en un éxtasis,
Hasta trató de profanar el templo; entonces lo arrestamos y quisimos juzgarlo conforme a nuestra ley.
Y ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad {misma} me encontraron discutiendo con nadie o provocando un tumulto.
haciendo lo cual me encontraron en el templo, después de haberme purificado, no con multitud ni con alboroto. Pero {estaban allí} ciertos judíos de Asia,
mientras Pablo decía en defensa propia: No he cometido ningún delito, ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el César.
Por esta causa, {algunos} judíos me prendieron en el templo y trataron de matarme.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado {a la mesa} en un templo de ídolos, ¿no será estimulada su conciencia, si él es débil, a comer lo sacrificado a los ídolos?
¿No sabéis que los que desempeñan los servicios sagrados comen la {comida} del templo, {y} los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte?
¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: HABITARE EN ELLOS, Y ANDARE ENTRE ELLOS; Y SERE SU DIOS, Y ELLOS SERAN MI PUEBLO.
en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para {ser} un templo santo en el Señor,
el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o {es} objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios.
`Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.
Me fue dada una caña de medir semejante a una vara, y alguien dijo: Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran.
Pero excluye el patio que está fuera del templo, no lo midas, porque ha sido entregado a las naciones, y {éstas} hollarán la ciudad santa por cuarenta y dos meses.
El templo de Dios que está en el cielo fue abierto; y el arca de su pacto se veía en su templo, y hubo relámpagos, voces y truenos, y un terremoto y una fuerte granizada.
Entonces salió del templo otro ángel clamando a gran voz al que estaba sentado en la nube: Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
Salió otro ángel del templo que está en el cielo, que también tenía una hoz afilada.
Después de estas cosas miré, y se abrió el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo,
y salieron del templo los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino puro {y} resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
Y el templo se llenó con el humo de la gloria de Dios y de su poder; y nadie podía entrar al templo hasta que se terminaran las siete plagas de los siete ángeles.
Y oí una gran voz que desde el templo decía a los siete ángeles: Id y derramad en la tierra las siete copas del furor de Dios.
Y el séptimo {ángel} derramó su copa en el aire; y una gran voz salió del templo, del trono, que decía: Hecho está.
Y no vi en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero.
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