'Una' en la Biblia
Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como {sonido} de trompeta,
y en medio de los candelabros, {vi} a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol {cuando} brilla con {toda} su fuerza.
`El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.'"
`Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque tienes un poco de poder, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre.
`Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Después de esto miré, y vi una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que yo había oído, como {sonido} de trompeta que hablaba conmigo, decía: Sube acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de éstas.
Y el que estaba sentado {era} de aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio, y alrededor del trono {había} un arco iris, de aspecto semejante a la esmeralda.
Miré, y he aquí, un caballo blanco; y el que estaba montado en él tenía un arco; se le dio una corona, y salió conquistando y para conquistar.
Entonces salió otro caballo, rojo; y al que estaba montado en él se le concedió quitar la paz de la tierra y que {los hombres} se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: Ven. Y miré, y he aquí, un caballo negro; y el que estaba montado en él tenía una balanza en la mano.
Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: Un litro de trigo por un denario, y tres litros de cebada por un denario, y no dañes el aceite y el vino.
Y se les dio a cada uno una vestidura blanca; y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo, hasta que se completara también {el número} {de} sus consiervos y {de} sus hermanos que habrían de ser muertos como ellos lo habían sido.
Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos.
El segundo ángel tocó la trompeta, y {algo} como una gran montaña ardiendo en llamas fue arrojado al mar, y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.
El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales de las aguas.
El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y se le dio la llave del pozo del abismo.
El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que está delante de Dios,
Y vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo, envuelto en una nube; y el arco iris {estaba} sobre su cabeza, y su rostro {era} como el sol, y sus pies como columnas de fuego;
Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir, cuando oí una voz del cielo que decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho y no las escribas.
Me fue dada una caña de medir semejante a una vara, y alguien dijo: Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran.
Entonces oyeron una gran voz del cielo que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los vieron.
El templo de Dios que está en el cielo fue abierto; y el arca de su pacto se veía en su templo, y hubo relámpagos, voces y truenos, y un terremoto y una fuerte granizada.
Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado.
El {dragón} se paró sobre la arena del mar. Y vi que subía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; en sus cuernos {había} diez diademas, y en sus cabezas {había} nombres blasfemos.
Y {vi} una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Y la tierra entera se maravilló y {seguía} tras la bestia;
Se le dio una boca que hablaba palabras arrogantes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses.
Además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía* la herida de la espada y que ha vuelto a vivir.
Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente,
Y oí una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno; y la voz que oí {era} como {el sonido} de arpistas tocando sus arpas.
Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano,
Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: ``Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor." Sí --dice el Espíritu-- para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.
Y miré, y he aquí una nube blanca, y sentado en la nube {estaba} uno semejante a hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada.
Salió otro ángel del templo que está en el cielo, que también tenía una hoz afilada.
Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre {que subió} hasta los frenos de los caballos por una distancia como de trescientos veinte kilómetros.
Y oí una gran voz que desde el templo decía a los siete ángeles: Id y derramad en la tierra las siete copas del furor de Dios.
El primer {ángel} fue y derramó su copa en la tierra; y se produjo una llaga repugnante y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen.
Y el séptimo {ángel} derramó su copa en el aire; y una gran voz salió del templo, del trono, que decía: Hecho está.
Y me llevó en el Espíritu a un desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, y que tenía siete cabezas y diez cuernos.
La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas, y tenía en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de las inmundicias de su inmoralidad,
Y los diez cuernos que viste son diez reyes que todavía no han recibido reino, pero que por una hora reciben autoridad como reyes con la bestia.
{mirando} de pie desde lejos por causa del temor de su tormento, {y} diciendo: `` ¿Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte!, porque en una hora ha llegado tu juicio."
porque en una hora ha sido arrasada tanta riqueza." Y todos los capitanes, pasajeros y marineros, y todos los que viven del mar, se pararon a lo lejos,
Y echaron polvo sobre sus cabezas, y gritaban, llorando y lamentándose, diciendo: `` ¿Ay, ay, la gran ciudad en la cual todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron a costa de sus riquezas!, porque en una hora ha sido asolada."
Entonces un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó al mar, diciendo: Así será derribada con violencia Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada.
Después de esto oí como una gran voz de una gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios,
Y del trono salió una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, los que le teméis, los pequeños y los grandes.
Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.
Sus ojos {son} una llama de fuego, y sobre su cabeza {hay} muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El.
De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro; y El pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso.
Y vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en su mano.
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo.
Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.
y tenía la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedra de jaspe cristalino.
Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.