'Vientre' en la Biblia
Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches; así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.
¿Aún no entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es arrojado en la letrina?
Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre; y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina, limpiando todas las viandas.
Porque será grande delante del Señor; y no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
Porque he aquí, tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Y cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; como fue llamado por el ángel antes que Él fuese concebido en el vientre.
Y aconteció que diciendo estas cosas, una mujer de entre la multitud, levantando la voz, le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que mamaste.
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie le daba.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
Y en Listra se hallaba sentado cierto hombre, imposibilitado de sus pies, cojo desde el vientre de su madre, que jamás había andado.
Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto al uno como a los otros destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo.
Mas cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
cuyo fin será destrucción, cuyo dios es su vientre, y cuya gloria es su vergüenza, que sólo piensan en lo terrenal.
Y fui al ángel, y le dije: Dame el librito; y él me dijo: Toma, y cómetelo; y te amargará tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y en mi boca fue dulce como la miel; y cuando lo hube comido, amargó mi vientre.