43 Versículo de la Biblia sobre las emociones

El loco da rienda suelta a todo su espíritu; mas el sabio al fin lo sosiega.

Como en agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al hombre.

Quita pues la tristeza de tu corazón, y aparta el mal de tu carne; porque la niñez y la juventud son vanidad.

Y si nuestro corazón nos reprende, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas.

Mejor es el que tarde se aíra que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

Estos son los que hacen divisiones, son como animales, no teniendo el Espíritu.

Y la concupiscencia después que ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte.

No estáis estrechos en nosotros, sino estáis estrechos en vuestras propias entrañas.

Pruébame, oh SEÑOR, y sondéame; funde mis riñones y mi corazón.

Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.

El corazón apacible es vida a la carne; mas la envidia, pudrimiento de huesos.

(Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el príncipe de los eunucos.)

cuyo fin será la perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria esta en su vergüenza; que sienten lo terrenal.

El que confía en su corazón es loco; mas el que camina en sabiduría, será salvo.

No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque la ira reposa en el seno de los locos.

Y esta es la caridad, que andemos según su mandamiento. Y el mandamiento es: Que andéis en él, como vosotros habéis oído desde el principio.

Consuma ahora mal a los malos, y establece al justo; pues el Dios justo es el que prueba los corazones y los riñones.

Temblad, y no pequéis. Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y desistid. (Selah.)

Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste.

Porque mientras éramos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando a muerte.

no mirando cada uno a lo que es suyo, mas a lo que es de los otros.

El hombre de doble ánimo, es inconstante en todos sus caminos.

Porque no tenemos Sumo Sacerdote que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, PERO SIN PECADO.

Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro amparo. (Selah.)

Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, que no despertéis, ni hagáis velar al amor, hasta que él quiera.

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, sabía como niño, mas cuando ya soy hombre hecho, quité lo que era de niño.

los cuales después que perdieron el sentido de la conciencia , se entregaron a la desvergüenza para cometer con avidez toda suerte de impureza.

Porque los que son del Cristo, han colgado en el madero a la carne con sus afectos y concupiscencias.

No toma placer el loco en la inteligencia, sino en lo que descubre su corazón.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús.

Clama a alta voz, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y predicad a mi pueblo su rebelión; y a la casa de Jacob su pecado.

No seáis sacados del camino por doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es afirmar el corazón en la gracia, no en viandas, que nunca aprovecharon a los que anduvieron en ellas.

Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con obra y de verdad.

se enternecerá su carne más que de niño, y volverá a los días de su juventud.

Porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica.

Pero pida en fe, no dudando nada; porque el que duda, es semejante a la onda del mar, que es movida del viento, y es echada de una parte a otra.

El loco al momento da a conocer su ira; mas el que cubre la injuria es cuerdo.

Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos varones, Eliab se encendió en ira contra David, y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.

o del marido, sobre el cual pasare espíritu de celo, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante del SEÑOR, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.

¿Cómo tengo de dejarte, oh Efraín? ¿He de entregarte yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, ni ponerte como a Zeboim? Mi corazón se revuelve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.

Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, palabras deshonestas de vuestra boca.