'Fruto' en la Biblia
Ahora, ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Todo árbol que no lleva buen fruto, se corta y se echa en el fuego.
O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol podrido, y su fruto podrido; porque por el fruto es conocido el árbol.
Y parte cayó en buena tierra, y dio fruto: uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta.
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la Palabra, y el que lleva el fruto; y produce uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta por uno.
Y cuando salió en hierba e hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.
Y viendo una higuera sobre el camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Le dicen: a los malos destruirá sin misericordia, y su viña dará a renta a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que hagan el fruto de él.
Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo que beber nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre.
Otra parte cayó en espinas; y subieron las espinas, y la ahogaron, y no dio fruto.
Otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, que subió y creció; y llevó uno a treinta, y otro a sesenta, y otro a ciento.
pero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto.
Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la Palabra, y la reciben, y hacen fruto, uno a treinta, otro a sesenta, y otro a ciento.
y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada.
Entonces Jesús respondiendo, dijo a la higuera: Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos.
Y envió un siervo a los labradores, al tiempo, para que tomara de los labradores del fruto de la viña.
De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo beberé nuevo en el Reino de Dios.
y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; todo árbol pues que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego.
Porque no es buen árbol el que hace malos frutos; ni árbol malo el que hace buen fruto.
Porque cada árbol por su fruto es conocido; que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.
Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.
Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto a perfección.
Y la que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia.
Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.
Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?
Y si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
Y al tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le dieran del fruto de la viña; mas los labradores le hirieron, y enviaron vacío.
Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el Reino de Dios venga.
Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.
De cierto, de cierto os digo, que si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no permaneciere en la vid; así vosotros, si no estuviereis en mí.
YO SOY la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.
En esto es clarificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.
Así que siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;
Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los otros gentiles.
¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos a Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin la vida eterna.
Así que, cuando hubiere concluido esto, y les hubiere consignado este fruto, pasaré a vosotros a España.
¿Quién jamás peleó a sus expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros está escrito; porque con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto trilla.
Porque si yo orare en lengua desconocida, mi espíritu ora; mas mi entendimiento es sin fruto.
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad),
llenos de fruto de justicia, que son por Jesús el Cristo, a gloria y loor de Dios.
Mas si viviere en la carne, esto me será para fruto de la obra, (y no sé entonces qué escoger;
No porque busque dádivas; mas busco fruto que abunde en vuestra cuenta.
Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia a los que en él son ejercitados.
Así que, ofrezcamos por medio de él a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que confiesen su Nombre.
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz.
Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
Estos son manchas en vuestros convites de caridad, que banquetean juntamente, apacentándose a sí mismos sin temor alguno; nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá de los vientos; árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
En el medio de la plaza de ella, y de un lado y del otro del río, el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol son para la sanidad de los gentiles.
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