'Lo' en la Biblia
- 1.Gé 1:9-Gé 37:9
- 2.Gé 37:10-Éx 9:25
- 3.Éx 9:35-Éx 30:7
- 4.Éx 30:16-Levítico 9:13
- 5.Levítico 9:15-Levítico 27:33
- 6.Números 1:19-Números 27:19
- 7.Números 29:40-Deuteronomio 18:17
- 8.Deuteronomio 18:18-Josué 9:11
- 9.Josué 9:12-Jueces 19:30
- 10.Jueces 20:9-1 Samuel 21:3
- 11.1 Samuel 21:4-2 Samuel 15:35
- 12.2 Samuel 15:36-1 Reyes 12:2
- 13.1 Reyes 12:7-2 Reyes 6:6
- 14.2 Reyes 6:7-2 Reyes 22:2
- 15.2 Reyes 22:5-2 Crónicas 18:13
- 16.2 Crónicas 18:24-Esdras 6:9
- 17.Esdras 6:12-Job 14:21
- 18.Job 15:17-Salmos 37:36
- 19.Salmos 38:20-Proverbios 9:12
- 20.Proverbios 9:18-Cantares 8:7
- 21.Isaías 1:13-Isaías 45:9
- 22.Isaías 45:13-Jeremías 22:18
- 23.Jeremías 23:20-Ezequiel 4:10
- 24.Ezequiel 4:12-Daniel 2:19
- 25.Daniel 2:22-Habacuc 3:16
- 26.Sofonías 3:7-Mateo 24:50
- 27.Mateo 25:25-Lucas 3:11
- 28.Lucas 3:13-Lucas 19:17
- 29.Lucas 19:21-Juan 15:19
- 30.Juan 16:4-Hechos 23:30
- 31.Hechos 24:3-1 Corintios 11:17
- 32.1 Corintios 11:18-Filipenses 1:23
- 33.Filipenses 2:2-Hebreos 9:9
- 34.Hebreos 10:5-Apocalipsis 22:9
Y el sacerdote respondió a David, y dijo: No tengo pan común a la mano; solamente tengo pan sagrado; os lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres.
Y dijo Aquís a sus siervos: He aquí estáis viendo un hombre demente; ¿por qué lo habéis traído a mí?
Y yéndose David de allí, se escapó a la cueva de Adulam. Y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo oyeron, vinieron allí a él.
Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí.
Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando tú le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día?
Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Cercad y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos es con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Mas los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el idumeo de seguro se lo haría saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte de todas las personas de la casa de tu padre.
Y fue dicho a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; pues él se ha encerrado, entrando en ciudad con puertas y cerraduras.
¿Me entregarán los hombres de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como tu siervo ha oído? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí, descenderá.
Y David se quedó en el desierto en lugares fortificados, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
Y le dijo: No temas, que no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe.
Por tanto, rey, desciende pronto ahora, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.
Id, pues, ahora, preparaos aún, considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y quién lo haya visto allí; porque se me ha dicho que él es en gran manera astuto.
Y partió Saúl con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Y cuando Saúl lo oyó, siguió a David al desierto de Maón.
Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo.
Y murió Samuel, y se reunió todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David, y se fue al desierto de Parán.
Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, pues hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.
Ahora, pues, entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es tan hijo de Belial, que no hay quien pueda hablarle.
Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien.
Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto.
Y Abigail regresó a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente.
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora pues, déjame que lo hiera con la lanza, cosiéndole en la tierra de un golpe, y no segundaré.
Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o que su día llegue para que muera, o que descendiendo en batalla perezca,
Entonces David pasó al otro lado, y se puso en la cumbre del monte, a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos;
Y vino la nueva a Saúl que David había huido a Gat, y no lo buscó más.
Y David respondió a Aquís: Ciertamente tú sabrás lo que tu siervo puede hacer. Y Aquís dijo a David: Por tanto te haré guarda de mi cabeza para siempre.
Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, en su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra los encantadores y adivinos.
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha quitado de la tierra a los que tienen espíritu de pitonisa y a los adivinos: ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?
Jehová, pues, ha hecho como habló por medio de mí; pues Jehová ha cortado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero David.
Y él lo rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él los obedeció. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama.
Y lo trajo delante de Saúl y de sus criados; y luego que hubieron comido, se levantaron, y partieron aquella noche.
Vuélvete, pues, y vete en paz; y no hagas lo malo en los ojos de los príncipes de los filisteos.
Lo llevó, pues, y he aquí que estaban desparramados sobre la faz de toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y danzando, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá.
Y David recobró todo lo que los amalecitas habían tomado, y también rescató David a sus dos esposas.
Y no les faltó cosa chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado. Todo lo recobró David.
Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová; el cual nos ha guardado, y ha entregado en nuestras manos la caterva que vino sobre nosotros.
Y le cortaron la cabeza, y le despojaron de sus armas; y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos, para que lo publicaran en el templo de sus ídolos, y en el pueblo.
Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.
Yo entonces me puse sobre él, y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y el brazalete que traía en su brazo, y los he traído acá a mi señor.
Entonces David trabando de sus vestiduras, las rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
Entonces llamó David a uno de los jóvenes, y le dijo: Acércate y mátalo. Y él lo hirió, y murió.
No lo anunciéis en Gat, no deis las nuevas en las plazas de Ascalón; para que no se alegren las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
Mas Abner hijo de Ner, general de ejército de Saúl, tomó a Isboset hijo de Saúl, y lo llevó a Mahanaim,
y lo hizo rey sobre Galaad, y sobre Aser, y sobre Jezreel, y sobre Efraín, y sobre Benjamín, y sobre todo Israel.
Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y le metió su espada por el costado, cayendo así a una; por lo que fue llamado aquel lugar, Helcat-asurim, el cual está en Gabaón.
Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que pasaban por aquel lugar donde Asael había caído y muerto, se detenían.
Tomaron luego a Asael, y lo sepultaron en el sepulcro de su padre que estaba en Belén. Y caminaron toda aquella noche Joab y sus hombres, y les amaneció en Hebrón.
Y habló también Abner a los de Benjamín; y fue también Abner a Hebrón a decir a David todo lo que parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín.
Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran botín. Pero Abner no estaba con David en Hebrón, pues éste lo había despedido, y él se había ido en paz.
Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí Abner vino a ti; ¿por qué, pues, tú lo despediste, y él ya se ha ido?
Tú conoces a Abner hijo de Ner, que vino para engañarte, y para saber tu salida y tu entrada, y para saber todo lo que tú haces.
Y saliendo Joab de delante de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le volvieron desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera.
Y cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo apartó al medio de la puerta, hablando con él apaciblemente, y allí le hirió por la quinta costilla, a causa de la muerte de Asael su hermano, y murió.
Y todo el pueblo supo esto, y le agradó; porque todo lo que el rey hacía parecía bien a todo el pueblo.
Porque cuando entraron en la casa, él estaba en su cama en su cámara de dormir, y lo hirieron y mataron, y le cortaron la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el camino del Arabá.
que cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl es muerto, pensando que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva.
Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.
Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca.
Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por su atrevimiento, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.
Y fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y trajo con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.
Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová es contigo.
Además yo fijaré lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes,
Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues que también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así el proceder del hombre, Señor Jehová?
Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
Ahora pues, Jehová Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, confírmala para siempre, y haz conforme a lo que has dicho.
Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre delante de ti; porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.
envió Toi a Joram su hijo al rey David, a saludarle pacíficamente y a bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram trajo en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y vasos de bronce;
Y envió el rey David, y lo tomó de casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefiboset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
Lo cual cuando fue hecho saber a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó a decirles: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a crecer la barba, y entonces regresad.
Y cuando lo oyó David, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.
Entregó luego el resto del pueblo en mano de Abisai su hermano, y lo puso en orden para enfrentar a los hijos de Amón.
Esfuérzate y mostremos hombría por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y que haga Jehová lo que bien le pareciere.
Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y lo envió Joab a David.
Y David lo convidó, y le hizo comer y beber delante de sí, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más duro de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
Entonces envió Joab, e hizo saber a David todo lo concerniente a la guerra.
si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis tanto a la ciudad cuando peleabais? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por tu esposa a su esposa, y a él mataste con la espada de los hijos de Amón.
Por lo cual ahora la espada jamás se apartará de tu casa; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la esposa de Urías heteo para que fuese tu esposa.
Porque tú lo hiciste en secreto; pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
Sacó además el pueblo que estaba en ella, y lo puso debajo de sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; y los hizo pasar por hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Se volvió luego David con todo el pueblo a Jerusalén.
Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.
Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos carga. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas lo bendijo.
Y Absalón había dado orden a sus criados, diciendo: Mirad; cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino, y cuando yo os diga: Herid a Amnón, entonces matadle, no temáis; ¿No os lo he mandado yo? Esforzaos, pues, y sed valientes.
Y tu sierva tenía dos hijos y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los separase, hirió el uno al otro, y lo mató.
Y el que yo haya venido ahora para decir esto al rey mi señor, se debe a que el pueblo me atemorizó. Mas tu sierva dijo: Hablaré ahora al rey; quizá él hará lo que su sierva diga.
Tu sierva, pues, dice: Que la palabra de mi señor el rey sea para consuelo; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para escuchar lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo.
Entonces él respondió, y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.
Y el rey dijo: ¿No está contigo la mano de Joab en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Vive tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras.
Para mudar el aspecto de las cosas, Joab tu siervo ha hecho esto; mas mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer todo lo que hay en la tierra.
Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, e hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey lo que su siervo ha dicho.
Y cuando se cortaba el cabello (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.
Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.
Y acontecía que, cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía su mano, y lo tomaba, y lo besaba.
Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos para hacer todo lo que nuestro señor el rey requiera.
Pero si Él dijere así: No me agradas; aquí estoy, que haga de mí lo que bien le pareciere.
¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello a los sacerdotes Sadoc y a Abiatar.
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- 30.Juan 16:4-Hechos 23:30
- 31.Hechos 24:3-1 Corintios 11:17
- 32.1 Corintios 11:18-Filipenses 1:23
- 33.Filipenses 2:2-Hebreos 9:9
- 34.Hebreos 10:5-Apocalipsis 22:9