'Oh' en la Biblia
Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende.
Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, has dado heredad a los que temen tu Nombre.
Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro amparo. (Selah.)
Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo.
En ti reposa la alabanza, oh Dios, en Sión; y a ti se pagará el voto.
Con tremendas cosas, nos oirás en justicia, oh Dios de nuestra salud, esperanza de todos los fines de la tierra, y las lejuras del mar.
Porque tú nos probaste, oh Dios; nos afinaste como se afina la plata.
Alábente los pueblos, oh Dios; Alábente todos los pueblos.
Alábente los pueblos, oh Dios: Alábente todos los pueblos.
Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto, (Selah,)
Abundante lluvia esparciste, oh Dios, a tu heredad; y cuando se cansó, tú la recreaste.
Tu compañía estaba en ella; por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
¿Por qué saltasteis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; ciertamente el SEÑOR habitará en él para siempre.
Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros.
Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fortaleza y fuerzas a su pueblo. Bendito el Dios.
Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
No sean avergonzados por mi causa los que te esperan, oh Señor DIOS de los ejércitos; no sean confusos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Pero yo enderezaba mi oración a ti, oh SEÑOR, al tiempo de la buena voluntad. Oh Dios, por la multitud de tu misericordia, por la verdad de tu salud, óyeme.
Y yo pobre y dolorido, tu salud, oh Dios, me defenderá.
Oh Dios, acude a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme.
Yo soy pobre y menesteroso; apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; oh SEÑOR, no te detengas.
Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto a mi socorro.
Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud y hasta ahora; manifestaré tus maravillas.
Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares; hasta que denuncie tu brazo a la posteridad; tus valentías a todos los que han de venir.
Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; porque has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú?
Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío; tu verdad cantaré yo a ti en el arpa, oh Santo de Israel.
Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu prado?
¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu Nombre?
Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el loco te injuria cada día.
Te alabaremos, oh Dios, alabaremos; que cercano está tu Nombre; cuenten tus maravillas.
Por tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo fueron adormecidos.
Cuando te levantaste, oh Dios, al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. (Selah.)
Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios grande como el Dios nuestro?
Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, temieron; y temblaron los abismos.
Oh Dios, vinieron los gentiles a tu heredad; contaminaron el templo de tu santidad; pusieron a Jerusalén en montones.
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
Ayúdanos, oh Dios, salud nuestra, por la honra de tu Nombre; y líbranos, y purga nuestros pecados por causa de tu Nombre.
Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su deshonra, con que te han deshonrado, oh SEÑOR.
Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece.
Oh Dios, haznos tornar; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Oh Dios de los ejércitos, haznos tornar; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo, y ve, y visita esta vid,
Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, haznos tornar; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
¡Oh, si mi pueblo me oyera, si Israel anduviera en mis caminos!
Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todos los gentiles.
Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto.
Llena sus rostros de vergüenza; y busquen tu Nombre, oh SEÑOR.
¡Cuán amables son tus moradas, oh SEÑOR de los ejércitos!
Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus pollos en tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío.
SEÑOR Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob (Selah.)
Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu Ungido.
Fuiste propicio a tu tierra, oh SEÑOR; volviste la cautividad de Jacob.
Vuélvenos, oh Dios, salud nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y óyeme; porque estoy pobre y menesteroso.
Guarda mi alma, porque soy misericordioso; salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR; porque a ti clamo cada día.
Alegra el alma de tu siervo; porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.
Escucha, oh SEÑOR, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay otro que haga tus obras.
Enséñame, oh SEÑOR, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre.
Te alabaré, oh SEÑOR Dios mío, con todo mi corazón; y glorificaré tu Nombre para siempre.
Oh Dios, soberbios se levantaron contra mí, y conspiración de fuertes ha buscado mi alma, y no te pusieron delante de sí.
Oh SEÑOR, Dios de mi salud, día y noche clamo delante de ti.
Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh SEÑOR, cada día he extendido a ti mis manos.
Mas yo a ti he clamado, oh SEÑOR; y de mañana te previno mi oración.
¿Por qué, oh SEÑOR, desechas mi alma? ¿Por qué escondes tu rostro de mí?
Y celebrarán los cielos tu maravilla, oh SEÑOR; tu verdad también en la congregación de los santos.
Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Fuerte-JAH, Rodeado de tu verdad.
Dichoso el pueblo que sabe jubilar; andarán, oh SEÑOR, a la luz de tu rostro.
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá para siempre tu ira como el fuego?
Porque tus enemigos, oh SEÑOR, han deshonrado, porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu Ungido.
Vuélvete a nosotros, oh SEÑOR: ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos.
Bueno es alabar al SEÑOR, y cantar salmos a tu Nombre, oh Altísimo;
Por cuanto me has alegrado, oh SEÑOR, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR, porque he aquí tus enemigos perecerán; serán disipados todos los que obran maldad.
Alzaron los ríos, oh SEÑOR, alzaron los ríos su sonido; alzaron los ríos sus ondas.
Tus testimonios son muy firmes; tu Casa, oh SEÑOR, tiene hermosa santidad para largos días.
Ensálzate, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios.
¿Hasta cuándo los impíos, oh SEÑOR, hasta cuándo, se gozarán los impíos?
A tu pueblo, oh SEÑOR, quebrantan, y a tu heredad afligen.
Cuando yo decía: Mi pie resbala; tu misericordia, oh SEÑOR, me sustentaba.
Dad al SEÑOR, oh familias de los pueblos, dad al SEÑOR la gloria y la fortaleza.
Oyó Sion, y se alegró; y las hijas de Judá se gozaron por tus juicios, oh SEÑOR.
¡Cuán innumerables son tus obras, oh SEÑOR! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tu posesión.
oh vosotros, simiente de Abraham su siervo, hijos de Jacob, sus escogidos.
Acuérdate de mí, oh SEÑOR, en la buena voluntad para con tu pueblo; visítame con tu salud;
Mi corazón está firme, oh Dios; cantaré y diré salmos; ésta es mi gloria.
Te alabaré, oh SEÑOR, entre los pueblos; a ti cantaré salmos entre las naciones.
Ensálzate sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea ensalzada tu gloria.
Ciertamente tú, oh Dios, que nos habías desechado; y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos.
Y tú, oh DIOS el Señor, haz conmigo por amor de tu Nombre: Líbrame, porque tu misericordia es buena.
¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste atrás?
Oh montes, ¿por qué saltasteis como carneros, y vosotros, collados, como corderitos?
No a nosotros, oh SEÑOR, no a nosotros, sino a tu Nombre da gloria; por tu misericordia, por tu verdad.