Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera.

Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo.

Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.

Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo* a Jesús:

El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Después de esto, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias.

Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne.

En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.

Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?

Jesús dijo: Haced que la gente se recueste. Y había mucha hierba en aquel lugar. Así que los hombres se recostaron, en número de unos cinco mil.

Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha enviado.

Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final.

Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.

Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste {es a quien} el Padre, Dios, ha marcado con su sello.

Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Cuando se saciaron, dijo* a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobran, para que no se pierda nada.

Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?

Yo soy el pan de la vida.

Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Por eso muchos de sus discípulos, cuando oyeron {esto,} dijeron: Dura es esta declaración; ¿quién puede escucharla?

Como resultado de esto muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con El.

Escrito está en los profetas: ``Y TODOS SERAN ENSEÑADOS POR DIOS." Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a mí.

Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y llevárselo por la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez al monte El solo.

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

{Los} recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.

Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, vieron* a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca; y se asustaron.

y el mar estaba agitado porque soplaba un fuerte viento.

Entonces ellos querían recibirle en la barca, e inmediatamente la barca llegó a la tierra adonde iban.

y subiendo en una barca, se dirigían al otro lado del mar, hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos;

Pero El les dijo*: Soy yo; no temáis.

Y le seguía una gran multitud, pues veían las señales que realizaba en los enfermos.

Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.

Pero decía esto para probarlo, porque El sabía lo que iba a hacer.

Vinieron otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor había dado gracias.

La gente entonces, al ver la señal que {Jesús} había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.

Al día siguiente, la multitud que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que allí no había más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían ido solos.

Jesús les respondió: ¿No os escogí yo a vosotros, los doce, y {sin embargo} uno de vosotros es un diablo?

Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo.

Al atardecer, sus discípulos descendieron al mar,

Por eso los judíos murmuraban de El, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo.

Cuando le hallaron al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?

Entonces Jesús, alzando los ojos y viendo que una gran multitud venía hacia El, dijo* a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que coman éstos?

Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.

Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: ``LES DIO A COMER PAN DEL CIELO."

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.

Le dijeron entonces: ¿Qué, pues, haces tú como señal para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces?

Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.

Como el Padre que vive me envió, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.

Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: ``Yo he descendido del cielo"?

Pero hay algunos de vosotros que no creéis. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que le iba a traicionar.

Y decía: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.

Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, {los} repartió a {los} que estaban recostados; y lo mismo {hizo} con los pescados, {dándoles} todo lo que querían.

Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que viene de Dios, éste ha visto al Padre.

Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Acaso queréis vosotros iros también?

Por tanto, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm buscando a Jesús.

Y El se refería a Judas, {hijo} de Simón Iscariote, porque éste, uno de los doce, le iba a entregar.

Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera.

Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

Los judíos entonces contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer {su} carne?

¿Pues {qué} si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba?

Respondió Jesús y les dijo: No murmuréis entre vosotros.

Pero {ya} os dije que aunque me habéis visto, no creéis.

Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.

Esto dijo {Jesús} en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaúm.

Este es el pan que descendió del cielo; no como {el que} vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

Pero Jesús, sabiendo en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?