39 Versículo de la Biblia sobre Manejo de la ira.
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Airaos, pero no pequéis: No se ponga el sol sobre vuestro enojo; ni deis lugar al diablo.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea presto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
El necio da rienda suelta a toda su ira; mas el sabio al fin la sosiega.
La cordura del hombre detiene su furor; y su honra es pasar por alto la ofensa.
No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque la ira en el seno de los necios reposa.
El hombre iracundo suscita contiendas; mas el que tarda en airarse, apacigua la rencilla.
La suave respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.
Mas ahora dejad también vosotros todas estas cosas; ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras sucias de vuestra boca.
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar, combatís y guerreáis, y no tenéis porque no pedís.
El que presto se enoja, hará locuras; y el hombre de malos designios será aborrecido.
Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que domina su espíritu, que el que toma una ciudad.
Airaos, pero no pequéis: No se ponga el sol sobre vuestro enojo;
Toda amargura, y enojo, e ira, y gritería, y maledicencia, y toda malicia, sea quitada de entre vosotros;
No te asocies con el hombre iracundo, ni te acompañes con el hombre furioso;
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea presto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
El necio al punto da a conocer su ira: Mas el que disimula la injuria es prudente.
Deja la ira, y depón el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán talados, mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
El hombre iracundo levanta contiendas; y el furioso muchas veces peca.
Y como queréis que os hagan los hombres, así también hacedles vosotros:
El que tarda en airarse, es grande de entendimiento; mas el impaciente de espíritu enaltece la necedad.
Deja la ira, y depón el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.
El que reserva sus palabras tiene sabiduría; de excelente espíritu es el hombre entendido.
Pero evita las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino afable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis: No se ponga el sol sobre vuestro enojo; ni deis lugar al diablo.
en las cuales también vosotros anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Mas ahora dejad también vosotros todas estas cosas; ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras sucias de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos;
Toda amargura, y enojo, e ira, y gritería, y maledicencia, y toda malicia, sea quitada de entre vosotros; y sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios en Cristo os perdonó.
Amados, no os venguéis vosotros mismos, antes, dad lugar a la ira; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, y si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, mas vence con el bien el mal.
Mas yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del concilio; y cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al infierno de fuego.
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola esposa, vigilante, templado, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no arrogante, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas;
El hombre de grande ira llevará el castigo; y si tú lo libras, tendrás que volverlo a hacer.
Si él dijere: Está bien, tu siervo tendrá paz; pero si se enojare, sabe que él está determinado a hacer mal.
Mejor es morar en tierra del desierto, que con la mujer rencillosa e iracunda.
Que los ancianos sean sobrios, honestos, templados, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia.
No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; ciertamente amonestarás a tu prójimo, y no consentirás sobre su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo; mas amarás a tu prójimo como a ti mismo: Yo Jehová.
Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, para que no se desanimen.
Temblad, y no pequéis: Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y callad. (Selah)