125 casos en 6 traducciones

'Cayó' en la Biblia

Y habitaron desde Havila hasta Shur, que está enfrente de Egipto, viniendo a Asiria; y delante de todos sus hermanos cayó.

Y extendió Moisés su vara hacia el cielo, y el SEÑOR envió truenos y granizo, y cayó fuego sobre la tierra. Y el SEÑOR hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.

Y salido Moisés de la presencia de Faraón y de la ciudad, extendió sus manos al SEÑOR, y cesaron los truenos y el granizo; y la lluvia no cayó más sobre la tierra.

Pero el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte para el macho cabrío expiatorio, será presentado vivo delante del SEÑOR para hacer expiación sobre él, para enviarlo como macho cabrío expiatorio al desierto.

Cuando Moisés escuchó {esto,} cayó sobre su rostro;

o {tiró} cualquier piedra que pudo matarlo, y sin ver que le cayó encima, murió, no siendo su enemigo ni procurando herirlo,

Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron los shofarot; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído la voz del shofar, dio el pueblo el grito con gran vocerío, y el muro cayó a plomo. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.

Y la suerte cayó en las familias de los coatitas. Y a los hijos del sacerdote Aarón, que eran de los levitas, les tocaron en suerte trece ciudades de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín;

Mas Barac siguió a los carros y al ejército hasta Haroset de los gentiles, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.

Cayó encorvado entre sus pies, quedó tendido; entre sus pies cayó encorvado; donde se encorvó, allí cayó muerto.

Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando un sueño a su amigo, y decía: He aquí, tuve un sueño; un pan de cebada iba rodando hasta el campamento de Madián, y llegó hasta la tienda y la golpeó de manera que cayó, y la volcó de arriba abajo y la tienda quedó extendida.

Y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no dio a entender a su padre ni a su madre lo que había hecho.

Y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y descendió a Ascalón, e hirió a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se fue a casa de su padre.

Y así que vino hasta Lehi, los Filisteos le salieron á recibir con algazara: y el espíritu de Jehová cayó sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se tornaron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.

y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Y estribando con esfuerzo, cayó la casa sobre los cardinales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y fueron muchos más los que de ellos mató en su muerte, que los que había muerto en su vida.

Y antes que fuera de día la mujer vino, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día.

Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla junto al lugar de la puerta, y se le quebró la cerviz, y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.

Y tomando un par de bueyes, los cortó en piezas, y los envió por todos los términos de Israel por mano de mensajeros, diciendo: Cualquiera que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel, así será hecho a sus bueyes. Y cayó temor del SEÑOR sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre.

Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y se la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó hincada en su frente, y cayó en tierra sobre su rostro.

Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó también delante de Samuel, y cayó desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?

En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.

Y dijeron los príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días o algunos años, y no he hallado cosa en él desde el día que se cayó a mí hasta hoy?

Y al tercer día, he aquí, un hombre llegó del campamento de Saúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre su cabeza, y al llegar ante David, cayó en tierra y se postró.

Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por las espaldas, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían.

Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies de edad de cinco años, que cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán vino de Jezreel, le tomó su ama y huyó; y como iba huyendo de prisa, cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.

Cuando la mujer de Tecoa habló al rey, cayó sobre su rostro en tierra, y postrándose, dijo: ¡Socorro, oh rey!

Joab cayó rostro en tierra, y postrándose, bendijo al rey; entonces Joab dijo: Oh rey mi señor, hoy tu siervo sabe que he hallado gracia ante tus ojos, puesto que el rey ha concedido la petición de su siervo.

Y allí cayó el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y fue hecha allí una gran matanza de veinte mil hombres.

Y estando ellos junto a la grande peña que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido sobre su ropa que tenía puesto, sobre la cual tenía ceñido una espada pegado a sus lomos en su vaina, el cual salió y se le cayó.

Y Amasa no se cuidó de la espada que Joab tenía en la mano; y él le hirió con la espada en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai persiguieron a Seba hijo de Bicri.

Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo de la señora de la casa, y la enfermedad fue tan grave, que no quedó en él aliento.

Y estando Abdías en el camino, he aquí, Elías le salió al encuentro, y {Abdías} lo reconoció y cayó sobre su rostro, y dijo: ¿Eres tú Elías, mi señor?

Entonces cayó fuego del SEÑOR, el cual consumió el holocausto, la leña, las piedras, el polvo, y aun lamió las aguas que estaban en la zanja.

Los demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de cámara en cámara.

Y Ocozías cayó por las celosías de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo envió mensajeros, y les dijo: Id, y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad.

Entonces ella entró, cayó a sus pies y se postró en tierra, y tomando a su hijo, salió.

Y aconteció que derribando uno un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y dio voces, diciendo: ¡Ay, señor mío, que era prestada!

Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo nadar el hierro.

Mas Jehú entesó su arco cuanto pudo, e hirió a Joram entre sus brazos, y la saeta salió por su corazón, y cayó en su carro.

Y cuando estaban sepultando a un hombre, he aquí, vieron una banda de merodeadores y arrojaron al hombre en la tumba de Eliseo. Y cuando el hombre cayó y tocó los huesos de Eliseo, revivió, y se puso en pie.

Mas Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a sus estancias.

Y cayó la suerte del oriente a Selemías. Y a Zacarías su hijo, consejero entendido, metieron en las suertes; y salió la suerte suya al norte.

Joab, hijo de Sarvia, había comenzado a contar{los,} pero no acabó; y debido a esto, la ira cayó sobre Israel, y el número no fue incluido en el registro de las crónicas del rey David.

Y cayó el pavor del SEÑOR sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá; de manera que no osaron hacer guerra contra Josafat.

Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel.

Pero cayó Judá delante de Israel, y huyó cada uno a su estancia.

Ester habló de nuevo delante del rey, cayó a sus pies, y llorando, le imploró que impidiera los {propósitos} perversos de Amán agagueo y el plan que había tramado contra los judíos.

Aun estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los criados, y los consumió; solamente escapé yo para traerte las nuevas.

y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, e hirió las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para traerte las nuevas.

Cosa de Belial de él se ha apoderado; y el que cayó en cama, no volverá a levantarse.

Y he aquí este carro de hombres viene, un par de caballeros. Después habló, y dijo: Cayó; cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.

Entonces cayó la defensa de Judá. Confiasteis aquel día en las armas de la casa del bosque,

Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.

Multiplicó los caídos, y cada uno también cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, de delante de la espada vencedora.

En un momento cayó Babilonia, y se quebrantó; aullad sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, por ventura sanará.

Zain: Jerusalén, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudara, entonces se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos; la miraron los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.

Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay ahora de nosotros! Porque pecamos.

Y aconteció en el sexto año, en el mes sexto, a los cinco del mes, que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí cayó sobre mí la mano del Señor DIOS.

Y no yacen junto a los héroes caídos de entre los incircuncisos que descendieron al Seol con sus armas de guerra, cuyas espadas estaban colocadas debajo de sus cabezas; pero el castigo de su iniquidad cayó sobre sus huesos, porque el terror de {estos} héroes {prevalecía} en la tierra de los vivientes.

Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, y se humilló ante Daniel, y mandó que le sacrificaren presentes y perfumes.

Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los varones que estaban conmigo; sino que cayó sobre ellos gran temor, y huyeron, y se escondieron.

Cayó la virgen de Israel, no más podrá levantarse; dejada fue sobre su tierra, no hay quien la levante.

Y dijeron cada uno a su compañero: Venid, y echemos suertes, para saber por quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.

Aúlla, oh haya, porque el cedro cayó, porque los magníficos son talados. Aullad, alcornoques de Basán, porque el fuerte monte es derribado.

y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la peña.

y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.

Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: ``Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré."

Y cuando cayó la tarde, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

Y aconteció sembrando, que una parte cayó junto al camino; y vinieron las aves del cielo, y la tragaron.

Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego salió, porque no tenía la tierra profundidad;

Otra parte cayó en espinas; y subieron las espinas, y la ahogaron, y no dio fruto.

Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en el mar; los cuales eran como dos mil; y en el mar se ahogaron.

Y se turbó Zacarías viéndolo, y cayó temor sobre él.

Y aconteció que estando Jesús en una de las ciudades, he aquí, {había allí} un hombre lleno de lepra; y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó; y fue grande la ruina de aquella casa.

Otra parte cayó entre las espinas; y naciendo las espinas juntamente, la ahogaron.

Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.

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