50 casos

'Dicen' en la Biblia

No se da paja á tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí tus siervos son azotados, y tu pueblo cae en falta.

Por tanto, dicen los proverbistas: Venid á Hesbón, Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón:

Bien dicen las hijas de Salphaad: has de darles posesión de heredad entre los hermanos de su padre; y traspasarás la heredad de su padre á ellas.

Y dijo David á Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

Dicen pues á Dios: Apártate de nosotros, Que no queremos el conocimiento de tus caminos.

Voz de Jehová que hará estar de parto á las ciervas, Y desnudará la breñas: Y en su templo todos los suyos le dicen gloria.

Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ­Ea, ea!

Mis enemigos dicen mal de mí preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?

He aquí proferirán con su boca; Cuchillos están en sus labios, Porque dicen: ¿Quién oye?

Sean vueltos, en pago de su afrenta hecha, Los que dicen: ­Ah! ­ah!

Porque blasfemias dicen ellos contra ti: Tus enemigos toman en vano tu nombre

Los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos: acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

Y la sabrá el pueblo, todo él, Ephraim y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen:

Que dicen á los videntes: No veáis; y á los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;

Entonces Isaías profeta vino al rey Ezechîas, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido á ti? Y Ezechîas respondió: De tierra muy lejos han venido á mí, de Babilonia.

Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que confían en las esculturas, y dicen á las estatuas de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.

¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis, y todos demandáis vuestras haciendas.

Que dicen al leño: Mi padre eres tú; y á la piedra: Tú me has engendrado: pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su trabajo dicen: Levántate, y líbranos.

DICEN: Si alguno dejare su mujer, y yéndose ésta de él se juntare á otro hombre, ¿volverá á ella más? ¿no será tal tierra del todo amancillada? Tú pues has fornicado con muchos amigos; mas vuélvete á mí, dijo Jehová.

Y yo dije: ­Ah! ah! Señor Jehová! he aquí que los profetas les dicen: No veréis cuchillo, ni habrá hambre en vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.

Por tanto así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen, Cuchillo ni hambre no habrá en esta tierra: Con cuchillo y con hambre serán consumidos esos profetas.

Dicen atrevidamente á los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y á cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón, dijeron: No vendrá mal sobre vosotros.

He aquí yo contra los profetas, dice Jehová, que endulzan sus lenguas, y dicen: El ha dicho.

Y me dijo: Hijo del hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas? porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha dejado la tierra.

Los cuales dicen: No será tan presto: edifiquemos casas: ésta será la caldera, y nosotros la carne.

Hijo del hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para muchos días, y para lejanos tiempos profetiza éste.

Vieron vanidad y adivinación de mentira. Dicen: Ha dicho Jehová; y Jehová no los envió: y hacen esperar que se confirme la palabra.

Y dije: ­Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?

Hijo del hombre, los que habitan aquellos desiertos en la tierra de Israel, hablando dicen: Abraham era uno, y poseyó la tierra: pues nosotros somos muchos; á nosotros es dada la tierra en posesión.

Así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto dicen de vosotros: Comedora de hombres, y matadora de los hijos de tus gentes has sido:

Aun estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo: A ti dicen, rey Nabucodonosor; el reino es traspasado de ti:

Y ahora añadieron á su pecado, y de su plata se han hecho según su entendimiento, estatuas de fundición, ídolos, toda obra de artífices; acerca de los cuales dicen á los hombres que sacrifican, que besen los becerros.

Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen, Vive tu Dios de Dan: y, Vive el camino de Beer-seba: caerán, y nunca más se levantarán.

A cuchillo morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal.

No profeticéis, dicen á los que profetizan; no les profeticen que los ha de comprender vergüenza.

Ahora empero se han juntado muchas gentes contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo sobre Sión.

Y será en aquel tiempo, que yo escudriñaré á Jerusalem con candiles, y haré visitación sobre los hombres que están sentados sobre sus heces, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni mal.

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