'Israel' en la Biblia
Y llamó Salomón a todo Israel, a los príncipes de mil y de cien, y a los jueces, y a todos los príncipes de todo Israel, cabezas de familias.
Y volvió Salomón a Jerusalén del alto que estaba en Gabaón, de ante el tabernáculo del testimonio; y reinó sobre Israel.
He aquí yo tengo que edificar Casa al nombre del SEÑOR mi Dios, para consagrársela, para quemar incienso aromático delante de él, y para la colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos de la mañana y la tarde; y para los sábados, nuevas lunas, y fiestas solemnes del SEÑOR nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
Y además decía Hiram: Bendito sea el SEÑOR el Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David hijo sabio, conocedor, cuerdo y entendido, que edifique Casa al SEÑOR, y casa para su reino.
Y contó Salomón todos los varones extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después de haberlos ya contado David su padre, y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil seiscientos.
Entonces Salomón juntó en Jerusalén a los ancianos de Israel, y todas las cabezas de las tribus, príncipes de las familias de los hijos de Israel, para que trajeran el arca del pacto del SEÑOR de la ciudad de David, que es Sion.
Y se juntaron al rey todos los varones de Israel, a la solemnidad del mes séptimo.
Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los levitas llevaron el arca.
Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había congregado a él delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por la multitud no se pudieron contar ni numerar.
En el arca no había sino las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales el SEÑOR había cortado un pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.
Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba en pie.
Y él dijo: Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, el cual con su mano ha cumplido lo que habló por su boca a David mi padre, diciendo:
Desde el día que saqué mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviera mi Nombre, ni he escogido varón que fuera príncipe sobre mi pueblo Israel.
Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que fuera sobre mi pueblo Israel.
Y David mi padre tuvo en el corazón edificar Casa al Nombre del SEÑOR Dios de Israel.
Y el SEÑOR ha cumplido su palabra que dijo, y me levanté yo por David mi padre, y me senté en el trono de Israel, como el SEÑOR había dicho, y he edificado Casa al nombre del SEÑOR Dios de Israel.
Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto del SEÑOR que concertó con los hijos de Israel.
Se puso luego Salomón delante del altar del SEÑOR, delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos.
Porque Salomón había hecho una plataforma de bronce; cinco codos de largo, cinco codos de ancho, y de tres codos de altura, y lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre él, y se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo:
SEÑOR Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;
Ahora, pues, SEÑOR Dios de Israel, guarda a David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, a condición que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú delante de mí has andado.
Ahora pues, oh SEÑOR Dios de Israel, sea firme tu palabra que dijiste a tu siervo David.
Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando oraren en este lugar, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu habitación; que oigas y perdones.
Si tu pueblo Israel cayere delante de los enemigos, por haber pecado contra ti, y si se convirtieren, y confesaren tu Nombre, y oraren, y rogaren delante de ti en esta Casa,
tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos, y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, la cual diste por heredad a tu pueblo.
toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, o cualquiera que conociere su aflicción y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos a esta Casa,
Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran Nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta Casa,
tú oirás desde los cielos, desde la habitación de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre, y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu Nombre es invocado sobre esta Casa que he edificado yo.
Y cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria del SEÑOR sobre la Casa, cayeron en tierra en el solado sobre sus rostros, y adoraron, confesando al SEÑOR diciendo: Que es bueno, que su misericordia es para siempre.
Y los sacerdotes estaban sobre sus guardas; y los levitas con los instrumentos de música del SEÑOR, los cuales había hecho el rey David para confesar al SEÑOR, porque su misericordia es para siempre; cuando David confesaba por mano de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie.
Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto.
Y a los veintitrés del mes séptimo envió al pueblo a sus estancias, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que el SEÑOR había hecho a David, y a Salomón, y a su pueblo Israel.
yo confirmaré el trono de tu reino, como concerté con David tu padre, diciendo: No faltará varón de ti que domine en Israel.
reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado, y estableció en ellas a los hijos de Israel.
Y a todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y jebuseos, que no eran de Israel,
los hijos de los que habían quedado en la tierra después de ellos, a los cuales los hijos de Israel no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios hasta hoy.
Y de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus príncipes y sus capitanes, y príncipes de sus carros, y su gente de a caballo.
Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él le había edificado; porque dijo entre sí: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque son lugares sagrados por haber entrado a ellas el arca del SEÑOR.
El SEÑOR tu Dios sea bendito, el cual se ha agradado en ti para ponerte sobre su trono por rey del SEÑOR tu Dios; por cuanto tu Dios ha amado a Israel para afirmarlo perpetuamente, y te puso por rey sobre ellos para que hagas juicio y justicia.
Y reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
Y Roboam fue a Siquem porque en Siquem se había juntado todo Israel para hacerle rey.
Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:
Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David, ni herencia en el hijo de Jessé? ¡Israel, cada uno a sus estancias! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus estancias.
Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.
Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía a su cargo los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se esforzó el rey Roboam, y subiendo en un carro huyó a Jerusalén.
Así se rebeló Israel de la casa de David hasta hoy.
Y cuando vino Roboam a Jerusalén, juntó la casa de Judá y de Benjamín, ciento ochenta mil hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y volver el reino a Roboam.
Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo Israel en Judá y Benjamín, diciéndo{les:}
Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos sus términos.
Tras de aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar al SEÑOR Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para sacrificar al SEÑOR, el Dios de sus padres.
Y cuando Roboam hubo confirmado el reino, cuando se fortaleció, dejó la ley del SEÑOR, y con él todo Israel.
Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es el SEÑOR.
Fortificado, pues, Roboam, reinó en Jerusalén; y era Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió el SEÑOR de todas las tribus de Israel, para poner en ella su Nombre. Y el nombre de su madre fue Naama, una amonita.
Y se levantó Abías sobre el monte de Zemaraim, que es en los montes de Efraín, y dijo: Oídme, Jeroboam y todo Israel.
¿No sabéis vosotros, que el SEÑOR Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos en alianza de sal?
Y he aquí Dios está con nosotros por capitán, y sus sacerdotes con las trompetas para que suenen alarma contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra el SEÑOR Dios de vuestros padres, porque no os sucederá bien.
Pero Jeroboam había puesto una emboscada para llegar a ellos por detrás, de manera que {Israel} estaba frente a Judá, y la emboscada estaba detrás de éstos.
y los de Judá gritaron. Y cuando ellos gritaron, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá.
Y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos.
Y Abías y su pueblo hacían en ellos gran mortandad; y cayeron heridos de Israel quinientos mil hombres escogidos.
Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo; mas los hijos de Judá se fortificaron, porque se apoyaban en el SEÑOR Dios de sus padres.
Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios, y sin sacerdote, y sin enseñador, y sin ley;
mas cuando con su tribulación se convirtieron al SEÑOR Dios de Israel, y le buscaron, él fue hallado de ellos.
E hizo juntar a todo Judá y Benjamín, y con ellos los extranjeros de Efraín, de Manasés, y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que el SEÑOR su Dios estaba con él.
y que cualquiera que no buscara al SEÑOR el Dios de Israel, moriría, grande o pequeño, hombre o mujer.
Mas con todo eso los lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto mientras vivió.
En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá; y edificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá.
Haya pacto entre mí y ti, como lo hubo entre mi padre y tu padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí.
Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos a las ciudades de Israel; e hirieron a Ijón, Dan, y Abel-maim, y todos los tesoros de las ciudades de Neftalí.
Mas he aquí, los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
Y reinó en su lugar Josafat su hijo, el cual prevaleció contra Israel.
sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel.
Y dijo Acab rey de Israel a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad? Y él respondió: Como yo, así también tú; y como tu pueblo, así también mi pueblo; iremos contigo a la guerra.
Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra del SEÑOR.
Entonces el rey de Israel juntó cuatrocientos varones profetas, y les dijo: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o reposaremos? Y ellos dijeron: Sube, que Dios los entregará en mano del rey.
Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aun hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar al SEÑOR; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Micaías, hijo de Imla. Y respondió Josafat: No hable así el rey.
Entonces el rey de Israel llamó un eunuco, y le dijo: Haz venir luego a Micaías hijo de Imla.
Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus ropas; y estaban sentados en la era a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
Entonces él dijo: He visto a todo Israel disperso por los montes como ovejas sin pastor; y dijo el SEÑOR: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz en su casa.
Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te había yo dicho que éste no me profetizará bien, sino mal?
Y el SEÑOR dijo: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.
Entonces el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías, y llevadlo a Amón, el gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey,
Y el rey de Israel subió, con Josafat rey de Judá, a Ramot de Galaad.
Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla; mas tú vístete tus vestidos. Y se disfrazó el rey de Israel, y entró en la batalla.
El rey de Siria había mandado a los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel.
Y cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y lo cercaron para pelear; mas Josafat clamó, y le ayudó el SEÑOR, y Dios los apartó de él.
Y viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
Mas disparando uno el arco con toda su capacidad, hirió al rey de Israel entre las junturas de su cota. El entonces dijo al carretero: Vuelve tu mano, y sácame del campo, porque estoy herido.
Y arreció la batalla aquel día; mas el rey de Israel estuvo en pie en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde, y murió al ponerse el sol.
Y puso también Josafat en Jerusalén algunos de los levitas y sacerdotes, y de las cabezas de los padres de Israel, para el juicio del SEÑOR y para las causas. Y volvieron a Jerusalén.
Dios nuestro, ¿no echaste tú a los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la simiente de Abraham tu amigo para siempre?
Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, por los cuales no quisiste que pasara Israel cuando venían de la tierra de Egipto, sino que se apartaran de ellos, y no los destruyeran;
Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al SEÑOR el Dios de Israel a grande y alta voz.
Y vino el pavor de Dios sobre todos los reinos de la tierra, cuando oyeron que el SEÑOR había peleado contra los enemigos de Israel.
Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual es hecha mención en el libro de los reyes de Israel.
Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá se juntó con Ocozías rey de Israel, el cual fue dado a la impiedad;
Este tuvo hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael, y Sefatías. Todos éstos fueron hijos de Josafat rey de Israel.
Y se levantó Joram contra el reino de su padre; y se hizo fuerte, y mató a espada a todos sus hermanos, y asimismo a algunos de los príncipes de Israel.
Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR.
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