146 casos en 6 traducciones

'Le' en la Biblia

Y ellos le respondieron: Encontramos un varón que nos dijo: Id, y regresad al rey que os envió, y decidle: Así dijo el SEÑOR: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que subiste no descenderás, antes morirás de cierto.

Y ellos le respondieron: Un varón velloso, y ceñía sus lomos con un cinto de cuero. Entonces él dijo: Elías, el tisbita es.

Y envió luego a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a él; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y él le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas.

Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló, y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto.

Y le respondió Elías, y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.

Y volvió a enviar el tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se arrodilló delante de Elías, y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos.

Entonces el ángel del SEÑOR dijo a Elías: Desciende con él {y} no le tengas miedo. Se levantó {Elías} y descendió con él al rey,

Y le dijo: Así dijo el SEÑOR: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿por ventura no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No descenderás, por tanto, del lecho en que subiste, antes morirás de cierto.

Y Elías le dijo a Eliseo: ``Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado hasta Betel (Casa de Dios)." Pero Eliseo le dijo: ``Vive el SEÑOR y vive tu alma, que no me apartaré de ti." Así que ambos descendieron a Betel.

Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes cómo el SEÑOR quitará hoy a tu señor de tu cabeza? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.

Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque el SEÑOR me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó.

Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes cómo el SEÑOR quitará hoy a tu señor de tu cabeza? Y él respondió: Sí, yo lo sé; callad.

Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré. Y así fueron los dos.

Cuando {ya} habían pasado, Elías le dijo a Eliseo: ``Pide lo {que quieras} que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti." Y Eliseo le respondió: ``Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí."

Y él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.

Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio, y trabando de sus vestidos, los rompió en dos partes.

Y alzando el manto de Elías que se le había caído, volvió, y se paró a la orilla del Jordán.

Y tomando el manto de Elías que se le había caído, hirió las aguas, y dijo: ¿Dónde está el SEÑOR Dios de Elías? Y cuando hirió las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.

Y le dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; por ventura lo ha levantado el espíritu del SEÑOR, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis.

Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose, dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron.

Y le preguntó: `` ¿Por qué camino subiremos?" Y Joram respondió: ``Por el camino del desierto de Edom."

Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque ha juntado el SEÑOR estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.

Entonces arrebató a su primogénito que había de reinar en su lugar, y le sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo grande enojo contra Israel; y se retiraron de él, y se volvieron a su tierra.

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.

Y él le dijo: Ve, y pide para ti vasos prestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos.

Y se fue la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; y ellos le traían los vasos, y ella echaba del aceite.

Y sucedió que cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a un hijo suyo: Tráeme otra vasija. Y él le dijo: No hay más vasijas. Y cesó el aceite.

Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios. Y él {le} dijo: Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú {y} tus hijos podéis vivir de lo que quede.

Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer principal, la cual le constriñó a que comiera del pan; y así cuando pasaba por allí, venía a su casa a comer del pan.

Y él le dijo {a Giezi:} Dile ahora: ``He aquí, te has preocupado por nosotros con todo este cuidado; ¿qué puedo hacer por ti? ¿Quieres que hable por ti al rey o al jefe del ejército?" Y ella respondió: Yo vivo en medio de mi pueblo.

Y él le dijo: Al tiempo señalado, según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.

Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo al tiempo señalado que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.

Y llamando a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese enseguida.

Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: `` ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?" Y ella respondió: Bien.

Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y el SEÑOR me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.

Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve; y si alguno te encontrare, no lo saludes; y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.

Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, mas no hubo voz ni reacción. Así que volvió para encontrarlo, y le dijo: El niño no ha despertado.

Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.

Y respondió el que le servía: ¿Cómo he de poner esto delante de cien varones? Mas él volvió a decir: Da al pueblo para que coman, porque así dijo el SEÑOR: Comerán, y sobrará.

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un gran varón delante de su señor, y le tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvamento a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.

Y el rey de Siria le dijo: Anda, ve, y yo enviaré letras al rey de Israel. Partió, pues él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.

Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve, y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.

Entonces sus criados se acercaron a él, y le hablaron, diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?

Cuando regresó al hombre de Dios con toda su compañía, fue y se puso delante de él, y le dijo: ``Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Le ruego, pues, que reciba ahora un presente de su siervo."

Pero él respondió: Vive el SEÑOR, delante de quien estoy, que no aceptaré nada. Y {Naamán} le insistió para que {lo} recibiera, pero él rehusó.

Y Naamán dijo: Pues si no, te ruego que de esta tierra, se le dé a tu siervo la carga de un par de mulos, porque tu siervo ya no ofrecerá holocausto ni sacrificará a otros dioses, sino al SEÑOR.

Y siguió Giezi a Naamán; y cuando Naamán le vio que venía corriendo tras él, descendió del carro para recibirle, y dijo: ¿No hay paz?

Y Naamán dijo: Si quiere toma dos talentos. Y él le constriñó, y ató dos talentos de plata en dos sacos, y dos mudas de vestidos, y lo puso a cuestas a dos de sus criados, que lo llevaran delante de él.

Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

El entonces le dijo: ¿No fue también mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas y bueyes, siervos y siervas?

"Le rogamos que nos deje ir al Jordán, para que cada uno de nosotros tome de allí una viga, y nos hagamos allí un lugar donde habitar." Y él dijo: ``Vayan."

Entonces uno dijo: ``Le rogamos que consienta ir con sus siervos." Y Eliseo respondió: ``Yo iré."

Y aconteció que derribando uno un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y dio voces, diciendo: ¡Ay, señor mío, que era prestada!

Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo nadar el hierro.

Y él le dijo: Tómalo. Y él tendió la mano, y lo tomó.

Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; de la cual le había amonestado; y se guardó de allí, no una vez ni dos.

Y uno de sus siervos dijo: No, rey señor mío, sino que Eliseo, el profeta que está en Israel, le dice al rey de Israel las palabras que tú hablas en el interior de tu alcoba.

Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a tomarlo. Y le fue dicho: He aquí él está en Dotán. \'

Y levantándose de mañana el que servía al varón de Dios, para salir, he aquí el ejército que tenía cercada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ay, señor mío! ¿qué haremos?

Y él le dijo: No tengas miedo; porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

Y él le respondió: No los hieras; ¿herirías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y se vuelvan a su señor.

Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le dio voces, y dijo: Salva, rey señor mío.

Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío.

Y Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. Y el rey le envió un hombre; pero antes que el mensajero llegase a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo del homicida me envía a quitar la cabeza? Mirad pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada: ¿No se oye tras él el ruido de los pies de su amo?

Estaba aún hablando con ellos, cuando he aquí que el mensajero descendió a él, y le dijo: Mira, este mal viene del SEÑOR; ¿por qué he de esperar más en el SEÑOR?

Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuya mano él se apoyaba; y le atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, lo que habló cuando el rey descendió a él.

Y el oficial real, había respondido al hombre de Dios, diciendo: ``Mira, aunque el SEÑOR hiciera ventanas en los cielos, ¿podría suceder tal cosa?" Y {Eliseo} le dijo: ``Bien, tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello."

Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y partió ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años.

Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le dio un eunuco, diciéndole: Hazle volver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de las tierras desde el día que dejó las tierras hasta ahora.

Entonces Eliseo fue a Damasco. Y Ben-adad, rey de Aram, estaba enfermo, y le dieron aviso, diciendo: El hombre de Dios ha venido acá.

Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y le salió a recibir; y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad?

Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Podrás ciertamente sanarse. Pero el SEÑOR me ha mostrado que él ha de morir ciertamente.

Y el varón de Dios le miró fijamente, y se estuvo así hasta avergonzarse; y lloró el varón de Dios.

Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que has de hacer a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, y a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás a sus preñadas.

Y él se fue de Eliseo, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué te dijo Eliseo? Y él respondió: Me dijo que podrás ciertamente sanarse.

Con todo eso, el SEÑOR no quiso cortar a Judá, por amor de David su siervo, como le había prometido darle lámpara de sus hijos perpetuamente.

Joram por tanto pasó a Seir, y todos sus carros con él; y levantándose de noche hirió a los idumeos, los cuales le habían cercado, y a los capitanes de los carros; y el pueblo huyó a sus estancias.

Y el rey Joram se volvió a Jezreel, para curarse de las heridas que los Sirios le hicieron delante de Ramot, cuando peleó contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo.

Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta botija de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad.

Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel.

Después salió Jehú a los siervos de su señor, y le dijeron: ¿Hay paz? ¿Para qué entró a ti aquel demente? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras.

Pero se había vuelto el rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael rey de Siria). Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad, para ir a dar las nuevas en Jezreel.

Fue, pues, el de a caballo a reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete tras mí. El atalaya dio luego aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve.

El centinela le aviso de nuevo: ``El llegó hasta ellos, y no regresó; y el {modo de} guiar es como el guiar de Jehú, hijo de Nimsi, porque guía alocadamente."

Y viendo esto Ochôzías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y siguiólo Jehú, diciendo: Herid también á éste en el carro. Y le hirieron á la subida de Gur, junto á Ibleam. Y él huyó á Megiddo, y murió allí.

Y sus siervos le llevaron en un carro a Jerusalén, y allá le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de David.

Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Le va bien a Zimri, asesino de tu señor?

Mas ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí dos reyes no pudieron resistirle, ¿cómo le resistiremos nosotros?

Y el que {estaba} a cargo de la casa, y el que {estaba} sobre la ciudad, los ancianos, y los preceptores {de los hijos,} enviaron {palabra} a Jehú, diciendo: ``Somos sus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey. Haga usted lo que le parezca bien."

Y vino un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana.

Venida la mañana, salió él, y estando en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado contra mi señor, y le he dado muerte; ¿mas quién ha dado muerte a todos estos?

Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus principales, y a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no le quedó ninguno.

Partiendo luego de allí se encontró con Jonadab hijo de Recab; y después que lo hubo saludado, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues si lo es, dame la mano. Y él le dio su mano y lo hizo subir consigo en el carro.

Y le dijo: Ven conmigo, y verás mi celo por el SEÑOR. Lo pusieron, pues, en su carro.

Y juntó Jehú todo el pueblo, y les dijo: Acab sirvió poco a Baal; mas Jehú le servirá mucho.

Pero Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así lo escondieron de Atalía, y no le dieron muerte.

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