43 casos

'Mujer' en la Biblia

Y dijo Caleb: El que hiriere á Chîriath-sepher, y la tomare, yo le daré á Axa mi hija por mujer.

Y tomóla Othoniel hijo de Cenez, hermano menor de Caleb: y él le dió á Axa su hija por mujer.

Y gobernaba en aquel tiempo á Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidoth:

Y ella dijo: Iré contigo; mas no será tu honra en el camino que vas; porque en mano de mujer venderá Jehová á Sísara. Y levantándose Débora fué con Barac á Cedes.

Y Sísara se acogió á pie á la tienda de Jael mujer de Heber Cineo; porque había paz entre Jabín rey de Asor y la casa de Heber Cineo.

Y Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino á él calladamente, y metióle la estaca por las sienes, y enclavólo en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió.

Bendita sea entre las mujeres Jael, Mujer de Heber Cineo; Sobre las mujeres bendita sea en la tienda.

Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelech, y quebróle los cascos.

Y luego llamó él á su escudero, y díjole: Saca tu espada y mátame, porque no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió.

Y la mujer de Galaad también le había parido hijos; los cuales cuando fueron grandes, echaron fuera á Jephté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres bastardo.

Y había un hombre de Sora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, que nunca había parido.

A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y díjole: He aquí que tú eres estéril, y no has parido: mas concebirás y parirás un hijo.

Y la mujer vino y contólo á su marido, diciendo: Un varón de Dios vino á mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.

Y Dios oyó la voz de Manoa: y el ángel de Dios volvió otra vez á la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.

Y la mujer corrió prontamente, y noticiólo á su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino á mí el otro día.

Y levantóse Manoa, y siguió á su mujer; y así que llegó al varón, díjole: ¿Eres tú aquel varón que hablaste á la mujer? Y él dijo: Yo soy.

Y el ángel de Jehová respondió á Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije:

Y Manoa tomó un cabrito de las cabras y un presente, y sacrificólo sobre una peña á Jehová: y el ángel hizo milagro á vista de Manoa y de su mujer.

Porque aconteció que como la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar á vista de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra sobre sus rostros.

Y el ángel de Jehová no tornó á aparecer á Manoa ni á su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.

Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no tomara de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni en tal tiempo nos habría anunciado esto.

Y DESCENDIENDO Samsón á Timnah, vió en Timnah una mujer de las hijas de los Filisteos.

Y subió, y declarólo á su padre y á su madre, diciendo: Yo he visto en Timnah una mujer de las hijas de los Filisteos: ruégoos que me la toméis por mujer.

Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo mi pueblo, para que vayas tú á tomar mujer de los Filisteos incircuncisos? Y Samsón respondió á su padre: Tómamela por mujer, porque ésta agradó á mis ojos.

Vino pues, y habló á la mujer que había agradado á Samsón.

Y al séptimo día dijeron á la mujer de Samsón: Induce á tu marido á que nos declare este enigma, porque no te quememos á ti y á la casa de tu padre. ¿Habéisnos llamado aquí para poseernos?

Y lloró la mujer de Samsón delante de él, y dijo: Solamente me aborreces y no me amas, pues que no me declaras el enigma que propusiste á los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni á mi padre ni á mi madre lo he declarado; y ¿habíalo de declar

Y la mujer de Samsón fué dada á su compañero, con el cual él antes se acompañaba.

Y ACONTECIO después de días, que en el tiempo de la siega del trigo, Samsón visitó á su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré á mi mujer á la cámara. Mas el padre de ella no lo dejó entrar.

Y dijeron los Filisteos: ¿Quién hizo esto? Y fuéles dicho: Samsón, el yerno del Timnateo, porque le quitó su mujer y la dió á su compañero. Y vinieron los Filisteos, y quemaron á fuego á ella y á su padre.

Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.

EN aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un Levita que moraba como peregrino en los lados del monte de Ephraim, el cual se había tomado mujer concubina de Beth-lehem de Judá.

Y ya que amanecía, la mujer vino, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fué de día.

Y levantándose de mañana su señor, abrió las puertas de la casa, y salió para ir su camino, y he aquí, la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.

Entonces el varón Levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué á Gabaa de Benjamín con mi concubina, para tener allí la noche.

Y LOS varones de Israel habían jurado en Mizpa, diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija á los de Benjamín por mujer.

Mas haréis de esta manera: mataréis á todo varón, y á toda mujer que hubiere conocido ayuntamiento de varón.

Nosotros empero, no les podemos dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado, diciendo: Maldito el que diere mujer á Benjamín.

Y estad atentos: y cuando viereis salir las hijas de Silo á bailar en corros, vosotros saldréis de las viñas, y arrebataréis cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, y os iréis á tierra de Benjamín:

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