'No' en la Biblia
Pablo, apóstol, no de los hombres ni por hombre, sino por Jesús, el Cristo, y Dios el Padre, que lo resucitó de los muertos,
aunque no hay otro, sino que hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el Evangelio del Cristo.
Porque, ¿persuado yo ahora a hombres o a Dios? ¿O busco agradar a los hombres? Cierto, que si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Mas os hago saber, hermanos, que el Evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
revelar a su Hijo en mí, para que le predicara entre los gentiles, luego no consulté con carne y sangre;
Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo, el hermano del Señor.
Y en esto que os escribo, he aquí delante de Dios, que no miento.
y no era conocido de vista a las Iglesias de Judea, que eran en el Cristo;
Pero fui por revelación, y les comuniqué el Evangelio que predico entre los gentiles; mas particularmente a los que parecían ser algo, por no correr en vano, o haber corrido.
a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con vosotros.
Pero de aquellos que parecían ser algo (cuales hayan sido en algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), a mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.
Como vi que no andaban derechamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué constriñes a los gentiles a judaizar?
Nosotros que somos judíos por naturaleza, y no pecadores de los gentiles,
sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesús, el Cristo, nosotros también hemos creído en Jesús, el Cristo, para que fuéramos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.
Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.
No desecho la gracia de Dios; porque si por la ley fuera la justicia, entonces por demás murió Cristo.
¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os hechizó, para no obedecer a la Verdad, ante cuyos ojos Jesús, el Cristo fue ya descrito como colgado en el madero entre vosotros?
Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
La ley también no es de la fe; sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos.
A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
Esto pues digo: Que el Pacto previamente ratificado de Dios para con el Cristo, la ley que fue hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
Porque si la herencia es por la ley, ya no será por la promesa; pero Dios por la promesa la dio a Abraham.
Y el Mediador no es de uno solo, pero Dios es uno.
Mas venida la fe, ya no estamos bajo la mano del ayo;
No hay aquí judío, ni griego; no hay siervo, ni libre; no hay macho, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.
Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;
Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.
y no desechasteis ni menospreciasteis mi aflicción que estaba en mi carne; antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como al mismo Cristo Jesús.
Tienen celos de vosotros, pero no para bien; antes os quieren echar fuera para que vosotros los celéis a ellos.
Bueno es ser celosos en bien siempre; y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
Decidme, los que queréis estar bajo la ley, ¿no habéis oído la ley?
Porque está escrito: Alégrate, la estéril, que no das a luz; Prorrumpe en alabanzas y clama, la que no estás de parto; Porque más son los hijos de la dejada, que de la que tiene marido.
Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la sierva y a su hijo; porque no será heredero el hijo de la sierva con el hijo de la libre.
De manera, hermanos, que no somos hijos de la sierva, sino de la libre.
Estad, pues, firmes en la libertad en que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez a estar presos en el yugo de servidumbre.
He aquí, yo Pablo os digo, que si os circuncidareis, Cristo no os aprovechará nada.
Vosotros corríais bien, ¿quién os embarazó para no obedecer a la verdad?
Esta persuasión no es de aquel que os llama.
Yo tengo confianza respecto a vosotros en el Señor de que no optaréis por otro punto de vista; pero el que os perturba llevará su castigo, quienquiera que sea.
Porque vosotros, hermanos, a libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión a la carne, sino servíos por la caridad los unos a los otros.
Y si os mordéis y os coméis los unos a los otros, mirad que también no os consumáis los unos a los otros.
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y estas cosas se oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que quisierais.
Pero si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley.
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
No seamos codiciosos de vanagloria, irritándose los unos a los otros, envidiándose los unos a los otros.
Hermanos, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote a ti mismo, para que tú no seas también tentado.
Porque el que estima de sí que es algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.
Así que cada uno examine su obra, y entonces tendrá gloria sólo respecto de sí mismo, y no en otro.
No os engañéis, Dios no puede ser burlado; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
No nos faltemos, pues, de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si no hubiéremos faltado.
Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os constriñen a que os circuncidéis, solamente por no padecer la persecución del madero del Cristo.
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