'Sus' en la Biblia
La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y {la} dio a conocer, enviándo{la} por medio de su ángel a su siervo Juan,
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la blanca lana, como la nieve; sus ojos eran como llama de fuego;
sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y El puso su mano derecha sobre mí, diciendo: No temas, yo soy el primero y el último,
`Y a sus hijos mataré con pestilencia, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras.
`Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo {vestidos} de blanco, porque son dignos.
`Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Y vi a un ángel poderoso que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos?
Entonces uno de los ancianos me dijo*: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos.
Y cantaban* un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios {a gente} de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Y se les dio a cada uno una vestidura blanca; y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo, hasta que se completara también {el número} {de} sus consiervos y {de} sus hermanos que habrían de ser muertos como ellos lo habían sido.
y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes al ser sacudida por un fuerte viento.
Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y {alrededor} de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,
Y yo le respondí: Señor mío, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Y el aspecto de las langostas era semejante al de caballos dispuestos para la batalla, y sobre sus cabezas {tenían} como coronas que parecían de oro, y sus caras eran como rostros humanos.
Tenían cabellos como cabellos de mujer, y sus dientes eran como de leones.
También tenían corazas como corazas de hierro; y el ruido de sus alas era como el estruendo de carros, de muchos caballos que se lanzan a la batalla.
Tienen colas parecidas a escorpiones, y aguijones; y en sus colas {está} su poder para hacer daño a los hombres por cinco meses.
Y así es como vi en la visión los caballos y a los que los montaban: {los jinetes} tenían corazas {color} de fuego, de jacinto y de azufre; las cabezas de los caballos {eran} como cabezas de leones, y de sus bocas salía fuego, humo y azufre.
La tercera parte de la humanidad fue muerta por estas tres plagas: por el fuego, el humo y el azufre que salían de sus bocas.
Porque el poder de los caballos está en su boca y en sus colas; pues sus colas son semejantes a serpientes, tienen cabezas y con ellas hacen daño.
Y el resto de la humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni andar;
y no se arrepintieron de sus homicidios ni de sus hechicerías ni de su inmoralidad ni de sus robos.
Y vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo, envuelto en una nube; y el arco iris {estaba} sobre su cabeza, y su rostro {era} como el sol, y sus pies como columnas de fuego;
y gritó a gran voz, como ruge un león; y cuando gritó, los siete truenos emitieron sus voces.
sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando esté para tocar la trompeta, entonces el misterio de Dios será consumado, como El lo anunció a sus siervos los profetas.
Y si alguno quiere hacerles daño, de su boca sale fuego y devora a sus enemigos; así debe morir cualquiera que quisiera hacerles daño.
Y sus cadáveres {yacerán} en la calle de la gran ciudad, que simbólicamente se llama Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado.
Y {gente} de {todos} los pueblos, tribus, lenguas y naciones, contemplarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sus cadáveres sean sepultados.
Entonces oyeron una gran voz del cielo que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los vieron.
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios,
Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
Entonces apareció otra señal en el cielo: he aquí, un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas {había} siete diademas.
{Entonces} hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles lucharon,
Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, {llegando} hasta {sufrir} la muerte.
El {dragón} se paró sobre la arena del mar. Y vi que subía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; en sus cuernos {había} diez diademas, y en sus cabezas {había} nombres blasfemos.
La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como los de un oso y su boca como la boca de un león. Y el dragón le dio su poder, su trono y gran autoridad.
Y {vi} una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Y la tierra entera se maravilló y {seguía} tras la bestia;
Y oí una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno; y la voz que oí {era} como {el sonido} de arpistas tocando sus arpas.
Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: ``Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor." Sí --dice el Espíritu-- para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.
Y otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, salió del altar; y llamó a gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndo{le:} Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras.
Y blasfemaron contra el Dios del cielo por causa de sus dolores y de sus llagas, y no se arrepintieron de sus obras.
El sexto {ángel} derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y sus aguas se secaron para que fuera preparado el camino para los reyes del oriente.
(He aquí, vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas, no sea que ande desnudo y vean su vergüenza.)
Y los diez cuernos que viste y la bestia, éstos odiarán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda, y comerán sus carnes y la quemarán con fuego;
porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar su propósito: que tengan ellos un propósito unánime, y den su reino a la bestia hasta que las palabras de Dios se cumplan.
Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas;
porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
Pagadle tal como ella ha pagado, y devolved{le} doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado, preparad el doble para ella.
Por eso, en un {solo} día, vendrán sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios que la juzga es poderoso.
Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan por ella, porque ya nadie compra sus mercaderías:
Y echaron polvo sobre sus cabezas, y gritaban, llorando y lamentándose, diciendo: `` ¿Ay, ay, la gran ciudad en la cual todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron a costa de sus riquezas!, porque en una hora ha sido asolada."
PORQUE SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOS, pues ha juzgado a la gran ramera que corrompía la tierra con su inmoralidad, y HA VENGADO LA SANGRE DE SUS SIERVOS EN ELLA.
Y del trono salió una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, los que le teméis, los pequeños y los grandes.
Entonces caí a sus pies para adorarle. Y me dijo*: No hagas eso; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús; adora a Dios. Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
Sus ojos {son} una llama de fuego, y sobre su cabeza {hay} muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El.
para que comáis carne de reyes, carne de comandantes y carne de poderosos, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de todos {los hombres}, libres y esclavos, pequeños y grandes.
Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército.
Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de sus carnes.
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y {los} libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es {el libro} de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras.
Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras.
El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
Sus puertas nunca se cerrarán de día (pues allí no habrá noche);
Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.
Ellos verán su rostro, y su nombre {estará} en sus frentes.
Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que pronto han de suceder.
Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.