'Dijeron' en la Biblia
Y los Filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campo. Y dijeron: Ay de nosotros! pues antes de ahora no fué así.
Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros, y sobre nuestro dios Dagón.
Enviaron pues á juntar á sí todos los príncipes de los Filisteos, y dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel á Gath. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.
Y ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía; mas le pagaréis la expiación: y entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.
Y ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Y ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los Filisteos, cinco hermorroides de oro, y cinco ratones de oro, porque la misma plaga que todos tienen, tienen también vuestros prín
Y dijeron los de Beth-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿y á quién subirá desde nosotros?
Y juntándose en Mizpa, sacaron agua, y derramáronla delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel á los hijos de Israel en Mizpa.
Y dijeron los hijos de Israel á Samuel: No ceses de clamar por nosotros á Jehová nuestro Dios, que nos guarde de mano de los filisteos.
Y descontentó á Samuel esta palabra que dijeron: Danos rey que nos juzgue. Y Samuel oró á Jehová.
Empero el pueblo no quiso oir la voz de Samuel; antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros:
Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas mozas que salían por agua, á las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente?
Y ellas respondiéndoles, dijeron: Sí; helo aquí delante de ti: date pues priesa, porque hoy ha venido á la ciudad en atención á que el pueblo tiene hoy sacrificio en el alto.
Pero los impíos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y tuviéronle en poco, y no le trajeron presente: mas él disimuló.
Y SUBIO Naas Ammonita, y asentó campo contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron á Naas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos.
Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros á todos los términos de Israel; y si nadie hubiere que nos defienda, saldremos á ti.
Y llegando los mensajeros á Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo lloró á voz en grito.
Y los de Jabes dijeron: Mañana saldremos á vosotros, para que hagáis con nosotros todo lo que bien os pareciere.
Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado, ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.
Y ellos clamaron á Jehová, y dijeron: Pecamos, que hemos dejado á Jehová, y hemos servido á los Baales y á Astaroth: líbranos pues ahora de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos.
Mostráronse pues ambos á la guarnición de los Filisteos, y los Filisteos dijeron: He aquí los Hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido.
Y los hombres de la guarnición respondieron á Jonathán y á su paje de armas, y dijeron: Subid á nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonathán dijo á su paje de armas: Sube tras mí, que Jehová los ha entregado en la mano de Israel.
Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los Filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Lleguémonos aquí á Dios.
Hizo pues Samuel como le dijo Jehová: y luego que él llegó á Beth-lehem, los ancianos de la ciudad le salieron á recibir con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, que el espíritu malo de parte de Dios te atormenta.
Y los siervos de Achîs le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste á quien cantaban en corros, diciendo: Hirió Saúl sus miles, Y David sus diez miles?
Mas los que estaban con David le dijeron: He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos á Keila contra el ejército de los Filisteos?
Entonces los de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho Jehová: He aquí que entregó tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y levantóse David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.
He aquí han visto hoy tus ojos como Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva: y dijeron que te matase, mas te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque ungido es de Jehová.
Y como llegaron los criados de David, dijeron á Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron.
Y tornándose los criados de David, volviéronse por su camino, y vinieron y dijeron á David todas estas palabras.
Y dijeron los príncipes de los Filisteos: ¿Qué hacen aquí estos Hebreos? Y Achîs respondió á los príncipes de los Filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días ó algunos años, y no he hallado cosa en él
Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Pues que no fueron con nosotros, no les daremos de la presa que hemos quitado, sino á cada uno su mujer y sus hijos; los cuales tomen y se vayan.
Y trajeron la cabeza de Is-boseth á David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boseth hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y Jehová ha vengado hoy á mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
Los príncipes de los hijos de Ammón dijeron á Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David á tu padre te ha enviado consoladores? ¿no ha enviado David sus siervos á ti por reconocer é inspeccionar la ciudad, para destruirla?
Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están prestos á todo lo que nuestro señor el rey eligiere.
Entonces Absalom y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai Arachîta es mejor que el consejo de Achitophel. Porque había Jehová ordenado que el acertado consejo de Achitophel se frustara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalom.
Miel, manteca, ovejas, y quesos de vacas, para que comiesen; porque dijeron: Aquel pueblo está hambriento, y cansado, y tendrá sed en el desierto.
Y he aquí todos los varones de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y á su familia, y á todos los varones de David con él?
Entonces respondieron los varones de Israel, y dijeron á los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros: ¿por qué pues nos habéis tenido en poco? ¿no hablamos nosotros primero en volver á nuestro rey? Y el razona
Y viéndolo todo el pueblo, cayeron sobre sus rostros, y dijeron: Jehová es el Dios! Jehová es el Dios!
Y volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié á decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás.
Y los siervos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura, se verá si no los vencemos.
Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel que son reyes clementes: pongamos pues ahora sacos en nuestros lomos, y sogas en nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel: por ventura te salvará la vida.
Esto tomaron aquellos hombres por buen agüero, y presto tomaron esta palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano Ben-adad! Y él dijo: Id, y traedle. Ben-adad entonces se presentó á Achâb, y él le hizo subir en un carro.
Entonces el rey de Israel juntó los profetas, como cuatrocientos hombres, á los cuales dijo: ¿Iré á la guerra contra Ramoth de Galaad, ó la dejaré? Y ellos dijeron: Sube; porque el Señor la entregará en mano del rey.
Y como los capitanes de los carros vieron á Josaphat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y viniéronse á él para pelear con él; mas el rey Josaphat dió voces.
Y viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó de la otra parte, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y viniéronle á recibir, é inclináronse á él hasta la tierra.
Y los hombres de la ciudad dijeron á Eliseo: He aquí el asiento de esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra enferma.
Y dijeron: Sangre es esta de espada! Los reyes se han revuelto, y cada uno ha muerto á su compañero. Ahora pues, Moab, á la presa!
LOS hijos de los profetas dijeron á Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho.
Y había cuatro hombres leprosos á la entrada de la puerta, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?
Y ellos dijeron: Mentira; decláranoslo ahora. Y él dijo: Así y así me habló, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel.
Entonces tomaron prestamente su ropa, y púsola cada uno debajo de él en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú es rey.
Mas ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí dos reyes no pudieron resistirle, ¿cómo le resistiremos nosotros?
Halló allí á los hermanos de Ochôzías rey de Judá, y díjoles: ¿Quién sois vosotros? Y ellos dijeron: Somos hermanos de Ochôzías, y hemos venido á saludar á los hijos del rey, y á los hijos de la reina.
Sacando luego Joiada al hijo del rey, púsole la corona y el testimonio, é hiciéronle rey ungiéndole; y batiendo las manos dijeron: Viva el rey!
Entonces dijeron ellos al rey de Asiria: Las gentes que tú traspasaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no saben la costumbre del Dios de aquella tierra, y él ha echado leones en ellos, y he aquí los matan, porque no saben la costumbre del Dios de la
Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezechîas, y díjole: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde vinieron á ti? Y Ezechîas le respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia.
Y los moradores de Jebus dijeron á David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.
Los príncipes de los hijos de Ammón dijeron á Hanán: ¿A tu parecer honra David á tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿no vienen antes sus siervos á ti para escudriñar, é inquirir, y reconocer la tierra?
Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.
Entonces el rey de Israel juntó cuatrocientos profetas, y díjoles: ¿Iremos á la guerra contra Ramoth de Galaad, ó estaréme yo quieto? Y ellos dijeron: Sube, que Dios los entregará en mano del rey.
Y como los capitanes de los carros vieron á Josaphat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y cercáronlo para pelear; mas Josaphat clamó, y ayudólo Jehová, y apartólos Dios de él:
Y buscando á Ochôzías, el cual se había escondido en Samaria, tomáronlo, y trajéronlo á Jehú, y le mataron; y diéronle sepultura, porque dijeron: Es hijo de Josaphat, el cual buscó á Jehová de todo su corazón. Y la casa de Ochôzías no tenía fuerzas para p
Y durmió Uzzías con sus padres, y sepultáronlo con sus padres en el campo de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Joatham su hijo en lugar suyo.
Entonces el rey Ezechîas y los príncipes dijeron á los Levitas que alabasen á Jehová por las palabras de David y de Asaph vidente: y ellos alabaron con grande alegría, é inclinándose adoraron.
Y respondió todo aquel concurso, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme á tu palabra.
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos, y los matemos, y hagamos cesar la obra.
Y dijeron: Devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué los sacerdotes, y juramentélos que harían conforme á esto.
Y JUNTOSE todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron á Esdras el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual mandó Jehová á Israel.
Y Nehemías el Tirsatha, y el sacerdote Esdras, escriba, y los Levitas que hacían entender al pueblo, dijeron á todo el pueblo: Día santo es á Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley
Y dijeron los Levitas, Jesuá y Cadmiel, Bani, Hosabnías, Serebías, Odaías, Sebanías y Pethaía: Levantaos, bendecid á Jehová vuestro Dios desde el siglo hasta el siglo: y bendigan el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.
Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición, y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones;
Y dijeron los criados del rey, sus oficiales: Busquen al rey mozas vírgenes de buen parecer;
Y los siervos del rey que estaban á la puerta, dijeron á Mardochêo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
Y dijeron á Mardochêo las palabras de Esther.
El infierno y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.
Que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios están con nosotros: ¿quién nos es señor?
Y ensancharon sobre mí su boca; Dijeron: Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
Al Músico principal: en Neginoth: Masquil de David, cuando vinieron los Zipheos y dijeron á Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierrra? OH Dios, sálvame por tu nombre, Y con tu poder defiéndeme.
Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en el tierra.
Y dijeron: No verá JAH, Ni entenderá el Dios de Jacob.
Ni dijeron los que pasaban: Bendición de Jehová sea sobre vosotros; Os bendecimos en el nombre de Jehová.
Los cuales le dijeron: Ezechîas dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es este día: porque los hijos han llegado hasta la rotura, y no hay fuerza en la que pare.
Y ponerlo he en mano de tus angustiadores que dijeron á tu alma: Encórvate, y pasaremos. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, á los que pasan.
Oid palabra de Jehová, vosotros los que tembláis á su palabra: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese Jehová. Mas él se mostrará con alegría vuestra, y ellos serán confundidos.
Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de tierra de Egipto, que nos hizo andar por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
Negaron á Jehová, y dijeron: El no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos cuchillo ni hambre;
Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora á Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo; los tiempos establecidos de la siega nos guarda.
Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
Desperté también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad á la voz de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.
¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados, y las aves; porque dijeron: No verá él nuestras postrimerías.
Y dijeron: Es por demás: porque en pos de nuestras imaginaciones hemos de ir, y hemos de hacer cada uno el pensamiento de su malvado corazón.
Y dijeron: Venid, y tracemos maquinaciones contra Jeremías; porque la ley no faltará del sacerdote, ni consejo del sabio, ni palabra del profeta. Venid é hirámoslo de lengua, y no miremos á todas sus palabras.
Dicen atrevidamente á los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y á cualquiera que anda tras la imaginación de su corazón, dijeron: No vendrá mal sobre vosotros.
Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.
Y dijeron los príncipes y todo el pueblo á los sacerdotes y profetas. No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.
Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Rechâb nuestro padre nos mandó, diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos:
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