'Dijeron' en la Biblia
Y ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta:
Y viendo esto los Fariseos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Y viéndolo los Fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer es sábado.
Entonces, llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña?
Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos?
Entonces, despedidas las gentes, Jesús se vino á casa; y llegándose á él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
Entonces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta palabra se ofendieron?
Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros; Jeremías, ó alguno de los profetas.
Entonces, llegándose los discípulos á Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera?
Y como llegaron á Capernaum, vinieron á Pedro los que cobraban las dos dracmas, y dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
Y respondiendo á Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Ni yo os digo con qué autoridad hago esto.
Mas los labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad.
Y las fatuas dijeron á las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Dícele Pedro. Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.
¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.
Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á nosotros? Viéras lo tú.
Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.
Y respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: á Barrabás.
Y los escribas y los Fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron á sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?
Entonces los Fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?
Y la gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos te buscan fuera.
Y le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
Y respondiendo él, les dijo: Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
Y él les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Id, y vedlo. Y sabiéndolo, dijeron: Cinco, y dos peces.
Y les pregunto: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete.
Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Doce.
Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Siete.
Y ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar.
Y ellos le dijeron: Danos que en tu gloria nos sentemos el uno á tu diestra, y el otro á tu siniestra.
Y ellos dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados.
Y unos de los que estaban allí, les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?
Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado: y los dejaron.
Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
Y ellos se la trajeron y les dice: ¿Cúya es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.
Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?
Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez á Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu habla es semejante.
Y le dijeron: ¿Por qué? nadie hay en tu parentela que se llame de este nombre.
Y aconteció que como los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos á los otros: Pasemos pues hasta Bethlehem, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado.
Y vinieron también publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los Fariseos, y tus discípulos comen y beben?
Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?
Y como los hombres vinieron á él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado á ti, diciendo: ¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
Y el día había comenzado á declinar; y llegándose los doce, le dijeron: Despide á las gentes, para que yendo á las aldeas y heredades de alrededor, procedan á alojarse y hallen viandas; porque aquí estamos en lugar desierto.
Y les dice: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, si no vamos nosotros á comprar viandas para toda esta compañía.
Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.
Y pasada aquella voz, Jesús fué hallado solo: y ellos callaron; y por aquellos días no dijeron nada á nadie de lo que habían visto.
Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías?
Y dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Y los que lo oían, dijeron: ¿Y quién podrá ser salvo?
Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
Y ellos dijeron: Porque el Señor lo ha menester.
Entonces algunos de los Fariseos de la compañía, le dijeron: Maestro, reprende á tus discípulos.
Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros. Y como ellos lo oyeron, dijeron: Dios nos libre!
Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.
Y respondiéndole unos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.
Y á ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y él les dijo: Basta.
Y viendo los que estaban con él lo que había de ser, le dijeron: Señor, ¿heriremos á cuchillo?
Y dijeron todos: ¿Luego tú eres Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que yo soy.
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio deseamos? porque nosotros lo hemos oído de su boca.
Y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro á tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, las que dijeron estas cosas á los apóstoles.
Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fué varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive.
Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguir le, díceles: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabbí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?
Dijeron luego los Judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?
Y muchos de sus discípulos oyéndo lo, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oir?
Entonces los Judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir éste que no le hallemos? ¿Se ha de ir á los esparcidos entre los Griegos, y á enseñar á los Griegos?
Y los ministriles vinieron á los principales sacerdotes y á los Fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?
Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.
Entonces los Judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre.
Entonces le dijeron: ¿Dónde está aquél? El dijo: No sé.
Respondiéronles sus padres y dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego:
Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los Judíos: porque ya los Judíos habían resuelto que si alguno confesase ser él el Mesías, fuese fuera de la sinagoga.
Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle á él.
Y le ultrajaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros discípulos de Moisés somos.
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, salvo estará.
Dijeron entonces los Judíos: Mirad cómo le amaba.
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste que abrió los ojos al ciego, hacer que éste no muriera?
Mas los Fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada aprovecháis? he aquí, el mundo se va tras de él.
Entonces dijeron algunos de sus discípulos unos á otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un poquito, y no me veréis; y otra vez un poquito, y me veréis: y, por que yo voy al Padre?
Volvióles, pues, á preguntar: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús Nazareno.
Díceles entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los Judíos le dijeron: A nosotros no es lícito matar á nadie:
Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.
Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos,
Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón, y dijeron á Pedro y á los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes á vosotros que á Dios:
Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz á Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, la mar, y todo lo que en ellos hay;
Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es menester obedecer á Dios antes que á los hombres.
Así que, los doce convocaron la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, y sirvamos á las mesas.
Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un santo ángel, de hacerte venir á su casa, y oir de ti palabras.
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