'Entonces' en la Biblia
Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén camino de un sábado.
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones debajo del cielo.
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Entonces Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Príncipes del pueblo, y ancianos de Israel:
Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras e ignorantes, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que interpretado es, hijo de consolación), levita, natural de Chipre,
Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y expiró. Y vino gran temor sobre todos los que lo oyeron.
Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
Entonces se levantó el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, que es la secta de los saduceos, y se llenaron de celos;
Entonces fue el magistrado con los oficiales, y los trajo sin violencia; porque temían ser apedreados por el pueblo.
Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, honorable ante todo el pueblo, mandó que hiciesen sacar por un momento a los apóstoles,
Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.
Entonces se levantaron unos de la sinagoga que se llama de los libertinos, y cireneos, y alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia, disputando con Esteban.
Entonces sobornaron a unos hombres que dijeron: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.
Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Entonces el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así?
Entonces salió de la tierra de los caldeos, y habitó en Harán: y de allí, muerto su padre, Él le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.
Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos.
Entonces el que maltrataba a su prójimo, le empujó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros?
Entonces le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás tierra santa es.
Entonces Dios se apartó, y los entregó a que sirviesen al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, oh casa de Israel?
Entonces dando grandes voces, y tapándose sus oídos, arremetieron a una contra él.
Entonces Felipe descendió a la ciudad de Samaria, y les predicaba a Cristo.
Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.
Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero.
Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí.
Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le predicó el evangelio de Jesús.
Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole de la mano, lo trajeron a Damasco.
Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, de cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;
Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro en una canasta.
Entonces Bernabé, tomándole, le trajo a los apóstoles, y les contó cómo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con denuedo en el nombre de Jesús.
Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, y Galilea, y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del Señor; y en el consuelo del Espíritu Santo se multiplicaban.
Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que interpretado quiere decir, Dorcas. Ésta era llena de buenas obras y de limosnas que hacía.
Pedro entonces levantándose, fue con ellos. Y cuando llegó, le llevaron al aposento alto, y todas las viudas le rodearon, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.
Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió sus ojos, y viendo a Pedro, se incorporó.
Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.
Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que le eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
Entonces les invitó a entrar, y los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayuno; y a la hora novena yo oraba en mi casa, y he aquí un varón se puso delante de mí en vestidura resplandeciente,
Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: A la verdad entiendo que Dios no hace acepción de personas;
Porque los oían hablar en lenguas y magnificar a Dios. Entonces respondió Pedro:
Y les mandó que fueran bautizados en el nombre del Señor. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Entonces comenzó Pedro a narrarles por orden lo sucedido, diciendo:
Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Entonces me acordé de la palabra del Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha concedido Dios arrepentimiento para vida.
Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar ayuda a los hermanos que habitaban en Judea:
Y viendo que había agradado a los judíos, procedió para prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura.
Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo en verdad que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.
Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella afirmaba que así era. Entonces ellos decían: Es su ángel.
Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía ciertos profetas y maestros; Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio cireneo, y Manahén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando sus ojos en él,
Entonces el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd:
Entonces Pablo y Bernabé, tomando denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas ya que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
Ellos entonces sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, se fueron a Iconio.
Entonces el sacerdote de Júpiter, que estaba delante de la ciudad de ellos, trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, quería ofrecer sacrificio con el pueblo.
Entonces vinieron ciertos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos, diciendo: Si no os circuncidáis conforme a la costumbre de Moisés, no podéis ser salvos.
Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuántos milagros y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé; a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos,
Él entonces, pidiendo luz, entró corriendo, y temblando, se derribó a los pies de Pablo y de Silas;
Entonces Pablo les dijo: Nos azotaron públicamente sin ser condenados; siendo hombres romanos, nos echaron en la cárcel; ¿y ahora nos echan secretamente? No, de cierto, sino dejad que vengan ellos mismos y nos saquen.
Entonces los hermanos, inmediatamente enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo veo que sois muy supersticiosos;
Entonces el Señor en una visión de noche, dijo a Pablo: No temas, sino habla, y no calles;
Entonces todos los griegos, tomando a Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; mas a Galión nada se le daba de ello.
Entonces les dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, haciendo señal con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo.
Entonces el escribano, cuando hubo apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios ¿qué hombre hay que no sepa que la ciudad de los efesios es adoradora de la gran diosa Diana, y de la imagen caída de Júpiter?
Entonces descendió Pablo y se derribó sobre él, y abrazándole, dijo: No os turbéis, que su vida está en él.
Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose sobre el cuello de Pablo, le besaban,
Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.
Entonces Pablo tomó consigo aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, hasta que una ofrenda fuese ofrecida por cada uno de ellos.
Entonces llegando el tribuno, le prendió, y le mandó atar con dos cadenas; y preguntó quién era, y qué había hecho.
Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; y te ruego que me permitas hablar al pueblo.
Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quién tú persigues.
Entonces un Ananías, varón piadoso conforme a la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que moraban allí,
Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva.
Entonces vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú romano? Él dijo: Sí.
Y respondió el tribuno: Yo con grande suma alcancé esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo la tengo de nacimiento.
Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy.
Entonces Pablo le dijo: Dios te golpeará a ti, pared blanqueada: ¿Pues tú estás sentado para juzgarme conforme a la ley, y contra la ley me mandas golpear?
Entonces él le tomó y le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese a ti a este joven, porque tiene algo que decirte.
Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto.
Entonces los soldados, tomando a Pablo como les era mandado, le llevaron de noche a Antípatris.
Entonces Félix, oídas estas cosas, teniendo mejor conocimiento de este Camino, les puso dilación, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias acabaré de conocer de vuestro asunto.
Entonces el sumo sacerdote y los principales de los judíos se presentaron ante él contra Pablo; y le rogaron,
Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás.
Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él dijo: Mañana le oirás.
Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones aquí presentes con nosotros; veis a este hombre, del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir más;
Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:
Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y Él dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.
Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Señores, debían por cierto haberme oído, y no haber zarpado de Creta, para recibir este daño y pérdida.