'Eran' en la Biblia
cuatro mil {eran} porteros y cuatro mil alababan al SEÑOR con los instrumentos que David había hecho para rendir alabanza.
Porque de acuerdo con las últimas palabras de David, los hijos de Leví {eran} contados de veinte años para arriba;
Así fueron divididos por suerte los unos y los otros; porque eran funcionarios del santuario y funcionarios de {la casa de} Dios, tanto los descendientes de Eleazar como los descendientes de Itamar.
El número de los que fueron instruidos en el canto al SEÑOR, con sus parientes, todos los que eran hábiles, {fue de} doscientos ochenta y ocho.
También de Semaías su hijo nacieron hijos que fueron señores sobre la casa de sus padres; porque eran varones valientes de gran valor.
Los hijos de Laadán, hijos de los gersonitas de Laadán, {es decir,} los jehielitas, {eran} los jefes de las {casas} paternas de Laadán gersonita.
De los izharitas, Quenanías y sus hijos eran gobernadores y jueces sobre Israel en las obras de fuera.
De los hebronitas, Hasabías y sus hermanos, hombres de valor, que eran mil setecientos, presidían a Israel al otro lado del Jordán, al occidente, en toda la obra del SEÑOR, y en el servicio del rey.
Y sus hermanos, hombres valientes, eran dos mil setecientos, cabezas paternas, los cuales el rey David constituyó sobre los rubenitas, gaditas, y sobre la media tribu de Manasés, para todas las cosas de Dios, y las cosas del rey.
Y los hijos de Israel según su número, que eran cabezas paternas, capitanes de mil y de cien, y sus oficiales de los que servían al rey en todos los negocios de las cuadrillas que entraban y salían cada mes en todos los meses del año, cada cuadrilla era de veinticuatro mil.
de Dan, Azareel, hijo de Jeroham. Estos {eran} los príncipes de las tribus de Israel.
Y no tomó David el número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto el SEÑOR había dicho que él había de multiplicar a Israel como las estrellas del cielo.
y de las ovejas, Jaziz, el agareno. Todos éstos eran príncipes de la hacienda del rey David.
Los caballos de Salomón eran importados de Egipto y de Coa, y los mercaderes del rey los adquirían de Coa por cierto precio.
Y debajo de él había figuras de bueyes que lo circundaban, diez en cada codo todo alrededor; eran dos órdenes de bueyes fundidos juntamente con el mar.
y las despabiladeras, los tazones, las cucharas y los incensarios de oro puro. La entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo y las puertas de la casa para la nave {eran también} de oro.
Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras del arca se podían ver delante del santuario interior, mas no se podían ver {desde} afuera; y allí están hasta hoy.
Y a todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y jebuseos, que no eran de Israel,
Y de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus príncipes y sus capitanes, y príncipes de sus carros, y su gente de a caballo.
Y estos eran los principales oficiales del rey Salomón: doscientos cincuenta que gobernaban sobre el pueblo.
Todos los vasos de beber del rey Salomón {eran} de oro, y todas las vasijas de la casa del bosque del Líbano {eran} de oro puro. A la plata no se le atribuía valor en los días de Salomón,
a Zora, a Ajalón, y a Hebrón, que eran en Judá y en Benjamín, ciudades fuertes.
Cuando Judá se volvió, he aquí que eran atacados por delante y por detrás. Clamaron, pues, al SEÑOR, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
Asa tenía un ejército de 300,000 {hombres} de Judá que llevaban escudos grandes y lanzas, y 280,000 de Benjamín que llevaban escudos y usaban arcos. Todos ellos eran valientes guerreros.
Mas con todo eso los lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto mientras vivió.
Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y muchísima gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en el SEÑOR, él los entregó en tus manos.
Estos eran siervos del rey, sin los que el rey había puesto en las ciudades de guarnición por toda Judea.
Con todo eso los lugares altos no eran quitados; pues el pueblo aun no había preparado su corazón al Dios de sus padres.
Y tuvo hermanos, los hijos de Josafat: Azarías, Jehiel, Zacarías, Azaryahu, Micael y Sefatías. Todos estos {eran} hijos de Josafat, rey de Israel.
antes has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicara Judá, y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la casa de tu padre, los cuales eran mejores que tú,
Entonces el SEÑOR incitó contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes que eran vecinos de los etíopes;
Mas los sacerdotes eran pocos, y no podían bastar a desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los otros sacerdotes se santificaron; porque los levitas tuvieron mayor rectitud de corazón para santificarse, que los sacerdotes.
Y Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía {eran} inspectores bajo el mando de Conanías y de Simei, su hermano, por nombramiento del rey Ezequías, y Azarías {era} el oficial {principal} de la casa de Dios.
y a los que eran contados entre los sacerdotes por las familias de sus padres, y a los levitas de edad de veinte años arriba, por sus estancias y órdenes;
Y le entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran sobrestantes en la Casa del SEÑOR; los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la Casa del SEÑOR, para reparar y restaurar la Casa.
Y estos varones trabajaban con fidelidad en la obra; y eran sus gobernadores Jahat y Abdías, levitas de los hijos de Merari; y Zacarías y Mesulam de los hijos de Coat, para que activaran la obra; y de los levitas, todos los entendidos en instrumentos de música.
También velaban sobre los cargadores, y eran sobrestantes de los que se ocupaban en cualquier clase de obra; y de los levitas había escribas, gobernadores, y porteros.
Y dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel, y que eran santos al SEÑOR: Poned el arca del santuario en la Casa que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no la carguéis más sobre los hombros. Ahora serviréis al SEÑOR vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
Mas Josías no volvió su rostro de él, antes se disfrazó para darle batalla, y no escuchó las palabras de Necao, que eran de boca de Dios; y vino a darle la batalla en el campo de Meguido.
Y éstos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel.
sin sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.
Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;
Pero muchos sacerdotes y Levitas y jefes de {casas} paternas, que ya eran ancianos y que habían visto el primer templo, cuando se echaban los cimientos de este templo delante de sus ojos, lloraban en alta voz mientras muchos daban gritos de alegría.
Entonces les dijimos en orden a esto, ¡cuáles eran los nombres de los varones que edificaban este edificio!
También les preguntamos sus nombres para informarte, {y} para dar por escrito los nombres de los hombres que eran sus jefes.
Mas acaeció que oyendo Sanballat y Tobías, y los Arabes, y los Ammonitas, y los de Asdod, que los muros de Jerusalem eran reparados, porque ya los portillos comenzaban á cerrarse, encolerizáronse mucho;
Lo que se preparaba para cada día era un buey {y} seis ovejas escogidas, también eran preparadas aves para mí; cada diez días toda clase de vino {se proveía} en abundancia. Y con todo esto, no reclamé el pan del gobernador, porque era pesada la servidumbre sobre este pueblo.
Y éstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:
sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
Sus caballos {eran} setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;
Maazías, Bilgai, y Semaías; éstos eran sacerdotes.
Y los porteros, Acub, Talmón y sus parientes, que guardaban las puertas, {eran} ciento setenta y dos.
Y los netineos habitaban en Ofel (la fortaleza); y Ziha y Gispa eran sobre los netineos.
Salú, Amoc, Hilcías, y Jedaías. Estos eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa.
Y los levitas {eran} Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá {y} Matanías, encargado, él y sus hermanos, de los cánticos de acción de gracias.
Y los principales de los levitas {eran} Hasabías, Serebías y Jesúa, hijo de Cadmiel, con sus hermanos frente a ellos, para alabar {y} dar gracias, según lo prescrito por David, hombre de Dios, sección frente a sección.
Matanías y Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las entradas de las puertas.
Y puse sobre los cilleros a Selemías sacerdote, y a Sadoc escriba, y de los levitas, a Pedaías; y a mano de ellos Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y de ellos eran el repartir a sus hermanos.
Eran los días de Asuero (Jerjes), el {rey} Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía {sobre} 127 provincias.
Y daban a beber en vasos de oro (los vasos eran diferentes unos de otros), y mucho vino real, conforme a la facultad del rey.
Y cuando eran juntadas las vírgenes la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey.
Eran echados de entre los hombres, y todos les daban gritos como al ladrón.
Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque todos eran más viejos de días que él.
¿Y eran calientes tus vestidos cuando él daba el reposo a la tierra del mediodía?
¿Quién es el que oscurece el consejo sin ciencia? Por tanto yo denunciaba lo que no entendía; Cosas que me eran ocultas, y que no las sabía.
Me libró de mi fuerte enemigo, y de los que me aborrecían, aunque ellos eran más fuertes que yo.
Las palabras de su boca eran más blandas que la mantequilla, pero en su corazón {había} guerra; más suaves que el aceite eran sus palabras, sin embargo, eran espadas desnudas.
Los hijos de Efraín eran arqueros bien equipados, {pero} volvieron las espaldas el día de la batalla.
pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.
Y se acordó que eran carne; soplo que va y no vuelve.
Cuando eran pocos en número, muy pocos, y forasteros en ella,
Y en cuanto a todas las colinas que eran cultivadas con la azada, no irás allá por temor de las zarzas y espinos; se convertirán en lugar para soltar los bueyes y para ser hollado por las ovejas.
y visteis que eran muchas las brechas {en la muralla} de la ciudad de David, y recogisteis las aguas del estanque inferior.
y {estuvieron} en muchas aguas. Sus ingresos eran el grano del Nilo y la cosecha del río, y ella era el mercado de las naciones.
¿Quién decretó esto sobre Tiro, la coronada, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?
Se perdió el vino nuevo, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
y a los dioses de ellos pusieron en fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los deshicieron.
Y salió el ángel del SEÑOR e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; cuando {los demás} se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres.
Miré, y he aquí el Carmelo desierto, y todas sus ciudades eran asoladas a la presencia del SEÑOR, a la presencia de la ira de su furor.
Eran caballos cebados {y} fogosos, cada cual relinchando tras la mujer de su prójimo.
Cuando se presentaban tus palabras, yo las comía; tus palabras eran para mí el gozo y la alegría de mi corazón, porque se me llamaba por tu nombre, oh SEÑOR, Dios de los ejércitos.
``Restauraré el bienestar de Judá y el bienestar de Israel y los reedificaré como eran al principio.
Había noventa y seis granadas en cada orden; todas ellas eran cien sobre la red alrededor.
Sus consagrados eran más puros que la nieve, más blancos que la leche, más rojizos de cuerpo que los corales, {como} el zafiro su apariencia.
Sámec: Les daban voces: Apartaos ¡Inmundicia!, Apartaos, apartaos, no toquéis: porque eran contaminados; y cuando fueron traspasados, dijeron entre los gentiles: Nunca más morarán aquí.
Nuestros perseguidores eran más veloces que las águilas del cielo; por los montes nos persiguieron, en el desierto nos tendieron emboscadas.
Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como la planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
Tales eran sus rostros; y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos.
En medio de los seres vivientes había algo que parecía carbones encendidos en llamas, eran como antorchas que se lanzaban de un lado a otro entre los seres vivientes. El fuego resplandecía, y del fuego salían rayos.
El aspecto de las ruedas y su hechura {era} como el brillo del crisólito, y las cuatro tenían la misma forma; su aspecto y su hechura {eran} como si una rueda estuviera dentro de la {otra} rueda.
Y sus costillas eran altas y temerosas, y llenas de ojos alrededor en todas cuatro.
En cuanto al parecer de ellas, las cuatro eran de una forma, como si estuviera una en medio de otra.
Entonces los querubines se levantaron. Estos eran los seres vivientes que yo había visto en el río Quebar.
Estos eran los animales que vi debajo del Dios de Israel en el río de Quebar; y conocí que eran querubines.
Y la figura de sus rostros eran los rostros que vi junto al río de Quebar, su parecer y su ser; cada uno caminaba en derecho de su rostro.
`Tomaste además a tus hijos y a tus hijas que habías dado a luz para mí, y se los sacrificaste como alimento. ¿Acaso eran poca cosa tus prostituciones,
`También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían vivir;
Sus nombres eran Aholá, la mayor, y Aholibá, su hermana. Vinieron a ser mías y dieron a luz hijos e hijas. Y {en cuanto a} sus nombres, Aholá es Samaria y Aholibá es Jerusalén.
`Los habitantes de Sidón y de Arvad eran tus remeros; tus sabios, Tiro, estaban a bordo; eran tus pilotos.
`Los persas, los de Lud y los de Fut eran en tu ejército tus hombres de guerra. Colgaban en ti el escudo y el yelmo, manifestaban tu esplendor.
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