'Hombre' en la Biblia
- 1.Gé 1:26-Deuteronomio 20:8
- 2.Deuteronomio 20:19-1 Reyes 20:39
- 3.2 Reyes 4:42-Salmos 37:23
- 4.Salmos 38:14-Proverbios 21:28
- 5.Proverbios 21:29-Isaías 17:7
- 6.Isaías 19:17-Ezequiel 12:9
- 7.Ezequiel 12:18-Amós 2:7
- 8.Amós 4:13-Marcos 3:27
- 9.Marcos 4:26-Lucas 22:10
- 10.Lucas 22:22-Romanos 14:20
- 11.1 Corintios 2:9-Apocalipsis 21:17
El hombre impío endurece su rostro; mas el recto ordena sus caminos.
No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos;
¿Has visto hombre solícito en su obra? Delante de los reyes estará; no estará delante de los oscuros.
No comas pan de hombre de mal ojo, ni codicies sus manjares;
El hombre sabio es fuerte; y el hombre entendido es valiente de fuerza.
Al que piensa mal hacer le llamarán hombre de malos pensamientos.
si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras.
Pasé junto a la heredad del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre de escudo.
Como nubes y vientos sin lluvia, así es el hombre que se jacta en don de mentira.
Martillo y cuchillo y saeta aguda, es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio.
Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del loco que de él.
tal es el hombre que daña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma.
El carbón para brasas, y la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para encender contienda.
Como el ave se va de su nido, así es el hombre que se va de su lugar.
Hierro con hierro se aguza; y el hombre le da ánimo a su amigo.
Como en agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al hombre.
El sepulcro y la perdición nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro; y al hombre la boca del que lo alaba.
Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos; mas por el hombre entendido y sabio permanecerá sin mutación.
El hombre pobre y robador de los pobres, es lluvia de avenida que deja sin pan.
El hombre rico es sabio en su opinión; mas el pobre entendido es más sabio que él.
Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; mas cuando los impíos son levantados, el hombre cuerdo se esconderá.
Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios ; mas el que endurece su corazón, caerá en mal.
El hombre que hace violencia con sangre de persona, huirá hasta el sepulcro, y nadie le sustentará.
El hombre de la verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se apresura a enriquecer, no será absuelto.
Tener acepción de personas en el juicio , no es bueno; hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre.
Se apresura a ser rico el hombre de mal ojo; y no conoce que le ha de venir pobreza.
El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua.
El que roba a su padre o a su madre, y dice que no es maldad, compañero es del hombre destruidor.
Cuando los impíos son levantados, el hombre cuerdo se esconderá; mas cuando perecen, los justos se multiplican.
El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado; y no habrá para él medicina.
El hombre que ama la sabiduría, alegra a su padre; mas el que mantiene rameras, perderá la hacienda.
El rey con el juicio afirma la tierra; mas el hombre amigo de presentes la destruirá.
El hombre que lisonjea a su prójimo, red tiende delante de sus pasos.
En la prevaricación del hombre malo hay lazo; mas el justo cantará y se alegrará.
Si el hombre sabio contendiere con el loco, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo.
¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del loco que de él.
El hombre iracundo levanta contiendas; y el furioso muchas veces peca.
La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
Abominación es a los justos el hombre inicuo; y abominación es al impío el de rectos caminos.
Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, ni tengo entendimiento de hombre.
El rastro del águila en el aire; el rastro de la culebra sobre la peña; el rastro de la nave en medio del mar; y el rastro del hombre en la doncella.
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
Todas las cosas andan en trabajo más de lo que el hombre pueda decir; los ojos nunca se sacian de ver, ni los oídos de oír.
Después volví yo a mirar para ver la sabiduría, y los desvaríos; y la locura (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?).
¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.
Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y fatiga de su corazón, en que él trabajó debajo del sol?
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
Porque al hombre que es bueno delante de Dios, él le da sabiduría y ciencia y alegría, mas al pecador le dio la ocupación de que allegue y amontone, para que dé al bueno delante de él. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y aun el mundo les entregó a su voluntad, de tal manera que no alcance el hombre esta obra de Dios desde el principio hasta el fin.
Y también he conocido que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de todo su trabajo.
Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.
Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque esta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que será después de él?
He visto asimismo que todo trabajo y toda rectitud de obras mueve la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Es el hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni aun sus ojos se sacian de sus riquezas, ni piensa : ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.
Asimismo, a todo hombre a quien Dios dio riquezas y hacienda, también le dio facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce su trabajo; esto es don de Dios.
El del hombre a quien Dios dio riquezas, y hacienda, y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le dio facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto vanidad es, y enfermedad maligna.
Si el hombre engendrare cien hijos , y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que el abortivo es mejor que él.
Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia.
El que es, ya su nombre ha sido nombrado; y se sabe que es hombre, y que no podrá contender con el que es más fuerte que él.
Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre?
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales el hace que sean como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
Porque en la sombra de la ciencia, y en la sombra del dinero reposa el hombre ; mas la sabiduría excede en que da vida a sus poseedores.
En el día del bien goza del bien; y en el día del mal abre los ojos y aprende . Dios también hizo esto (el día de mal ) delante de lo otro, para que el hombre no halle nada después de él.
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
lo que aún busca mi alma, y no encuentro: un hombre entre mil he hallado; mas mujer de todas éstas nunca hallé.
He aquí, solamente he hallado esto: que Dios hizo al hombre recto, mas ellos buscaron muchas perversiones.
¿Quién como el sabio? ¿Y quién como el que sabe la interpretación de las cosas? La sabiduría de éste hombre hará relucir su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
Porque para toda voluntad hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que se hace debajo del sol; el tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
Por tanto alabé yo la alegría; que no tenga el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba, y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le dio debajo del sol.
Y he visto acerca de todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar a entender la obra que se hace debajo del sol; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que sabe, no la podrá alcanzar.
Ciertamente a todo esto di mi corazón, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; y que no sabe el hombre ni el amor ni el odio por todo lo que pasa delante de él.
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se prenden en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel pobre hombre.
El loco multiplica palabras, y dice : no sabe el hombre lo que será; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?
mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado alegría; si después trajere a la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido vanidad.
cuando también temerán de lo alto, y los tropezones en el camino; y florecerá el almendro, y se cargará la langosta, y se perderá el apetito; porque el hombre va a la casa de su siglo, y los endechadores andarán en derredor por la plaza.
El fin de todo el sermón es oído: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es toda la felicidad del hombre.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarán.
Y todo hombre se ha inclinado, y todo varón se ha humillado, por tanto, no los perdonarás.
La altivez de los ojos del hombre será abatida; y la soberbia de los hombres será humillada; y solo el SEÑOR será ensalzado en aquel día.
Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo el SEÑOR será ensalzado en aquel día.
Aquel día el hombre arrojará en las cuevas de los topos, y de los murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;
Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
el valiente, y el hombre de guerra, el juez, y el profeta, el adivino, y el anciano;
el capitán de cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente, y el sabio de elocuencia.
Y echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente sea llamado tu nombre sobre nosotras, quita nuestro oprobio.
Ciertamente la viña del SEÑOR de los ejércitos es la casa de Israel, y todo hombre de Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio, y he aquí opresión; justicia, y he aquí clamor.
Y todo hombre será humillado, y todo varón será abatido, y los ojos de los altivos serán bajados.
Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el SEÑOR de los ejércitos.
Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas, y sin morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea tornada en desierto;
Y acontecerá en aquel tiempo, que críe un hombre una vaca y dos ovejas;
Por la ira del SEÑOR de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como tragamiento del fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano.
Por tanto, se descoyuntarán todas la manos, y todo corazón de hombre se desleirá.
Haré más precioso que el oro fino al varón; y al hombre más que el oro de Ofir.
En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.
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