'Los' en la Biblia
E inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu como paloma descendía sobre El;
y vino una voz de los cielos, {que decía:} Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.
Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.
Yendo un poco más adelante vio a Jacobo, el {hijo} de Zebedeo, y a su hermano Juan, los cuales estaban también en la barca, remendando las redes.
Y al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras El.
Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen.
A la caída de la tarde, después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y los endemoniados.
Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.
Y El les dijo*: Vamos a otro lugar, a los pueblos vecinos, para que predique también allí, porque para eso he venido.
Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones:
Y al pasar, vio a Leví, {hijo} de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: Sígueme. Y levantándose, le siguió.
Al ver los escribas de los fariseos que El comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: ¿Por qué El come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?
Al oír {esto,} Jesús les dijo*: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando; y vinieron* y le dijeron*: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos, pero tus discípulos no ayunan?
Y Jesús les dijo: ¿Acaso pueden ayunar los acompañantes del novio mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino {y también} los odres; sino que {se echa} vino nuevo en odres nuevos.
Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas.
Entonces los fariseos le decían: Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo?
cómo entró en la casa de Dios en tiempos de Abiatar, {el} sumo sacerdote, y comió los panes consagrados que no es lícito {a nadie} comer, sino a los sacerdotes, y dio también a los que estaban con él?
Pero cuando los fariseos salieron, enseguida {comenzaron a} tramar con los herodianos en contra de Jesús, {para ver} cómo podrían destruirle.
de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran multitud, {que} al oír todo lo que {Jesús} hacía, vino a El.
porque había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones se le echaban encima para tocarle.
Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Y subió* al monte, llamó* a los que El quiso, y ellos vinieron a El.
Designó a los doce: Simón (a quien puso por nombre Pedro),
Y los escribas que habían descendido de Jerusalén decían: Tiene a Beelzebú; y: Expulsa los demonios por el príncipe de los demonios.
En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen,
Y mirando en torno a los que estaban sentados en círculo, a su alrededor, dijo*: He aquí mi madre y mis hermanos.
Otra {parte} cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.
Cuando se quedó solo, sus seguidores junto con los doce, le preguntaban {sobre} las parábolas.
Y les decía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo en parábolas;
Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo;
Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; éstos son los que han oído la palabra,
pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril.
Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.
Y llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos.
Y cuando El salió de la barca, enseguida vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas;
porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo.
Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.
Entonces le rogaba con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.
Y {los demonios} le rogaron, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
Y El les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.
Y los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y {la gente} vino a ver qué era lo que había sucedido.
Y los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido {esto} al endemoniado, y lo de los cerdos.
Pero {Jesús} no se lo permitió, sino que le dijo*: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y {cómo} tuvo misericordia de ti.
Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies.
Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga, y {Jesús} vio* el alboroto, y {a los que} lloraban y se lamentaban mucho.
Y se burlaban de El. Pero El, echando fuera a todos, tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con El, y entró* donde estaba la niña.
Y no pudo hacer allí ningún milagro; sólo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso sus manos.
Entonces llamó* a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos;
Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.
El rey Herodes se enteró {de esto,} pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la {gente} decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él.
Pero otros decían: Es Elías. Y decían otros: {Es} un profeta, como uno de los profetas {antiguos}.
Pero llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea;
y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban {a la mesa} con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.
Y aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de {sus} juramentos y de los que se sentaban con él {a la mesa,} no quiso desairarla.
Los apóstoles se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado.
Y El les dijo*: Venid, apartaos de los demás a un lugar solitario y descansad un poco. (Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer.)
Pero {la gente} los vio partir, y muchos {los} reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos.
despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer.
Entonces El tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, {los} bendijo, y partió los panes {y los} iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos.
Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces.
Los que comieron los panes eran cinco mil hombres.
porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
y recorrieron apresuradamente toda aquella comarca, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían {decir} que El estaba.
Y dondequiera que El entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.
Los fariseos, y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén, se reunieron alrededor de El;
(Porque los fariseos y todos los judíos no comen a menos de que se laven las manos cuidadosamente, observando {así} la tradición de los ancianos;
y {cuando vuelven} de la plaza, no comen a menos de que se laven; y hay muchas otras cosas que han recibido para observar{las,} como el lavamiento de los vasos, de los cántaros y de las vasijas de cobre.)
Entonces los fariseos y los escribas le preguntaron*: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen con manos inmundas?
Y El les dijo: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: ``ESTE PUEBLO CON LOS LABIOS ME HONRA, PERO SU CORAZON ESTA MUY LEJOS DE MI.
Dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.
porque no entra en su corazón, sino en el estómago, y se elimina? (Declarando {así} limpios todos los alimentos.)
Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios,
Y El le decía: Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
Pero ella respondió y le dijo*: Es cierto, Señor; {pero} aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos.
Entonces {Jesús,} tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua {con la saliva;}
y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente y le dijo*: ¿Effatá!, esto es: ¿Abrete!
Y se asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar.
y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos.
Entonces mandó* a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, {los} partió y {los} iba dando a sus discípulos para que {los} pusieran delante {de la gente;} y ellos {los} sirvieron a la multitud.
También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que éstos también los sirvieran.
{Todos} comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas.
{Los que comieron} eran unos cuatro mil; y los despidió.
Entonces salieron los fariseos y comenzaron a discutir con El, buscando de El una señal del cielo para ponerle a prueba.
Y El les encargaba diciendo: ¿Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron*: Doce.
Y cuando {partí} los siete {panes} entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron*: Siete.
Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero {los} veo como árboles que caminan.
Salió Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo; y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
Y le respondieron, diciendo: {Unos,} Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, uno de los profetas.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar.
Mas El volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: ¿Quítate de delante de mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres.
Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Y les decía: En verdad os digo que hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios después de que haya venido con poder.
Seis días después, Jesús tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó* aparte, solos, a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos;
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos.
Y se guardaron para sí lo dicho, discutiendo entre sí qué significaría resucitar de entre los muertos.