'Mas' en la Biblia
Y la luz en las tinieblas resplandece, mas las tinieblas no la comprendieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo en agua, mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
Y cuando el maestresala probó el agua hecha vino, y no sabía de dónde era (mas lo sabían los siervos que habían sacado el agua), el maestresala llamó al esposo,
para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Y ésta es la condenación; que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
El que tiene la esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo. Así pues, este mi gozo es cumplido.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Y cuando el Señor entendió que los fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan
Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, no sea que te venga alguna cosa peor.
Por esto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios.
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.
Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le iba a entregar.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha venido; mas vuestro tiempo siempre está presto.
No puede el mundo aborreceros a vosotros, mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.
Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.
No juzguéis según la apariencia, mas juzgad justo juicio.
Mas he aquí, habla públicamente y no le dicen nada: ¿Habrán en verdad reconocido los príncipes que verdaderamente Éste es el Cristo?
Pero nosotros sabemos de dónde es Éste; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
Y muchos del pueblo creyeron en Él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más milagros que los que Éste ha hecho?
Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo, como si no les oyera.
Y oyéndolo ellos, redargüidos por su conciencia, salieron uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Y otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.
Mas no entendieron que les hablaba del Padre.
Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.
Mas ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; Abraham no hizo esto.
Mas él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
Mas al extraño no seguirán, sino que huirán de él; porque no conocen la voz de los extraños.
Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
Estas cosas dijo Él; y después de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a despertarle del sueño.
y me alegro por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos a él.
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¡Padre, sálvame de esta hora! Mas para esto he venido a esta hora.
Con todo eso, aun muchos de los príncipes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Mas para que el mundo conozca que yo amo al Padre, y como el Padre me dio mandamiento, así hago. Levantaos, vámonos de aquí.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quita; y todo aquel que lleva fruto, lo limpia, para que lleve más fruto.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído de mi Padre.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Acordaos de la palabra que yo os dije: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Mas ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?
Pero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo me vaya; porque si yo no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
y de justicia, por cuanto voy a mi Padre y no me veréis más;
Aún tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar.
Un poco más, y no me veréis; y otra vez un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.
He aquí la hora viene, y ya ha venido, en que seréis dispersados cada uno a los suyos, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Entonces salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la criada que guardaba la puerta, y metió dentro a Pedro.
Y cuando Pilato oyó estas palabras, tuvo más miedo.
Y corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí; mas no entró.
Y habiendo dicho esto, volteó hacia atrás, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
Jesús le dijo: No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Y al amanecer, Jesús se puso a la ribera; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.