'Matar' en la Biblia
Y oyendo Faraón este negocio, procuró matar á Moisés: mas Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián; y sentóse junto á un pozo.
Ya te he dicho que dejes ir á mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir: he aquí yo voy á matar á tu hijo, tu primogénito.
Y decíanles los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos á las ollas de las carnes, cuando comíamos pan en hartura; pues nos habéis sacado á este desierto, para matar de hambre á toda esta m
Y mandará el sacerdote matar la una avecilla en un vaso de barro sobre aguas vivas;
Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió á Balaam, y á los príncipes que estaban con él.
Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme al deseo de tu alma, según la bendición de Jehová tu Dios que él te habrá dado: el inmundo y el limpio la comerá, como la de corzo ó de ciervo:
Y cuando los Israelitas acabaron de matar á todos los moradores de Hai en el campo, en el desierto, donde ellos los habían perseguido, y que todos habían caído á filo de espada hasta ser consumidos, todos los Israelitas se tornaron á Hai, y también la pus
Para que el agravio de los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, viniera á ponerse sobre Abimelech su hermano que los mató, y sobre los hombres de Sichêm que corroboraron las manos de él para matar á sus hermanos.
Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no tomara de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni en tal tiempo nos habría anunciado esto.
Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Mas ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová los quería matar.
Y cuando David volvía de matar al Filisteo, Abner lo tomó, y llevólo delante de Saúl, teniendo la cabeza del Filisteo en su mano.
Y aconteció que como volvían ellos, cuando David tornó de matar al Filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando, y con danzas, con tamboriles, y con alegrías y sonajas, á recibir al rey Saúl.
Entonces Saúl le arrojó una lanza por herirlo: de donde entendió Jonathán que su padre estaba determinado á matar á David.
Y dijo David á Abner: ¿No eres varón tú? ¿y quién hay como tú en Israel? ¿por qué pues no has guardado al rey tu señor? que ha entrado uno del pueblo á matar á tu señor el rey.
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha separado de la tierra los pythones y los adivinos: ¿por qué pues pones tropiezo á mi vida, para hacerme matar?
Y díjole David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?
Procuró por tanto Salomón de matar á Jeroboam, pero levantándose Jeroboam, huyó á Egipto, á Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomóm.
Y fueron enviadas letras por mano de los correos á todas las provincias del rey, para destruir, y matar, y exterminar á todos los Judíos, desde el niño hasta el viejo, niños y mujeres en un día, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para
Con intimación de que el rey concedía á los Judíos que estaban en todas la ciudades, que se juntasen y estuviesen á la defensa de su vida, prontos á destruir, y matar, y acabar con todo ejército de pueblo o provincia que viniese contra ellos, aun niños y
Los impíos desenvainaron espada, y entesaron su arco, Para derribar al pobre y al menesteroso, Para matar á los de recto proceder.
Por cuanto no se acordo de hacer misericordia, Y persiguió al hombre afligido y menesteroso Y quebrantado de corazón, para matar lo.
Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
Y enviaré sobre ellos cuatro géneros, dice Jehová: cuchillo para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra, para devorar y para disipar.
Entonces Johanán hijo de Carea habló á Gedalías en secreto, en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora, y heriré á Ismael hijo de Nethanías, y hombre no lo sabrá: ¿por qué te ha de matar, y todos los Judíos que se han recogido á ti se derramarán, y perecerá el rest
Entonces Daniel habló avisada y prudentemente á Arioch, capitán de los de la guarda del rey, que había salido para matar los sabios de Babilonia.
Después de esto Daniel entró á Arioch, al cual el rey había puesto para matar á los sabios de Babilonia; fué, y díjole así: No mates á los sabios de Babilonia: llévame delante del rey, que yo mostraré al rey la declaración.
Mas nuevas de oriente y del norte lo espantarán; y saldrá con grande ira para destruir y matar muchos.
Perjurar, y mentir, y matar, y hurtar y adulterar prevalecieron, y sangres se tocaron con sangres.
Tampoco habías de haberte parado en las encrucijadas, para matar los que de ellos escapasen; ni habías tú de haber entregado los que quedaban en el día de angustia.
Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros.
¿Vaciará por eso su red, ó tendrá piedad de matar gentes continuamente?
E hice matar tres pastores en un mes, y mi alma se angustió por ellos, y también el alma de ellos me aborreció á mí.
Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
Aquel mismo día llegaron unos de los Fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
Y vino el día de los ázimos, en el cual era necesario matar la pascua.
¿No os dió Moisés la ley, y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me procuráis matar?
Respondió la gente, y dijo: Demonio tienes: ¿quién te procura matar?
Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Consultaron asimismo los príncipes de los sacerdotes, de matar también á Lázaro;
Díceles entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los Judíos le dijeron: A nosotros no es lícito matar á nadie:
Y despertado el carcelero, como vió abiertas las puertas de la cárcel, sacando la espada se quería matar, pensando que los presos se habían huído.
A este hombre, aprehendido de los Judíos, y que iban ellos á matar, libré yo acudiendo con la tropa, habiendo entendido que era Romano.
Y miré, y he aquí un caballo amarillo: y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía: y le fué dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la
Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la hora y día y mes y año, para matar la tercera parte de los hombres.
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