'Me' en la Biblia
- 1.Gé 3:10-Gé 43:6
- 2.Gé 43:9-Números 24:13
- 3.Números 24:14-Jueces 18:4
- 4.Jueces 18:24-2 Samuel 3:39
- 5.2 Samuel 4:10-1 Reyes 15:19
- 6.1 Reyes 17:10-Nehemías 4:23
- 7.Nehemías 5:6-Job 27:6
- 8.Job 29:2-Salmos 26:4
- 9.Salmos 26:5-Salmos 69:29
- 10.Salmos 71:6-Salmos 119:121
- 11.Salmos 119:122-Isaías 1:13
- 12.Isaías 1:14-Jeremías 4:22
- 13.Jeremías 4:28-Jeremías 37:14
- 14.Jeremías 37:18-Ezequiel 37:10
- 15.Ezequiel 37:11-Amós 9:7
- 16.Abdías 1:3-Mateo 26:75
- 17.Mateo 27:10-Juan 8:16
- 18.Juan 8:18-Juan 21:17
- 19.Hechos 1:8-2 Corintios 7:9
- 20.2 Corintios 7:14-Apocalipsis 13:1
- 21.Apocalipsis 14:13-Apocalipsis 22:10
Responde por tu siervo para bien; no me hagan violencia los soberbios.
Mi celo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
Pequeño soy yo y desechado; mas no me he olvidado de tus mandamientos.
Aflicción y angustia me hallaron; mas tus mandamientos fueron mis deleites.
Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra.
Se acercaron a la maldad los que me persiguen; se alejaron de tu ley.
RESH Mira mi aflicción, y líbrame; porque de tu ley no me he olvidado.
Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; mas de tus testimonios no me he apartado.
Veía a los prevaricadores, y me carcomía; porque no guardaban tus palabras.
SIN Príncipes me han perseguido sin causa; mas mi corazón tuvo miedo de tus palabras.
Me gozo sobre tu dicho, como el que halla muchos despojos.
Mis labios rebosarán alabanza, cuando me enseñares tus estatutos.
Viva mi alma y alábale; y tus juicios me ayuden.
Yo me perdí como oveja extraviada; busca a tu siervo; porque no me he olvidado de tus mandamientos.
Canción de las gradas. Al SEÑOR llamé estando en angustia, y él me respondió.
Canción de las gradas: de David. Yo me alegré con los que me decían: A la Casa del SEÑOR iremos.
Canción de las gradas. Mucho me han angustiado desde mi juventud, diga ahora Israel:
Mucho me han angustiado desde mi juventud; mas no prevalecieron contra mí.
Canción de las gradas: de David. SEÑOR, mi corazón no se ha envanecido, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas maravillosas más de lo que me pertenecía.
Sino que me puse en silencio , e hice callar mi alma, sea yo como el destetado de su madre; como el destetado de mi propia vida.
Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada.
Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no ensalzare a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.
El día que llamé, me respondiste; me fortaleciste con fortaleza en mi alma.
Si anduviere yo por medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará.
Al Vencedor: de David: Salmo. SEÑOR, tú me has examinado y conocido.
Rostro y envés tú me formaste, y sobre mí pusiste tu mano.
¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?
aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá por causa de mí.
Porque tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque me formaste de una manera formidable y maravillosa; y ésto mi alma conoce en gran manera.
Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!
Al Vencedor: Salmo de David. Líbrame, oh SEÑOR, del hombre malo; de varón de violencia me guarde.
Guárdame, oh SEÑOR, de manos del impío, del varón de violencia me guarde; que han pensado trastornar mis pasos.
Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red; en el lugar de la senda me han puesto lazos. (Selah.)
En cuanto a la cabeza de los que me cercan, la perversidad de sus labios la cubra.
Que me hiera el justo con misericordia, y que me reprenda; y halago de príncipe inicuo no unte mi cabeza; porque aun mi oración será contra sus males.
Guárdame de las manos del lazo que me han tendido, y de los lazos de los que obran iniquidad.
Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
Miraba a la mano derecha, y observaba; mas no había quién me conociese; no tuve refugio, no había quién volviese por mi vida.
Escucha mi clamor, que estoy muy afligido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
Saca mi alma de la cárcel para que alabe tu Nombre; conmigo harán fiesta los justos, cuando me hubieras destetado.
Porque ha perseguido el enemigo mi alma; ha quebrantado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, meditaba en las obras de tus manos.
Líbrame de mis enemigos, oh SEÑOR; a ti me acojo.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.
Por tu Nombre, oh SEÑOR me vivificarás; por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.
también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;
Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán;
Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá reposado del temor del mal.
Y él me enseñaba, y me decía: Sustente tu corazón mis razones, guarda mis mandamientos, y vivirás.
y no oí la voz de los que me castigaban; y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Yo amo a los que me aman; y los que me buscan me hallan.
El SEÑOR me poseyó en el principio de su camino, desde entonces, antes de sus obras.
Bienaventurado el hombre que me oye, trasnochando a mis puertas cada día, guardando los umbrales de mis entradas.
Porque el que me hallare, hallará la vida; y alcanzará la voluntad del SEÑOR.
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen, aman la muerte.
No digas, yo me vengaré; espera al SEÑOR, y él te salvará.
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará el corazón;
Y dirás : Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aun lo volveré a buscar.
No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al varón según su obra.
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me deshonrare.
Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera:
Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan de mi juicio;
para que no me sacie, y te niegue, y diga, ¿Quién es el SEÑOR? O no sea que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
Tres cosas me son ocultas; aun tampoco sé la cuarta:
Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todos frutos.
Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
Me allegué también plata y oro, y tesoro preciado de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, y todos los deleites de los hijos de los hombres, instrumentos músicos y de todas suertes.
Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al loco me sucederá también a mí. ¿Para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
Aborrecí por tanto la vida, porque toda obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo era vanidad y aflicción de espíritu.
¿Y quién sabe si será sabio, o loco, el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que me hice sabio debajo del sol? Esto también es vanidad.
Volvió, por tanto, a desesperanzar mi corazón acerca de todo el trabajo en que me trabajé, y en que me hice sabio debajo del sol.
Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, y que no tienen consolador; y que la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.
Yo me volví otra vez, y vi otra vanidad debajo del sol.
Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Me haré sabio; mas ella se alejó de mí.
Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes la gracia; sino que tiempo y ocasión acontece a todos.
También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me es importante:
¡Oh!, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Atráeme en pos de ti, correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; acordarémonos de tus amores más que del vino. Los rectos te aman.
No miréis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, me hicieron guarda de viñas; y mi viña, que era mía, no guardé.
Me llevó a la cámara del vino, y puso su bandera de amor sobre mí.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh compañera mía, hermosa mía, y vente.
Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
Pasando de ellos un poco, hallé luego al que mi alma ama; trabé de él, y no lo dejé, hasta que lo metí en casa de mi madre, y en la cámara de la que me dio a luz.
Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso.
Me he desnudado mi ropa; ¿cómo la tengo de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los tengo de ensuciar?
Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.
Abrí yo a mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma: lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron, me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.
Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras, que se muestran en Galaad.
No se; mi alma me ha hecho devolver como los carros de Aminadab.
¡Oh quién te me diese como hermano que mamó los pechos de mi madre; de modo que te halle yo fuera, y te bese, y no me menosprecien!
¡Que yo te llevase, que yo te metiese en casa de mi madre; que me enseñases, que te hiciese beber vino adobado del mosto de mis granadas!
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
¿Para qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? dirá el SEÑOR. Hastiado estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
No me traigáis más presente vano; el perfume me es abominación; luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir; iniquidad y solemnidad.
Resutados de la Búsqueda continuados...
- 1.Gé 3:10-Gé 43:6
- 2.Gé 43:9-Números 24:13
- 3.Números 24:14-Jueces 18:4
- 4.Jueces 18:24-2 Samuel 3:39
- 5.2 Samuel 4:10-1 Reyes 15:19
- 6.1 Reyes 17:10-Nehemías 4:23
- 7.Nehemías 5:6-Job 27:6
- 8.Job 29:2-Salmos 26:4
- 9.Salmos 26:5-Salmos 69:29
- 10.Salmos 71:6-Salmos 119:121
- 11.Salmos 119:122-Isaías 1:13
- 12.Isaías 1:14-Jeremías 4:22
- 13.Jeremías 4:28-Jeremías 37:14
- 14.Jeremías 37:18-Ezequiel 37:10
- 15.Ezequiel 37:11-Amós 9:7
- 16.Abdías 1:3-Mateo 26:75
- 17.Mateo 27:10-Juan 8:16
- 18.Juan 8:18-Juan 21:17
- 19.Hechos 1:8-2 Corintios 7:9
- 20.2 Corintios 7:14-Apocalipsis 13:1
- 21.Apocalipsis 14:13-Apocalipsis 22:10