'Mismo' en la Biblia
Y Jehová se levantará un rey sobre Israel, el cual talará la casa de Jeroboam en este día; ¿y qué, si ahora mismo?
Y el pueblo que estaba acampado oyó decir: Zimri ha conspirado, y ha dado muerte al rey. Entonces aquel mismo día en el campamento, todo Israel puso a Omri, general del ejército, por rey sobre Israel.
Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo del mismo modo golpeado las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
No obstante, Edom se rebeló de la mano de Judá, hasta hoy. Libna también se rebeló en el mismo tiempo.
En aquel tiempo Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová, y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.
Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
El mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura: y el egipcio traía una lanza como un rodillo de tejedor; mas él descendió a él con un palo, y arrebató la lanza de la mano del egipcio, y lo mató con su propia lanza.
Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey.
Sacó también al pueblo que estaba en ella y les hizo cortar con sierras, con trillos de hierro, y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y se volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.
Y dijo David a Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; mas estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mí, y contra la casa de mi padre, y no haya plaga en tu pueblo.
Y echaron suertes para los turnos del servicio, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo.
Asimismo dio oro por peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las mesas de plata.
Y en aquel mismo día ofrecieron sacrificios a Jehová, del botín que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas.
Y aun a Maaca madre del rey Asa, él mismo la quitó de ser reina, porque había hecho una imagen de Asera; y Asa deshizo la imagen, y la desmenuzó, y la quemó junto al torrente de Cedrón.
Así que los edomitas se rebelaron contra la mano de Judá hasta hoy. También se rebeló en el mismo tiempo Libna para no estar bajo su mano; por cuanto él había dejado a Jehová el Dios de sus padres.
Además de esto edificó lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los moradores de Jerusalén fornicasen, y a lo mismo impelió a Judá.
También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció; y le dieron los hijos de Amón en aquel año cien talentos de plata, y diez mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Esto le dieron los hijos de Amón, y lo mismo en el segundo año, y en el tercero.
Y comenzaron a santificar el día primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día dieciséis del mes primero acabaron.
También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas: y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y los pusieron por montones.
Del mismo modo en orden a los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar sus porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas.
¿No es el mismo Ezequías quien ha quitado sus lugares altos y sus altares, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso?
Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, y Simeón, hasta en Neftalí, con sus lugares asolados alrededor.
Y algunos de los jefes de los padres, cuando vinieron a la casa de Jehová la cual estaba en Jerusalén, ofrendaron voluntariamente para la casa de Dios, para levantarla en su mismo lugar.
Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio mandamiento para que esta casa de Dios fuese reedificada.
En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio mandamiento acerca de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, para que fuese edificada la casa, lugar donde se ofrecen sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura;
Y enviaron a mí con el mismo asunto por cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.
Envió entonces Sanbalat a mí su criado, a decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,
Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, a trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los príncipes del rey, y a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su lenguaje, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
Y fueron enviadas cartas por medio de los correos a todas las provincias del rey, para destruir, y matar, y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.
Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina Esther la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Esther le declaró lo que él era respecto de ella.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a veintitrés del mismo; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los capitanes y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua.
en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
Y en el mes duodécimo que es el mes de Adar, al día trece del mismo, en el que tocaba se ejecutase el mandamiento del rey y su ley, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos enseñorearse de ellos, fue lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de sus enemigos.
El mismo día vino la cuenta de los muertos en Susán residencia regia, delante del rey.
Esto fue en el día trece del mes de Adar; y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría.
Mas los judíos que estaban en Susán se juntaron en el día trece y en el catorce del mismo mes; y al día quince del mismo reposaron, y lo hicieron día de banquete y de regocijo.
ordenándoles que celebrasen el día decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo, cada año,
¿No me ayudo a mí mismo, y el poder me falta del todo?
Pequé, ¿qué te hago yo, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto como blanco tuyo, de modo que soy una carga para mí mismo?
Y Él mismo será mi salvación, porque no entrará en su presencia el hipócrita.
Al cual he de ver por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis entrañas se consuman dentro de mí.
¿Traerá el hombre provecho a Dios, podrá el sabio ser de provecho a sí mismo?
El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?
Entonces Eliú hijo de Baraquel, buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira por cuanto él se justificaba más a sí mismo que a Dios. 567
Porque ha dicho: De nada sirve al hombre deleitarse a sí mismo en Dios.
Si Él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
La espada de ellos entrará en su mismo corazón, y su arco será quebrado.
Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, lleno de mixtura; y Él derrama del mismo; los asientos del mismo tomarán y beberán todos los impíos de la tierra.
Y de Sión se dirá: Éste y aquél nacieron en ella; y el Altísimo mismo la establecerá.
Mas tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.
Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día: lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Sale su espíritu, se vuelve a la tierra; en el mismo día perecen sus pensamientos.
El hombre misericordioso hace bien a su propia alma; mas el cruel se atormenta a sí mismo.
Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo.
Lo que fue, es lo que será, y lo que ha sido hecho, es lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es; como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad.
Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.
Además el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos.
Aunque aquél viviere mil años dos veces, sin haber gozado del bien, ¿no van todos a un mismo lugar?
Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso acontece al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como el bueno, así el que peca; el que jura, como el que teme el juramento.
Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal y de enloquecimiento en su corazón durante su vida; y después, se van a los muertos.
Por tanto el Señor mismo os dará señal: He aquí una virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel.
Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo día.
Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey, Él mismo nos salvará.
Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó y los reunió su mismo Espíritu.
Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con retribución; Dios mismo, Él vendrá y os salvará.
Pues yo ampararé a esta ciudad para salvarla por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
¿Qué diré? El que me lo dijo, Él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente en la amargura de mi alma, todos mis años.
¿Quién ordenó e hizo esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros.
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí.
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo; y no me acordaré de tus pecados.
Así dice Jehová, tu Redentor, el que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada. Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo os soportaré y os guardaré.
Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, por la multitud de tus hechicerías y por tus muchos encantamientos.
Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.
Óyeme, Jacob, y tú, Israel, mi llamado. Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.
Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.
Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta el mismo infierno.
Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y Él mismo peleó contra ellos.
¿No te acarreaste esto tú mismo, al haber dejado a Jehová tu Dios, cuando Él te guiaba por camino?
Tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el mismo campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No habrás de ser limpia? ¿Hasta cuándo será?
Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.
Y aconteció en el mismo año, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías, hijo de Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:
Y en el mismo año murió el profeta Hananías en el mes séptimo.
Entonces mandó el rey al mismo Ebedmelec etíope, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y saca al profeta Jeremías de la mazmorra, antes que muera.
Jehová de los ejércitos juró por sí mismo, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de langostas, y levantarán contra ti gritería.
Y el capitel de bronce que había sobre ella, era de altura de cinco codos, con una red y granadas en el capitel alrededor, todo de bronce; y lo mismo era lo de la segunda columna con sus granadas.
Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gente rebelde que se ha rebelado contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
Y la figura de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río de Quebar, su mismo parecer y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.
Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo:
Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas.
pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi casa.
Hijo de hombre, escríbete la fecha de este día; el rey de Babilonia se puso contra Jerusalén este mismo día.
Porque así dice Jehová el Señor: He aquí, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.
En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez del mes, a los catorce años después que la ciudad fue tomada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me llevó allá.
Es para el príncipe; el príncipe, él se sentará en ella para comer pan delante de Jehová; por el camino del vestíbulo de la puerta entrará, y por el mismo camino saldrá.
Y aquel día el príncipe sacrificará por sí mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado.
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