'Mío' en la Biblia
Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído;
¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, y abrazarás el seno de la extraña?
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si prometiste al extraño,
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, porque has caído en la mano de tu prójimo; ve, humíllate, y esfuerza tu prójimo.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre;
Hijo mío, guarda mis razones, y encierra contigo mis mandamientos.
Mío es el consejo y la prudencia, yo soy la inteligencia, el poder es mío.
Cesa, hijo mío, de oír la enseñanza que induce a divagar de las razones de sabiduría.
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará el corazón;
Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino.
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal dulce a tu paladar;
Teme al SEÑOR, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los veleidosos;
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me deshonrare.
¿Qué, hijo mío? ¿Y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?
Hijo mío, a más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es aflicción de la carne.
He aquí que tú eres hermoso, oh amado mío, y suave; nuestro lecho también florido.
Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios.
Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; sé semejante al gamo, o al cabrito de los ciervos, sobre los montes de Beter.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta entre los lirios.
¿Qué hermosa y qué encantadora eres, amor {mío}, con {todos} tus encantos!
Ven, oh amado mío, salgamos al campo, moremos en las aldeas.
Las mandrágoras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
Corre, amado mío; y sé semejante al gamo, o al cervatillo, sobre las montañas de las especias.
Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen la carrera de tus caminos.
Porque antes que el niño sepa decir, Padre mío, y Madre mía, será quitada la fuerza de Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria.
Por tanto, el Señor DIOS de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, por la vía de Egipto;
Porque el SEÑOR de los ejércitos los bendecirá diciendo, bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.
Anda pues, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, entre tanto que pasa la ira.
CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Mas tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien yo escogí; simiente de Abraham mi amigo.
He aquí mi siervo, me reclinaré sobre él; escogido mío, en quien mi alma toma contentamiento; puse mi Espíritu sobre él, dará juicio a los gentiles.
Y ahora, así dice el SEÑOR Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; yo te puse nombre, mío eres tú.
Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí.
Así dice el SEÑOR, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre: Te ayudaré. No temas, siervo mío Jacob, el Recto a quien yo escogí.
Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, é Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú: Israel, no me olvides.
Por amor mío, por amor mío, lo haré, porque ¿cómo podría ser profanado {mi nombre?} Mi gloria, pues, no la daré a otro.
Oyeme, Jacob, y tú, Israel, llamado mío: Yo mismo, yo el primero, también yo el postrero.
Ahora pues, dice el SEÑOR, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para que se convierta a él a Jacob. Mas si Israel no se juntara, con todo, yo sin embargo estimado seré en los ojos del SEÑOR, y el Dios mío será mi fortaleza.
Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio descubriré para luz de pueblos.
Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí; para que plantaras los cielos y fundaras la tierra; y que dijeras a Sion: pueblo mío eres tú.
De la manera que muchos se asombraron de ti, {pueblo mío,} así fue desfigurada su apariencia más que la de {cualquier} hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres.
Y éste será mi Pacto con ellos, dijo el SEÑOR: el Espíritu mío que está sobre ti; y mis palabras, que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, y de la boca de tu simiente, y de la boca de la simiente de tu simiente, dijo el SEÑOR, desde ahora y para siempre.
A lo menos desde ahora, ¿no clamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
Pero yo dije: ¿Cómo te pondré por hijos, y te daré la tierra deseable, la heredad de codicia de los ejércitos de los gentiles? Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí.
¿Alma mía, alma mía! Estoy angustiado, ¡oh corazón mío! Mi corazón se agita dentro de mí; no callaré, porque has oído, alma mía, el sonido de la trompeta, el pregón de guerra.
Oh SEÑOR, fortaleza mía, y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción; a ti vendrán gentiles desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho.
Por tanto, así dijo el SEÑOR, de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! Y ¡ay, hermana! Ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza!
he aquí, mandaré a buscar a todas las familias del norte --declara el SEÑOR-- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y los traeré contra esta tierra, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de alrededor; los destruiré por completo y los haré objeto de horror, de burla y de eterna desolación.
`Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y también las bestias del campo le he dado para que le sirvan.
Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice el SEÑOR, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos, y a tu simiente de la tierra de su cautividad; y Jacob tornará, y descansará y sosegará, y no habrá quien le espante.
De manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad, desde el día que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi presencia;
Ve, pues, y lee en el rollo que has escrito al dictado mío, las palabras del SEÑOR a oídos del pueblo, en la casa del SEÑOR un día de ayuno. Y también las leerás a oídos de todos {los de} Judá que vienen de sus ciudades.
y diles: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: `He aquí, enviaré a traer a Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y él extenderá su pabellón sobre ellas.
Y tú no temas, siervo mío Jacob, y no desmayes, Israel; porque he aquí que yo te salvo de lejos, y a tu simiente de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá quien lo espante.
Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice el SEÑOR; porque contigo estoy yo; porque haré consumación en todos los gentiles a los cuales te echaré; pero en ti no haré consumación, sino que te castigaré con juicio, y no te talaré del todo.
Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida de la ira del furor del SEÑOR.
Por tanto, así dijo el Señor DIOS: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que invalidó, tornaré sobre su cabeza.
Habla, y di: Así dijo el Señor DIOS: He aquí estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo me lo hice.
`Y la tierra de Egipto se convertirá en desolación y ruina. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR. Porque dijiste: ``El Nilo es mío y yo {lo} he hecho",
Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti {como} pueblo mío, oyen tus palabras y no las hacen sino que siguen los deseos sensuales {expresados} por su boca, {y} sus corazones andan tras sus ganancias.
Por tanto, profetiza, y diles: Así dijo el Señor DIOS: He aquí, yo abro vuestros sepulcros, y os haré subir de vuestras sepulturas, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel.
Y sabréis que yo soy el SEÑOR, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío.
Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban. El rey entonces habló, y dijo: Beltasar, el sueño ni su declaración te espanten. Respondió Beltasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.
El Dios mío envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hicieran mal; porque delante de él se halló justicia en mí; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho corrupción.
Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu Nombre; porque no derramamos nuestros ruegos ante tu presencia confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.
Oye, Señor. Perdona Señor. Está atento, Señor, y haz; no pongas dilación, por ti mismo, Dios mío; porque tu Nombre es llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Y he aquí, como una semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Y abrí mi boca, y hablé, y dije a aquel que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión se trastornaron mis dolores sobre mí, y no me quedó fuerza.
Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿qué es el cumplimiento de estas cosas?
Y el SEÑOR dijo: ``Ponle por nombre Lo Ammí (No es Pueblo Mío), porque ustedes no son Mi pueblo y Yo no soy su Dios."
Digan a sus hermanos: ``Ammí (Pueblo Mío)," y a sus hermanas: ``Ruhamá (Compadecida)."
Y será que en aquel tiempo, dice el SEÑOR, me llamarás marido mío, y nunca más me llamarás Baali.
Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: pueblo mío tú; y él dirá: Dios mío.
A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido.
Descendí a las raíces de los montes; la tierra echó sus cerraduras sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh SEÑOR Dios mío.
Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí.
Pueblo mío, acuérdate ahora qué pensó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam, hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas la justicia del SEÑOR.
Yo empero esperaré al SEÑOR, esperaré al Dios de mi salud; el Dios mío me oirá.
¿No eres tú desde el principio, oh SEÑOR, Dios mío, Santo mío? No moriremos oh SEÑOR, para juicio lo pusiste; y fuerte lo fundaste para castigar.
Mía es la plata, y mío es el oro, dijo el SEÑOR de los ejércitos.
En aquel día, dijo el SEÑOR de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo mío, dijo el SEÑOR, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice el SEÑOR de los ejércitos.
Y yo dije: ¿Quiénes son éstos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré quiénes son éstos.
Y hablé y dije a aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es esto, Señor mío?
Y el ángel que hablaba conmigo respondió, y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, Señor mío.
Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
Respondí entonces, y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto?
Oh espada, despiértate sobre el pastor, y sobre el hombre compañero mío, dijo el SEÑOR de los ejércitos. Hiere al pastor, y se derramarán las ovejas; y tornaré mi mano sobre los chiquitos.
Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: El SEÑOR es mi Dios.
"El que no está a favor Mío, está contra Mí; y el que no recoge a Mi lado, desparrama.
Pero vosotros decís: ``Cualquiera que diga a {su} padre o a {su} madre: `Es ofrenda {a Dios} todo lo mío con que pudieras ser ayudado',
¿No me es lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno?
Y él les dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; mas el sentaros a mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a los que está aparejado por mi Padre.
por tanto, te convenía dar mi dinero a los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío con logro.
Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; pero no como yo quiero, sino como tú.
Otra vez fue, segunda vez, y oró diciendo: Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Y cerca de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Y vosotros decís: Basta si dijere un hombre al padre o a la madre: Todo Corbán (quiere decir, don mío a Dios) todo aquello con que pudiera valerte;
Mas que os sentéis a mi diestra y a mi siniestra, no es mío darlo, sino a quienes está aparejado.
Y a la hora novena, exclamó Jesús a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? Que declarado, quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
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