'Ellos' en la Biblia
- 1.Gé 6:13-Éx 5:14
- 2.Éx 6:3-Levítico 22:22
- 3.Levítico 22:25-Números 26:10
- 4.Números 26:41-Josué 6:13
- 5.Josué 7:3-Jueces 18:27
- 6.Jueces 18:28-1 Reyes 2:7
- 7.1 Reyes 4:21-1 Crónicas 6:55
- 8.1 Crónicas 7:4-2 Crónicas 34:9
- 9.2 Crónicas 34:11-Job 22:17
- 10.Job 22:19-Salmos 139:16
- 11.Salmos 139:17-Isaías 59:21
- 12.Isaías 60:9-Jeremías 30:21
- 13.Jeremías 31:1-Ezequiel 12:16
- 14.Ezequiel 13:10-Ezequiel 39:13
- 15.Ezequiel 39:21-Miqueas 4:12
- 16.Miqueas 5:6-Mateo 20:4
- 17.Mateo 20:7-Marcos 14:11
- 18.Marcos 14:19-Lucas 22:35
- 19.Lucas 22:38-Hechos 5:14
- 20.Hechos 5:15-Hechos 25:6
- 21.Hechos 25:11-Hebreos 8:11
- 22.Hebreos 10:1-Apocalipsis 22:4
Y ellos dijeron: Señor, mira, aquí hay dos espadas. Y El les dijo: Es suficiente.
Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba,
Mientras todavía estaba El hablando, he aquí, {llegó} una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarle.
Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
Después de encender ellos una hoguera en medio del patio, y de sentarse juntos, Pedro se sentó entre ellos.
Un poco después, otro al verlo, dijo: ¡Tú también eres {uno} de ellos! Pero Pedro dijo: ¡Hombre, no es cierto!
Y ellos dijeron: ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca.
Entonces toda la asamblea de ellos se levantó, y llevaron a Jesús ante Pilato.
Pero ellos insistían, diciendo: El alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.
Pero todos ellos gritaron a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!
pero ellos continuaban gritando, diciendo: ¡Crucifíca{le!} ¡Crucifícale!
Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera crucificado. Y sus voces comenzaron a predominar.
Y soltó al que ellos pedían, al que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, pero a Jesús lo entregó a la voluntad de ellos.
y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Y a ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron.
Y he aquí que aquel mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén.
Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.
Y El les dijo: ¿Qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? Y ellos se detuvieron, con semblante triste.
Respondiendo uno {de ellos,} llamado Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Entonces El les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos.
Y sucedió que al sentarse {a la mesa} con ellos, tomó pan, y {lo} bendijo; y partiéndo{lo,} les dio.
Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero El desapareció de {la presencia de} ellos.
Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos,
Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan.
Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu.
Como ellos todavía no {lo} creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado.
Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.
Ellos, después de adorarle, regresaron a Jerusalén con gran gozo,
Jesús se volvió, y viendo que le seguían, les dijo*: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que traducido quiere decir, Maestro), ¿dónde te hospedas?
Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos,
Después de esto vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba.
De modo que cuando los samaritanos vinieron a El, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días.
Así que cuando llegó a Galilea, los galileos le recibieron, {pues} habían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante la fiesta; porque ellos también habían ido a la fiesta.
y subiendo en una barca, se dirigían al otro lado del mar, hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos;
Entonces ellos querían recibirle en la barca, e inmediatamente la barca llegó a la tierra adonde iban.
Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano.
Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo*:
Pero al oír ellos {esto,} se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo {a Jesús} y a la mujer que estaba en medio.
Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?
Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ``Seréis libres"?
Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo*: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, {es decir,} Dios.
Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales? Y había división entre ellos.
Respondieron ellos y le dijeron: Tú naciste enteramente en pecados, ¿y tú nos enseñas a nosotros? Y lo echaron fuera.
Jesús les habló {por medio de} esta alegoría, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Y muchos de ellos decían: Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le hacéis caso?
Pero Jesús había hablado de la muerte de Lázaro, mas ellos creyeron que hablaba literalmente del sueño.
Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que {Lázaro} muriera?
Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo: Vosotros no sabéis nada,
Entonces buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se decían unos a otros: ¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?
Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de la luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.
Pero aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en El,
Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre.
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos;
y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos.
Ya no estoy en el mundo, {pero} ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el {nombre} que me has dado, para que sean uno, así como nosotros.
Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el {nombre} que me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.
Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, {estás} en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.
Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos.
Ellos le respondieron: A Jesús el Nazareno. El les dijo*: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, estaba con ellos.
Jesús entonces volvió a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús el Nazareno.
Y los siervos y los alguaciles estaban de pie calentándose {junto} a unas brasas que habían encendido porque hacía frío; y Pedro estaba también con ellos de pie y calentándose.
Entonces llevaron* a Jesús {de casa} de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Y ellos no entraron al Pretorio para no contaminarse y poder comer la Pascua.
Pilato entonces salió fuera hacia ellos y dijo*: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
Ellos respondieron, y le dijeron: Si este hombre no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado.
Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César.
Así que entonces le entregó a ellos para que fuera crucificado.
Y ellos le dijeron*: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo*: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
Entonces, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas {del lugar} donde los discípulos se encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo*: Paz a vosotros.
Después de decir esto, sopló sobre {ellos} y les dijo*: Recibid el Espíritu Santo.
Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino* y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros.
Simón Pedro les dijo*: Me voy a pescar. Ellos le dijeron*: Nosotros también vamos contigo. Fueron y entraron en la barca, y aquella noche no pescaron nada.
Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió {y le ocultó} de sus ojos.
Y estando mirando fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas,
y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos.
alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.
Y él los miró atentamente, esperando recibir algo de ellos.
y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.
Y estando él asido de Pedro y de Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió al pórtico llamado de Salomón, donde ellos estaban.
Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán {de la guardia} del templo, y los saduceos,
Y habiéndolos puesto en medio {de ellos, les} interrogaban: ¿Con qué poder, o en qué nombre, habéis hecho esto?
Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús.
Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra.
diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro notable ha sido realizado por medio de ellos es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo.
Y ellos, después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir (no hallando la manera de castigarlos) por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido;
Al oír ellos {esto,} unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor, tú eres el que HICISTE EL CIELO Y LA TIERRA, EL MAR Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY,
Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia había sobre todos ellos.
No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido,
Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima.
Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente {al número de ellos},
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