'No' en la Biblia
- 1.Gé 2:5-Gé 24:41
- 2.Gé 24:49-Gé 41:19
- 3.Gé 41:21-Éx 5:10
- 4.Éx 5:11-Éx 17:7
- 5.Éx 18:17-Éx 34:12
- 6.Éx 34:14-Levítico 18:9
- 7.Levítico 18:10-Levítico 25:28
- 8.Levítico 25:30-Números 14:43
- 9.Números 14:44-Números 31:49
- 10.Números 32:5-Deuteronomio 8:17
- 11.Deuteronomio 8:20-Deuteronomio 19:21
- 12.Deuteronomio 20:1-Deuteronomio 28:32
- 13.Deuteronomio 28:33-Josué 9:20
- 14.Josué 9:23-Jueces 5:23
- 15.Jueces 5:28-Jueces 19:24
- 16.Jueces 19:25-1 Samuel 9:13
- 17.1 Samuel 9:20-1 Samuel 21:9
- 18.1 Samuel 21:11-2 Samuel 7:6
- 19.2 Samuel 7:7-2 Samuel 21:5
- 20.2 Samuel 21:10-1 Reyes 11:39
- 21.1 Reyes 11:41-2 Reyes 1:17
- 22.2 Reyes 1:18-2 Reyes 14:4
- 23.2 Reyes 14:6-1 Crónicas 13:3
- 24.1 Crónicas 13:13-2 Crónicas 16:7
- 25.2 Crónicas 16:8-Esdras 2:62
- 26.Esdras 2:63-Ester 2:20
- 27.Ester 3:4-Job 10:15
- 28.Job 10:18-Job 24:22
- 29.Job 24:25-Job 37:24
- 30.Job 38:11-Salmos 28:3
- 31.Salmos 28:5-Salmos 53:4
- 32.Salmos 53:5-Salmos 85:8
- 33.Salmos 86:8-Salmos 119:109
- 34.Salmos 119:110-Proverbios 5:23
- 35.Proverbios 6:4-Proverbios 23:6
- 36.Proverbios 23:7-Eclesiastés 2:23
- 37.Eclesiastés 2:24-Isaías 5:8
- 38.Isaías 5:12-Isaías 28:27
- 39.Isaías 28:28-Isaías 43:13
- 40.Isaías 43:17-Isaías 57:8
- 41.Isaías 57:10-Jeremías 4:11
- 42.Jeremías 4:19-Jeremías 12:4
- 43.Jeremías 12:6-Jeremías 22:26
- 44.Jeremías 22:27-Jeremías 34:22
- 45.Jeremías 35:6-Jeremías 48:33
- 46.Jeremías 48:38-Ezequiel 2:6
- 47.Ezequiel 2:7-Ezequiel 18:12
- 48.Ezequiel 18:13-Ezequiel 33:5
- 49.Ezequiel 33:6-Daniel 5:15
- 50.Daniel 5:22-Oseas 9:17
- 51.Oseas 10:3-Miqueas 2:6
- 52.Miqueas 2:7-Zacarías 11:5
- 53.Zacarías 11:6-Mateo 8:10
- 54.Mateo 8:20-Mateo 18:12
- 55.Mateo 18:13-Mateo 27:24
- 56.Mateo 27:34-Marcos 9:45
- 57.Marcos 9:46-Lucas 3:14
- 58.Lucas 3:15-Lucas 11:46
- 59.Lucas 11:52-Lucas 19:21
- 60.Lucas 19:22-Juan 3:27
- 61.Juan 3:28-Juan 8:20
- 62.Juan 8:21-Juan 13:16
- 63.Juan 13:18-Hechos 1:5
- 64.Hechos 1:7-Hechos 17:6
- 65.Hechos 17:12-Hechos 28:21
- 66.Hechos 28:24-Romanos 9:30
- 67.Romanos 9:31-1 Corintios 5:2
- 68.1 Corintios 5:6-1 Corintios 11:32
- 69.1 Corintios 11:34-2 Corintios 6:6
- 70.2 Corintios 6:9-Gálatas 4:27
- 71.Gálatas 4:30-1 Tesalonicenses 4:9
- 72.1 Tesalonicenses 4:12-Hebreos 1:14
- 73.Hebreos 2:1-Hebreos 13:5
- 74.Hebreos 13:6-2 Pedro 3:11
- 75.2 Pedro 3:17-Apocalipsis 10:6
- 76.Apocalipsis 11:2-Apocalipsis 22:10
La madre de Sísara asomándose a la ventana aulla, mirando por entre las rejas, diciendo: ¿Por qué se detiene su carro, que no viene? ¿Por qué las ruedas de sus carros se tardan?
¿No han hallado despojos, y los están repartiendo? A cada uno una doncella, o dos; los despojos de colores para Sísara, los despojos bordados de colores; la ropa de color bordada de ambos lados, para el capitán de los que han tomado los despojos.
y asentando campamento contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas, que no había número en ellos ni en sus camellos; así venían a la tierra destruyéndola.
Y os dije: Yo soy el SEÑOR vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; mas no oísteis mi voz.
Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si el SEÑOR es con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto? Y ahora el SEÑOR nos ha desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas.
Y mirándole el SEÑOR, le dijo: Ve con ésta tu fortaleza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?
Te ruego que no te vayas de aquí, hasta que a ti vuelva, y saque mi presente, y lo ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
Y el SEÑOR le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.
Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que la sequedad sea sólo en el vellón, y el rocío sobre la tierra.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo dé a los madianitas en su mano; para que no se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí yo te los probaré; y del que yo te dijere: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te dijere: Este no vaya contigo, el tal no vaya.
Y su compañero respondió, y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel; Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento.
Y los de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente.
A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora como vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer?
Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive el SEÑOR, que si los hubierais guardado en vida, yo no os mataría!
Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Mas el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor; que aun era muchacho.
Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará; el SEÑOR será vuestro Señor.
Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y ya no volvieron a levantar cabeza. Y el país tuvo descanso por cuarenta años en los días de Gedeón.
Y no se acordaron los hijos de Israel del SEÑOR su Dios, que los había librado de todos sus enemigos alrededor;
Y el escaramujo respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, y aseguraos debajo de mi sombra; y si no, fuego salga del escaramujo que devore los cedros del Líbano.
Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los señores de Siquem y a la casa de Milo; y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec.
Y Gaal hijo de Ebed dijo: ¿Quién es Abimelec y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos a él? ¿No es hijo de Jerobaal? ¿Y no es Zebul su asistente? Servid a los varones de Hamor padre de Siquem. ¿Por qué habíamos de servirle a él?
Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora aquel dicho que decías: Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es éste el pueblo que tenías en poco? Sal pues ahora, y pelea con él.
Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no moraran en Siquem.
Y luego él llamó a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió.
Mas los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón, y a los dioses de los filisteos; y abandonaron al SEÑOR, y no le sirvieron.
Y el SEÑOR respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos,
Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más.
Y quitaron los dioses extranjeros de en medio de ellos y sirvieron al SEÑOR; y El no pudo soportar más la angustia de Israel.
Y la mujer de Galaad también le había dado a luz hijos; los cuales cuando fueron grandes, echaron fuera a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de una mujer extraña.
Y Jefté respondió a los ancianos de Galaad: ¿No me habéis vosotros aborrecido, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, venís ahora a mí cuando estáis en aflicción?
Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: que el SEÑOR oiga entre nosotros, si no hiciéremos como tú dices.
diciéndole: Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón;
Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab; el cual tampoco quiso; se quedó por tanto Israel en Cades.
Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por donde nace el sol a la tierra de Moab, asentó su campamento al otro lado de Arnón, y no entraron por el término de Moab; porque Arnón término es de Moab.
Mas Sehón no se fió de Israel para darle paso por su término; antes juntando Sehón todo su pueblo, puso campamento en Jahaza, y peleó contra Israel.
Si Quemos tu dios te echara alguno, ¿no lo poseerías tú? Así, poseeremos nosotros a todo aquel que echó el SEÑOR nuestro Dios de delante de nosotros.
Además, Israel ha estado habitando por trescientos años en Hesbón y sus aldeas, en Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que están a los términos de Arnón, ¿por qué no las habéis recobrado en ese tiempo?
``Por tanto, yo no he pecado contra ti, pero tú me estás haciendo mal al hacer guerra contra mí; que el SEÑOR, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón."
Mas el rey de los hijos de Amón no oyó las razones de Jefté que le envió.
Y volviendo Jefté a Mizpa a su casa, he aquí que su hija le salió a recibir con adufes y danzas, y era la sola, la única suya; no tenía fuera de ella otro hijo ni hija.
Y cuando él la vio, rompió sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía! Me has abatido mucho, y tú eres de los que me afligen; porque yo he abierto mi boca al SEÑOR, y no podré retractarme.
Al cabo de los dos meses ella regresó a su padre, que hizo con ella conforme al voto que había hecho; y ella no tuvo relaciones con ningún hombre. Y se hizo costumbre en Israel,
Y juntándose los varones de Efraín, pasaron hacia el aquilón, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? Nosotros quemaremos a fuego tu casa contigo.
Y Jefté les respondió: Yo y mi pueblo, teníamos una gran contienda con los hijos de Amón, y os llamé, y no me defendisteis de sus manos.
Viendo, pues, que tú no me defendíais, puse mi alma en mi palma, y pasé contra los hijos de Amón, y el SEÑOR los entregó en mi mano; ¿por qué pues habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo?
Y los galaaditas tomaron los vados del Jordán a Efraín; y era que, cuando alguno de los de Efraín que había huido, decía, ¿pasaré? los de Galaad le preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía, no;
Entonces le decían: Ahora pues, di, Shiboleth. Y él decía, Siboleth; porque no podía pronunciar de aquella suerte. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto á los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Ephraim cuarenta y dos mil.
Y había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos.
A esta mujer apareció el ángel del SEÑOR, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y no has tenido hijos; mas concebirás y darás a luz un hijo.
Ahora, pues, mira que ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda.
Porque tú concebirás, y darás a luz un hijo; y no subirá navaja sobre su cabeza, porque aquel niño nazareo será de Dios desde el vientre, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
Y la mujer vino y lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda; porque este niño desde el vientre será nazareo de Dios hasta el día de su muerte.
Y el SEÑOR oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.
Ella no comerá cosa que proceda de vid que da vino; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; ha de guardar todo lo que le mandé.
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: Aunque me detengas no comeré de tu pan; mas si quisieres hacer holocausto, sacrifícalo al SEÑOR. Y no sabía Manoa que aquel fuera el ángel del SEÑOR.
Y el ángel del SEÑOR respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre? No tengo licencia para decírtelo.
Y el ángel del SEÑOR no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel del SEÑOR.
Y su mujer le respondió: Si el SEÑOR nos quisiera matar, no tomaría de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni según el tiempo nos habría anunciado esto.
Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo mi pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómamela por mujer, porque ésta agradó a mis ojos.
Mas su padre y su madre no sabían que esto venía del SEÑOR, y que él buscaba ocasión contra los filisteos; porque en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.
Y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no dio a entender a su padre ni a su madre lo que había hecho.
Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando llegó a su padre y a su madre, les dio también a ellos para que comieran; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo muerto del león.
Mas si no me lo supiereis declarar, vosotros me daréis las treinta sábanas y las treinta mudas de vestidos. Y ellos respondieron: Propon tu enigma, y lo oiremos.
Entonces les dijo: Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días.
Y al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos?
Y lloró la mujer de Sansón delante de él, y dijo: Solamente me aborreces y no me amas, pues que no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado; y ¿te lo había de declarar a ti?
Y al séptimo día, antes que el sol se pusiera, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa hay más dulce que la miel? ¿Y qué cosa hay más fuerte que el león? Y él les respondió: Si no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma.
Y aconteció después de algunos días, que en el tiempo de la siega del trigo, Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer a la cámara. Mas el padre de ella no lo dejó entrar.
Y dijo el padre de ella: Me persuadí que tú la aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar.
Entonces Sansón le respondió: Esta vez no tendré culpa en cuanto a los filisteos cuando les haga daño.
Entonces Sansón les dijo: ¿Así lo habíais de hacer? Mas yo no descansaré hasta que me haya vengado de vosotros.
Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron.
Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte, y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis.
Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña.
Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré, y seré como cualquiera de los demás hombres.
Y los cardinales de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos.
Y los espías estaban escondidos en casa de ella en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando siente el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
Y él le respondió: Si me atan fuertemente con sogas nuevas que no se hayan usado, me debilitaré y seré como cualquier {otro} hombre.
Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, pues que tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué está tu gran fuerza.
Y ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él, cuando se despertó de su sueño, dijo entre sí: Esta vez saldré como las otras, y me escaparé; no sabiendo que el SEÑOR ya se había apartado de él.
En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía.
En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde morar, porque hasta entonces no le había caído su suerte entre las tribus de Israel por heredad.
Entonces aquellos cinco hombres partieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón; no había nadie en aquella tierra que los perturbara en cosa alguna para poseer aquella tierra; además de esto,estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie.
Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena; ¿y vosotros cómo no os movéis? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a poseer la tierra.
Cuando allá llegaréis, vendréis a una gente segura, y a una tierra de ancho asiento; pues que Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa que sea en la tierra.
Entonces aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais, dijeron a sus hermanos: ¿No sabéis que en estas casas hay un efod y terafines, e imagen de talla y una de fundición? Mirad, pues, lo que habéis de hacer.
Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, que por ventura los varones de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida, y la vida de los tuyos.
Y no hubo quien los defendiera, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían comercio con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay en Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella.
En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como peregrino en los lados del monte de Efraín, el cual se había tomado mujer concubina de Belén de Judá.
Mas el varón no quiso quedarse allí la noche, sino que se levantó y partió, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos aparejados, y con su concubina.
Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel; antes pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado:
Y se apartaron del camino para entrar a tener allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiera en casa para pasar la noche.
Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a los lados del monte de Efraín, de donde yo soy; y partí hasta Belén de Judá; y voy a la Casa del SEÑOR, y no hay quien me reciba en casa,
Sin embargo, tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que está con tu siervo; no {nos} falta nada.
Y el hombre viejo dijo: Paz sea contigo; tu necesidad toda sea solamente a mi cargo, con tal que no tengas la noche en la plaza.
Y saliendo a ellos el varón, el señor de la casa, les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal, pues que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta locura.
He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas, y haced con ellas como os pareciere, mas con este hombre no cometáis esta locura tan infame.
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- 20.2 Samuel 21:10-1 Reyes 11:39
- 21.1 Reyes 11:41-2 Reyes 1:17
- 22.2 Reyes 1:18-2 Reyes 14:4
- 23.2 Reyes 14:6-1 Crónicas 13:3
- 24.1 Crónicas 13:13-2 Crónicas 16:7
- 25.2 Crónicas 16:8-Esdras 2:62
- 26.Esdras 2:63-Ester 2:20
- 27.Ester 3:4-Job 10:15
- 28.Job 10:18-Job 24:22
- 29.Job 24:25-Job 37:24
- 30.Job 38:11-Salmos 28:3
- 31.Salmos 28:5-Salmos 53:4
- 32.Salmos 53:5-Salmos 85:8
- 33.Salmos 86:8-Salmos 119:109
- 34.Salmos 119:110-Proverbios 5:23
- 35.Proverbios 6:4-Proverbios 23:6
- 36.Proverbios 23:7-Eclesiastés 2:23
- 37.Eclesiastés 2:24-Isaías 5:8
- 38.Isaías 5:12-Isaías 28:27
- 39.Isaías 28:28-Isaías 43:13
- 40.Isaías 43:17-Isaías 57:8
- 41.Isaías 57:10-Jeremías 4:11
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- 44.Jeremías 22:27-Jeremías 34:22
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