El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir las ovejas; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Yo y el Padre una cosa somos.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;

YO SOY el buen pastor; el buen pastor su alma da por sus ovejas.

y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.

De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladrón y robador.

Si dijo, dioses, a aquellos a los cuales fue hecha palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),

YO SOY la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

También tengo otras ovejas que no son de este corral, aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y se hará un corral, y habrá un pastor.

Así que, el asalariado, huye, porque es asalariado, y las ovejas no le pertenecen.

Y se hacían las Encenias (dedicación) en Jerusalén; y era invierno;

YO SOY el buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.

Les respondió Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: YO SOY la puerta de las ovejas.

Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi alma, para volverla a tomar.

Mi Padre que me las dio, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Le respondieron los judíos, diciendo: Por la buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Y muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿para qué le oís?

Y volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.

Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado; ¿puede un demonio abrir los ojos de los ciegos?

Y Jesús andaba en el templo por el portal de Salomón.

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores; mas no los oyeron las ovejas.

Mas al extraño no seguirán, antes huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía.

A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi alma por las ovejas.

Mas el asalariado, y que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye, y el lobo las arrebata, y esparce las ovejas.

Y cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

Les respondió Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál obra de esas me apedreáis?

Les respondió Jesús: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí;

Y se volvió al otro lado del Jordán, a aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan; y permaneció allí.

¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo quitas nuestra alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Entonces volvieron a tomar piedras los judíos para apedrearle.

Mas si las hago, y aunque a mí no me creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre es en mí, y yo en él.

Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

Por eso procuraban otra vez prenderle; mas él se salió de sus manos;

Y muchos venían a él, y decían que Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; mas todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.

Y muchos creyeron allí en él.