52 Versículo de la Biblia sobre conocer a Dios

Reconoced que el SEÑOR es el Dios: él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos . Pueblo suyo somos , y ovejas de su prado.

Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos.

Y nosotros hemos conocido y creído la caridad que Dios tiene en nosotros. Dios es caridad; y el que permanece en caridad, permanece en Dios, y Dios en él.

Porque las cosas invisibles de él; su eterna potencia y divinidad, se ven entendidas por la creación del mundo, y por las cosas que son hechas, para que no haya excusa;

El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es caridad.

Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado.

Y estas cosas os harán, porque no conocen al Padre ni a mí.

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios.

El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; y la ciencia de lo santo es inteligencia.

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir a Dios que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y entendimiento espiritual;

por conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad a su muerte,

He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; ni se puede rastrear el número de sus años.

Y he visto acerca de todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar a entender la obra que se hace debajo del sol; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que sabe, no la podrá alcanzar.

para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.

que el Dios del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, el Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El;

El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él.

En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo; cualquiera que no hace justicia, y que no ama a su Hermano, no es de Dios.

y conocer la caridad del Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Pero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento; para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesús, el Cristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;

Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor.

Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo.

Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús.

para que todos los pueblos de la tierra sepan que el SEÑOR es Dios, y que no hay otro.

El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo.

En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesús, el Cristo, es venido en carne es de Dios;

Mas creced en la gracia, y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesús, el Cristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

mas también sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará Dios.

Porque el Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la claridad de Dios en la faz del Cristo Jesús.

¿O no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos pedido.

¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!

entonces entenderás el temor del SEÑOR, y hallarás el conocimiento de Dios.

hasta que todos salgamos en unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, en varón perfecto, a la medida de la edad cumplida del Cristo;

porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; antes se desvanecieron en sus fantasías, y el tonto corazón de ellos fue entenebrecido.

que habiendo entendido la justicia de Dios, no entendieron que los que hacen tales cosas son dignos de muerte; no sólo los que las hacen, más aún los que consienten a los que las hacen.

Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos.

Y ya sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme al Propósito son llamados (a ser santos).

Porque ¿quién conoció el entendimiento del Señor? ¿Quién le instruyó? Mas nosotros tenemos el entendimiento del Cristo.

mas ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, en los cuales queréis volver a servir?

Y reposará sobre él el Espíritu del SEÑOR, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo, y de fortaleza, Espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR;

Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra hablo.

en el cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Y toda aquella generación fue también recogida con sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación, que no conocía al SEÑOR, ni la obra que él había hecho a Israel.

Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.

El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

Así que estando ciertos de aquel terror del Señor, persuadimos los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.

Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria del SEÑOR, como las aguas cubren el mar.