39 Versículos de la Biblia sobre el riesgo
Versículos Más Relevantes
Guárdeme mi Dios de hacer esto: ¿había yo de beber la sangre de estos varones con sus vidas, que con peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.
Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan Delante del cuchillo del desierto.
¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, Y pondré mi alma en mi mano?
El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
Cualquiera que procurare salvar su vida, la perderá; y cualquiera que la perdiere, la salvará.
Porque peligro hay de que seamos argüidos de sedición por hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso.
Y de él será su fuerte, y de en medio de él saldrá su enseñoreador; y haréle llegar cerca, y acercaráse á mí: porque ¿quién es aquel que ablandó su corazón para llegarse á mí? dice Jehová.
Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego.
Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
Entonces los tres valientes rompieron por el campo de los Filisteos, y sacaron agua de la cisterna de Beth-lehem, que estaba á la puerta; y tomaron, y trajéronla á David: mas él no la quiso beber, sino derramóla á Jehová, diciendo:
El cual nos libró y libra de tanta muerte; en el cual esperamos que aun nos librará;
Como bramido de cachorro de león es el terror del rey: El que lo hace enfurecerse, peca contra su alma.
Reparte á siete, y aun á ocho: porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en los secretos de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.
¿O cuál rey, habiendo de ir á hacer guerra contra otro rey, sentándose primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
Ciertamente apenas muere algun por un justo: con todo podrá ser que alguno osara morir por el bueno.
Y David tuvo deseo, y dijo: Quién me diera á beber del agua de la cisterna de Beth-lehem, que está á la puerta!
Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prestamente para la casa del Dios del cielo: pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?
Ahora pues, ¿por qué moriremos? que este gran fuego nos consumirá: si tornáremos á oir la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos.
En caminos muchas veces, peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los Gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en la mar, peligros entre falsos hermanos;
Y por esto, procuro yo tener siempre conciencia sin remordimiento acerca de Dios y acerca de los hombres.
Viendo pues que no me defendíais, puse mi alma en mi palma, y pasé contra los hijos de Ammón, y Jehová los entregó en mi mano: ¿por qué pues habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo?
Y Jonathán y Ahimaas estaban junto á la fuente de Rogel, porque no podían ellos mostrarse viniendo á la ciudad; fué por tanto una criada, y dióles el aviso: y ellos fueron, y noticiáronlo al rey David.
También algunos de los principales de Asia, que eran sus amigos, enviaron á él rogando que no se presentase en el teatro.
Hombres que han expuesto sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
En esto hemos conocido el amor, porque él puso su vida por nosotros: también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
Yo soy el buen pastor: el buen pastor su vida da por las ovejas.
Por fe ofreció Abraham á Isaac cuando fué probado, y ofrecía al unigénito el que había recibido las promesas,
Porque vendidos estamos yo y mi pueblo, para ser destruídos, para ser muertos y exterminados. Y si para siervos y siervas fuéramos vendidos, callárame, bien que el enemigo no compensara el daño del rey.
José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
(Que pusieron sus cuellos por mi vida: á los cuales no doy gracias yo sólo, mas aun todas las iglesias de los Gentiles;)
A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y á tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.