33 Versículos de la Biblia sobre la ansiedad y el miedo

En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.

El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.

Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Y estuve yo con vosotros con flaqueza, y mucho temor y temblor;

Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo?

Decid á los de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago: el mismo Dios vendrá, y os salvará.

No temas, porque yo soy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.

Y cuando os trajeren á las sinagogas, y á los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo ó qué hayáis de responder, ó qué hayáis de decir;

Será que el cuchillo que teméis, os alcanzará allí en tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis temor, allá en Egipto se os pegará; y allí moriréis.

Vosotros, pues, no procuréis qué hayáis de comer, ó qué hayáis de beber: ni estéis en ansiosa perplejidad.

Mejor es lo poco con el temor de Jehová, Que el gran tesoro donde hay turbación.

Secándose los hombres á causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra: porque las virtudes de los cielos serán conmovidas.

No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo ó qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar.

Quita pues el enojo de tu corazón, y aparta el mal de tu carne: porque la mocedad y la juventud son vainidad.

Por nada estéis afanosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con hacimiento de gracias.

Porque él será como el árbol plantado junto á las aguas, que junto á la corriente echará sus raices, y no verá cuando viniere el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de hacer fruto.

Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?

De mala fama no tendrá temor: Su corazón está apercibido, confiado en Jehová.

Busqué á Jehová, y él me oyó, Y libróme de todos mis temores.

No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos?

Díjome luego: Hijo del hombre, he aquí quebrantaré el sostén del pan en Jerusalem, y comerán el pan por peso, y con angustia; y beberán el agua por medida, y con espanto.

Y sus entrañas son más abundantes para con vosotros, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor.

Acerca de Damasco. Confundióse Hamath, y Arphad, porque oyeron malas nuevas: derritiéronse en aguas de desmayo, no pueden sosegarse.

Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?

No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.

Siervos, obedeced á vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como á Cristo;

Así que, no temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Y díjome: Varón de deseos, no temas: paz á ti; ten buen ánimo, y aliéntate. Y hablando él conmigo cobré yo vigor, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: Pruébame y reconoce mis pensamientos:

Hijo del hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con anhelo;

Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor:

Y decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos: Tú empero oíste la voz de mis ruegos, cuando á ti clamaba.