98 Versículo de la Biblia sobre Los extranjeros

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios;

Como á un natural de vosotros tendréis al extranjero que peregrinare entre vosotros; y ámalo como á ti mismo; porque peregrinos fuisteis en la tierra de Egipto: Yo Jehová vuestro Dios.

El extranjero que estará en medio de ti subirá sobre ti muy alto, y tú serás puesto muy bajo.

Y cuando el extranjero morare contigo en vuestra tierra, no le oprimiréis.

Amaréis pues al extranjero: porque extranjeros fuisteis vosotros en tierra de Egipto.

Y al extranjero no engañarás, ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días cual sombra sobre la tierra, y no dan espera.

Un mismo derecho tendréis: como el extranjero, así será el natural: porque yo soy Jehová vuestro Dios.

Y no angustiarás al extranjero: pues vosotros sabéis cómo se halla el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

Y los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.

Así que hubo oído, me obedeció; Los hijos de extraños me mintieron;

Y á los hijos de los extranjeros que se allegaren á Jehová para ministrarle, y que amaren el nombre de Jehová para ser sus siervos: á todos los que guardaren el sábado de profanarlo, y abrazaren mi pacto,

Que hace justicia al huérfano y á la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.

La misma ley será para el natural y para el extranjero que peregrinare entre vosotros.

Amados, yo os ruego como á extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras á causa de tu nombre,

Y será que en la tribu en que peregrinare el extranjero, allí le daréis su heredad, ha dicho el Señor Jehová.

Porque no se harten los extraños de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;

Nuestra heredad se ha vuelto á extraños, Nuestras casas á forasteros.

Y la tierra no se venderá rematadamente, porque la tierra mía es; que vosotros peregrinos y extranjeros sois para conmigo.

Sin duda pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere: de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti: no podrás poner sobre ti hombre extranjero, que no sea tu hermano.

Jehová guarda á los extranjeros; Al huérfano y á la viuda levanta; Y el camino de los impíos trastorna.

Y estarán extranjeros, y apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.

PORQUE Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá á Israel, y les hará reposar en su tierra: y á ellos se unirán extranjeros, y allegaránse á la familia de Jacob.

Y será que echaréis sobre ella suertes por herencia para vosotros, y para los extranjeros que peregrinan entre vosotros, que entre vosotros han engendrado hijos: y los tendréis como naturales entre los hijos de Israel; echarán suertes con vosotros para he

Los extraños desfallecían, Y temblaban en sus escondrijos.

Y será que cuando dijereis: ¿Por qué hizo Jehová el Dios nuestro con nosotros todas estas cosas? entonces les dirás: De la manera que me dejasteis á mí, y servisteis á dioses ajenos en vuestra tierra así serviréis á extraños en tierra ajena.

Así ha dicho el Señor Jehová: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón é incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel.

Entonces dijo á Abram: Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá á los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años.

Conforme á la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.

Y en mano de extraños la entregué para ser saqueada, y en despojo á los impíos de la tierra, y la contaminarán.

Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.

Juró Jehová por su mano derecha, y por el brazo de su fortaleza: Que jamás daré tu trigo por comida á tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que tú trabajaste:

Y cuando segareis la mies de vuestra tierra, no acabarás de segar el rincón de tu haza, ni espigarás tu siega; para el pobre, y para el extranjero la dejarás: Yo Jehová vuestro Dios.

Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras á causa de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta casa,

Por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extraños, los fuertes de las gentes, que desenvainarán su espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y ensuciarán tu esplendor.

Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al pro

Mas si algún extranjero peregrinare contigo, y quisiere hacer la pascua á Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces se llegará á hacerla, y será como el natural de la tierra; pero ningún incircunciso comerá de ella.

Los extraños flaquearon, Y tuvieron miedo desde sus encerramientos.

No torcerás el derecho del peregrino y del huérfano; ni tomarás por prenda la ropa de la viuda:

Ninguna cosa mortecina comeréis: al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él la comerá: ó véndela al extranjero; porque tú eres pueblo santo á Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Esto siendo ellos pocos hombres en número, Y extranjeros en ella.

Vuestra tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños.

Los extraños titubeaban á mí: En oyendo, me obedecían.

Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis derechos, y no hagáis ninguna de todas estas abominaciones: ni el natural ni el extranjero que peregrina entre vosotros.

No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, mujeres y niños, y extranjeros que andaban entre ellos.

Después mandó David que se juntasen los extranjeros que estaban en la tierra de Israel, y señaló de ellos canteros que labrasen piedras para edificar la casa de Dios.

(Entonces todos los Atenienses y los huéspedes extranjeros, en ningun otra cosa entendían, sino ó en decir ó en oir alguna cosa nueva.)

Les dirás también: Cualquier varón de la casa de Israel, ó de los extranjeros que peregrinan entre vosotros, que ofreciere holocausto ó sacrificio,

Y habíase ya apartado la simiente de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.

Del extranjero demandarás el reintegro: mas lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano;

Y enviaré á Babilonia aventadores que la avienten, y vaciarán su tierra; porque serán contra ella de todas partes en el día del mal.

Una misma ley y un mismo derecho tendréis, vosotros y el peregrino que con vosotros mora.

También compraréis de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de los que del linaje de ellos son nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros; los cuales tendréis por posesión:

Y será en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extraños no lo volverán más á poner en servidumbre,

Y si invocáis por Padre á aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación:

Cuando hubieres acabado de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al Levita, al extranjero, al huérfano y á la viuda; y comerán en tus villas, y se saciarán.

En la ley está escrito: En otras lenguas y en otros labios hablaré á este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.

Del extraño tomarás logro, mas de tu hermano no lo tomarás, porque te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos sobre la tierra á la cual entras para poseerla.

Harás congregar el pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman á Jehová vuestro Dios, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley:

Maldito el que torciere el derecho del extranjero, del huérfano, y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.

Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará á este pueblo,

Redímeme, y sálvame de mano de los hijos extraños, Cuya boca habla vanidad, Y su diestra es diestra de mentira.

A la viuda y al extranjero matan, Y á los huérfanos quitan la vida.

Y dirá la generación venidera, vuestros hijos que vendrán después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquesta tierra, y sus enfermedades de que Jehová la hizo enfermar,

Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube, harás marchitar el pimpollo de los robustos.

Comieron extraños su sustancia, y él no lo supo; y aun vejez se ha esparcido por él, y él no lo entendió.

Ni oprimiereis al peregrino, al huérfano, y á la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro;

Y le cortarán extraños, los fuertes de las gentes, y lo abandonarán: sus ramas caerán sobre los montes y por todos los valles, y por todas las arroyadas de la tierra serán quebrados sus ramos; é iránse de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dej

Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sión, monte de mi santidad: y será Jerusalem santa, y extraños no pasarán más por ella.

Y será que en el día del sacrificio de Jehová, haré visitación sobre los príncipes, y sobre los hijos del rey, y sobre todos los que visten vestido extranjero.

Cuando erais pocos en número, Pocos y peregrinos en ella;

Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa:

Y no guardasteis el ordenamiento de mis santificaciones, sino que os pusisteis guardas de mi ordenanza en mi santuario.

Que tornaste la ciudad en montón, la ciudad fuerte en ruina: el alcázar de los extraños que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedeficada.

De muerte de incircuncisos morirás por mano de extraños: porque yo he hablado, dice el Señor Jehová.

Cuando segares tu mies en tu campo, y olvidares alguna gavilla en el campo, no volverás a tomarla: para el extranjero, para el huérfano, y para la viuda será; porque te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.

Envía tu mano desde lo alto; Redímeme, y sácame de las muchas aguas, De la mano de los hijos de extraños;