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'Hasta' en la Biblia

Y el rey hará a su voluntad; y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y será prosperado, hasta que la ira sea acabada, porque hecha está la determinación.

Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del Santuario; y vendrá hasta su fin, y no tendrá quien le ayude.

Mas en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces; mas en aquel tiempo tu pueblo escapará, todos los que se hallaren escritos en el libro.

Y desde el tiempo que fuere quitado el continuo sacrificio hasta la abominación de asolamiento, habrá mil doscientos noventa días.

Y matando sacrificios han bajado hasta lo profundo; por tanto, yo seré la corrección de todos ellos.

Andaré, y tornaré a mi lugar, hasta que reconozcan su culpa, y busquen mi rostro. En su angustia madrugarán a mí.

Todos ellos adúlteros; son como horno encendido por el hornero, el cual cesará de despertar después que esté hecha la masa, hasta que esté leudada.

Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejar; se encendió mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron ser absueltos.

Aunque críen a sus hijos, se los quitaré hasta que no quede hombre alguno. Sí, ¡ay de ellos también cuando de ellos me aparte!

¿Cómo muge el ganado! Andan vagando los hatos de vacas porque no hay pasto para ellas; hasta los rebaños de ovejas sufren.

Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el Nombre del SEÑOR vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.

Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no la convertiré; porque quemó los huesos del rey de Idumea hasta tornarlos en cal.

Envié entre vosotros mortandad en el camino a Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, quité vuestros caballos; e hice subir el hedor de vuestros reales hasta vuestras narices; y nunca os tornasteis a mí, dijo el SEÑOR.

Pues he aquí, levantaré yo sobre vosotros, oh casa de Israel, dijo el SEÑOR Dios de los ejércitos, gentiles que os oprimirán desde la entrada de Hamat hasta el arroyo del desierto.

Si vinieran a ti ladrones o salteadores de noche ( ¿cómo quedarías arruinado!), ¿no robarían hasta que les bastara? Si vinieran a ti vendimiadores, ¿no dejarían rebuscos?

Hasta el término te hicieron llegar todos tus aliados; te han engañado los varones de tu paz, prevalecieron contra ti; los que comían tu pan, pusieron la llaga debajo de ti; no hay en ello inteligencia.

Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén, que estarán en Sefarad, poseerán las ciudades del mediodía.

Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella, porque su maldad ha subido hasta mí.

Las aguas me rodearon hasta el alma, el abismo me rodeó; el junco se enguedejó a mi cabeza.

Descendí hasta las raíces de los montes, la tierra con sus cerrojos me {ponía} cerco para siempre; pero tú sacaste de la fosa mi vida, oh SEÑOR, Dios mío.

Y llegó la palabra hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestido, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza.

Y salió Jonás de la ciudad, y se asentó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una choza, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué sería de la ciudad.

Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Hago bien en enojarme, hasta desear la muerte.

Porque su llaga es dolorosa, que llegó hasta Judá; llegó hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.

Porque la moradora de Marot tuvo dolor por el bien; por cuanto el mal descendió del SEÑOR hasta la puerta de Jerusalén.

Aun te traeré heredero, oh moradora de Maresa; la gloria de Israel vendrá hasta Adulam.

Y juzgará entre muchos pueblos, y corregirá fuertes naciones hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada gente contra gente, ni más se ensayarán para la guerra.

Y tú, oh torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sion vendrá hasta ti; y vendrá el Señorío primero, el Reino, a la hija de Jerusalén.

Duélete y gime, hija de Sion como mujer de parto; porque ahora saldrás de la ciudad, y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá el SEÑOR de la mano de tus enemigos.

Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que está de parto; y el resto de sus hermanos se tornará con los hijos de Israel.

Y estará, y apacentará con fortaleza del SEÑOR, con grandeza del Nombre del SEÑOR su Dios; y asentarán; porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.

Pueblo mío, acuérdate ahora qué pensó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam, hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas la justicia del SEÑOR.

La ira del SEÑOR soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi juicio; él me sacará a luz; veré su justicia.

En ese día vendrá hasta ti desde Asiria y las ciudades fuertes, y desde las ciudades fuertes hasta el Río, y de mar a mar, y de monte a monte.

¿No han de levantar todos éstos sobre él enigma, y sarcasmos contra él? Y dirán: ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Y hasta cuándo había de amontonar sobre sí espeso lodo?

Saliste para salvar a tu pueblo, para salvar con tu Ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, desnudando el cimiento hasta el cuello. Selah.

¡Ay de los que moran al lado del mar, de la gente de los cereteos! La palabra del SEÑOR es contra vosotros, oh Canaán, tierra de palestinos, que te haré destruir hasta no quedar morador.

Hice talar los gentiles; sus castillos están asolados; hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar morador.

Por tanto, esperadme --declara el SEÑOR-- hasta el día en que me levante como testigo, porque mi decisión es reunir a las naciones, juntar a los reinos, para derramar sobre ellos mi indignación, todo el ardor de mi ira; porque por el fuego de mi celo toda la tierra será consumida.

Y respondió el ángel del SEÑOR, y dijo: Oh SEÑOR de los ejércitos, ¿hasta cuándo tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?

Y de Efraín talaré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a los gentiles; y su Señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.

Los haré volver de la tierra de Egipto, y de Asiria los recogeré; los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, hasta que no haya {sitio} para ellos.

Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Azal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá; y vendrá el SEÑOR mi Dios, y todos sus santos con él.

Y toda la tierra se tornará como llanura desde Gabaa hasta Rimón al mediodía de Jerusalén; y ésta será enaltecida, y será habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta de los rincones; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, mi Nombre es grande entre los gentiles; y en todo lugar se ofrece a mi Nombre perfume, y presente limpio; porque grande es mi Nombre entre los gentiles, dice el SEÑOR de los ejércitos.

De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la transmigración de Babilonia, catorce generaciones; y desde la transmigración de Babilonia hasta el Cristo, catorce generaciones.

Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño.

Y partidos ellos, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños a José, diciendo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te lo diga; porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para matarlo.

De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de los cielos se da vida; y los valientes lo arrebatan.

Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubiera quedado hasta el día de hoy.

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí.

Y como descendieron del monte, les mandó Jesús, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.

Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagara todo lo que le debía.

Y cuando fue la tarde del día, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, al cual matasteis entre el Templo y el altar.

Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Porque como eran en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, tomando mujeres los maridos y dándolas los padres, hasta el día que Noé entró en el arca,

y no conocieron hasta que vino el diluvio y tomó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.

Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo que beber nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre.

Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, estaba sentado con los criados, para ver el fin.

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