1621 casos

'Pueblo' en la Biblia

Y el varón incircunciso que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será borrada de su pueblo; ha violado mi pacto.

Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo.

Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het;

No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; delante de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta.

Y Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra.

Y respondió a Efrón en oídos del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas; yo daré el precio de la heredad, tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.

Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de días y fue unido a su pueblo.

Y éstos fueron los años de la vida de Ismael, ciento treinta y siete años: y exhaló el espíritu Ismael, y murió; y fue unido a su pueblo.

Y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas: Y el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor.

Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu esposa, y hubieras traído sobre nosotros el pecado.

Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su esposa, de cierto morirá.

Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y dividió al pueblo que tenía consigo en dos campamentos, y las ovejas y las vacas y los camellos;

Entonces os daremos nuestras hijas, y nosotros tomaremos las vuestras; y habitaremos con vosotros, y seremos un solo pueblo.

Mas con una condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros, para que seamos un pueblo; si se circuncida en nosotros todo varón, así como ellos son circuncidados.

Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán (ésta es Betel), él y todo el pueblo que con él estaba.

Tú serás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo: solamente en el trono seré yo mayor que tú.

Y cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.

Y José era el señor de la tierra; él era quien le vendía a todo el pueblo de la tierra. Y llegaron los hermanos de José y se inclinaron a él rostro a tierra.

Y en cuanto al pueblo, lo hizo pasar a las ciudades desde un extremo hasta el otro extremo de los términos de Egipto.

Entonces José dijo al pueblo: He aquí hoy os he comprado y a vuestra tierra para Faraón; he aquí semilla para vosotros, sembrad la tierra.

Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su simiente será multitud de naciones.

Dan juzgará a su pueblo, como una de las tribus de Israel.

Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo: sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo;

Y cuando Jacob acabó de dar órdenes a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y entregó el espíritu; y fue reunido con su pueblo.

y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es más grande y más fuerte que nosotros:

Y Dios hizo bien a las parteras: y el pueblo se multiplicó, y se fortaleció en gran manera.

Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad en el río a todo hijo que naciere, y a toda hija preservad la vida.

Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, y sucederá que cuando saliereis, no saldréis con las manos vacías;

Y él hablará por ti al pueblo; y él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.

Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hubiereis vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano: pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.

Y habló Aarón todas las palabras que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo.

Después entraron Moisés y Aarón ante Faraón, y le dijeron: Jehová, el Dios de Israel, dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto.

Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su obra? Váyanse a vuestros cargos.

Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus cargos.

Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que le tenían a su cargo, y a sus gobernadores, diciendo:

De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja:

Y saliendo los cuadrilleros del pueblo y sus gobernadores, hablaron al pueblo, diciendo: Así ha dicho Faraón: Yo no os doy paja.

Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojo en lugar de paja.

No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí tus siervos son azotados, pero la culpa la tiene tu pueblo.

Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste?

Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú tampoco has librado a tu pueblo.

Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios: y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os saco de debajo de las cargas de Egipto:

Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.

Entonces Jehová dijo a Moisés: El corazón de Faraón está endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo.

y dile: Jehová el Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has querido oír.

Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra ante Faraón, y dile: Así dice Jehová: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Y el río criará ranas, las cuales subirán, y entrarán en tu casa, y en la cámara de tu cama, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, y en tu pueblo, y en tus hornos, y en tus artesas:

Y las ranas subirán sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos.

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a Jehová que quite las ranas de mí y de mi pueblo; y dejaré ir al pueblo, para que ofrezcan sacrificios a Jehová.

Y dijo Moisés a Faraón: Gloríate sobre mí: ¿cuándo debo orar por ti, y por tus siervos, y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti, y de tus casas, y que solamente se queden en el río?

Y las ranas se irán de ti, y de tus casas, y de tus siervos, y de tu pueblo, y solamente se quedarán en el río.

Y Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante de Faraón, he aquí él sale a las aguas; y dile: Así dice Jehová: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Porque si no dejares ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré sobre ti, y sobre tus siervos, y sobre tu pueblo, y sobre tus casas toda clase de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estuvieren.

Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual mi pueblo habita, para que ninguna clase de moscas haya en ella; a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra.

Y respondió Moisés: He aquí, que yo salgo de tu presencia, y rogaré a Jehová que las diversas clases de moscas se vayan mañana de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; con tal que Faraón no vuelva a obrar con engaño, no dejando ir al pueblo a ofrecer sacrificio a Jehová.

Y Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés; y quitó todas aquellas moscas de Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo, sin que quedara una.

Pero Faraón endureció su corazón también esta vez, y no dejó ir al pueblo.

Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra ante Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirvan.

Entonces Faraón envió, y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo.

Entonces Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón, sobre tus siervos, y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.

Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de pestilencia, y serás quitado de la tierra.

¿Todavía te ensalzas tú contra mi pueblo, para no dejarlos ir?

Entonces Moisés y Aarón vinieron a Faraón, y le dijeron: Jehová, el Dios de los hebreos dice así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirvan.

Habla ahora al pueblo, y que cada uno demande a su vecino, y cada una a su vecina, joyas de plata y de oro.

Y Jehová dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era un gran varón a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo, en la tierra de Egipto.

Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Sal tú, y todo el pueblo que está bajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de delante de Faraón.

Y habéis de guardarlo hasta el día catorce de este mes; y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes.

Vosotros responderéis: Es el sacrificio de la Pascua de Jehová, el cual pasó de largo las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.

E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros, y los hijos de Israel; e id, servid a Jehová, como habéis dicho.

Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos.

Y llevó el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros.

Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les prestaron; y ellos despojaron a los egipcios.

Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre; pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado.

Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: No sea que cuando el pueblo viere la guerra, se arrepienta y se vuelva a Egipto:

Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados.

Él nunca quitó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.

Y fue dado aviso al rey de Egipto que el pueblo huía: y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?

Y unció su carro, y tomó consigo a su pueblo;

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; quedaos quietos, y ved la salvación de Jehová, que Él hará hoy con vosotros; porque a los egipcios que hoy habéis visto, ya nunca más los veréis.

Caiga sobre ellos temblor y espanto; a la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá una porción para cada día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

Y toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, por sus jornadas, al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.

Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?

Así que el pueblo tuvo allí sed de agua, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, y a nuestros hijos y a nuestros ganados?

Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? de aquí a un poco me apedrearán.

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