'Cuanto' en la Biblia
por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las esparcisteis lejos.
Por cuanto tuviste enemistad perpetua, y derramaste la sangre de los hijos de Israel con el poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo;
Por cuanto dijiste: Estas dos naciones y estas dos tierras serán mías, y las poseeremos, aunque Jehová esté allí.
Así dice Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo sobre vosotros: ¡Ea! también las alturas perpetuas nos han sido dadas por heredad.
Profetiza por tanto, y di: Así dice Jehová el Señor: Por cuanto os desolaron y os tragaron de todas partes, para que fueseis heredad a las otras naciones, y se os ha hecho caer en boca de habladores, y ser el oprobio de los pueblos,
Así dice Jehová el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: Tú has sido devoradora de hombres, y has privado de los hijos a tu nación;
Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado; por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en mano de sus enemigos, y cayeron todos a espada.
Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano contra ellos, y llevarán su iniquidad, dice Jehová el Señor.
En cuanto a la ordenanza del aceite: ofreceréis un bato de aceite, que es la décima parte de un coro; que es un homer de diez batos (porque diez batos son un homer).
En el mes séptimo, a los quince del mes, en la fiesta, hará como en estos siete días, en cuanto a la expiación, en cuanto al holocausto, en cuanto a la ofrenda y en cuanto al aceite.
En cuanto a las demás tribus, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Benjamín una porción.
En cuanto a lo que viste, el hierro mezclado con el barro, se mezclarán por medio de simiente humana, mas no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
Por tanto, yo decreto que todo pueblo, nación, o lengua, que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa sea puesta por muladar; por cuanto no hay otro Dios que pueda librar como Éste.
Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos;
por cuanto fue hallado en él un mayor espíritu y conocimiento e inteligencia, para interpretar sueños, descifrar enigmas y deshacer dudas, es decir, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él mostrará la interpretación.
Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.
Y el ejército le fue entregado a causa de la prevaricación sobre el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó.
Y en cuanto al cuerno que fue quebrado y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, mas no con la fuerza de él.
Cuanto más los llamaban, así ellos se iban de su presencia; a los Baales sacrificaban, y a los ídolos quemaban incienso.
Visión de Abdías. Así dice Jehová el Señor en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero es enviado a las gentes. Levantaos, y levantémonos contra ella en batalla.
Porque la moradora de Marot tuvo dolor por el bien; por cuanto el mal descendió de Jehová hasta la puerta de Jerusalén.
Entonces clamarán a Jehová y no les responderá; antes esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicieron malvadas obras.
Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale verdadero; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcido el juicio.
Y también, por cuanto peca por el vino, es un hombre soberbio, y no queda en casa; el cual ensancha como el infierno su alma, y es como la muerte, que no se sacia; antes reúne para sí todas las naciones, y amontona para sí todos los pueblos.
Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y soplo en ello. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
Mas si tu ojo fuere maligno, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuánto más lo serán las mismas tinieblas?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará buenas cosas a los que le pidan?
Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Belcebú, ¿cuánto más a los de su casa?
Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que es lícito hacer el bien en sábado.
Pero en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo: En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo, en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
Pero él, en cuanto salió, comenzó a publicarlo mucho, y a divulgar el hecho, de manera que Jesús ya no podía entrar abiertamente a la ciudad, sino que se estaba fuera en los lugares desiertos; y venían a Él de todas partes.
Porque aún no habían entendido el milagro de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.
Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.
Y Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño:
Y lo oyeron los escribas y los príncipes de los sacerdotes, y buscaban cómo le matarían; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina.
Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
Y José también subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;
Y el pueblo estaba en expectativa, y se preguntaban todos en sus corazones en cuanto a Juan, si él sería el Cristo.
El Espíritu del Señor está sobre mí: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los quebrantados:
Y una mujer que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Considerad los cuervos, que no siembran, ni siegan; que no tienen almacén, ni granero, y Dios los alimenta. ¿Cuánto más sois vosotros de más estima que las aves?
Y si así viste Dios la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno; ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor?
Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Y él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.
Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Y oyendo ellos estas cosas, Él prosiguió y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque ellos pensaban que pronto se manifestaría el reino de Dios.
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Y les dijo: ¡Con cuánto anhelo he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
Y Jesús tomando los panes, habiendo dado gracias, los repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; y asimismo de los peces, cuanto querían.
Dijeron entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba!
y de justicia, por cuanto voy a mi Padre y no me veréis más;
y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ya es juzgado.
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
Entonces los judíos, por cuanto era el día de la preparación, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado (porque era gran día aquel sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.
a quien Dios resucitó, habiendo soltado los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser retenido por ella.
Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que del fruto de sus lomos, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono;
porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
Y al instante el ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, y os predicamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, y el mar, y todo cuanto en ellos hay.
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, turbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no dimos tal mandato,
por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien Él designó; dando fe a todos con haberle resucitado de los muertos.
Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros hemos escrito y acordado que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo que fue sacrificado a los ídolos, y de sangre, y de estrangulado y de fornicación.
Y le vi que me decía: Date prisa, y sal cuanto antes de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.
Así que, en cuanto a mí, presto estoy a predicar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez; pero en cuanto vive, para Dios vive.
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
Y si la caída de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos, la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más la plenitud de ellos?
Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, mi ministerio honro,
Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; mas en cuanto a la elección, son muy amados por causa de los padres.
Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
Si fuere posible, en cuanto esté en vosotros, vivid en paz con todos los hombres.
¿O no sabéis que hemos de juzgar ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es al hombre no tocar mujer.
En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
Y en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mas el amor edifica.
Y en cuanto a comer de aquello que es sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.
Y en cuanto a los dones espirituales, no quiero hermanos, que ignoréis.
Y por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.
En cuanto a nuestro hermano Apolos; mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos; mas en ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.
Pero en cuanto a la suministración para los santos, por demás me es escribiros;
Lo digo en cuanto a la afrenta, como si nosotros hubiésemos sido débiles. Pero en lo que otro tuviere osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.
sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a las concupiscencias engañosas;
Este misterio grande es; mas yo hablo en cuanto a Cristo y a la iglesia.
Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en mi corazón; y en mis prisiones, como en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois partícipes de mi gracia.
Porque Dios me es testigo de cuánto os amo a todos vosotros entrañablemente en Jesucristo.
circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en cuanto a la ley, fariseo;
en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud,