'Discípulos' en la Biblia
El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.
Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.
Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
Este principio de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.
Después de esto descendió a Capernaúm, Él, y su madre, y sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consumió.
Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
Después de estas cosas, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estuvo allí con ellos, y bautizaba.
Entonces hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.
Y cuando el Señor entendió que los fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan
(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
(Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer).
Y en esto llegaron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con la mujer; pero ninguno dijo: ¿Qué preguntas? O: ¿Por qué hablas con ella?
Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
Entonces los discípulos se decían el uno al otro: ¿Le habrá traído alguien de comer?
Y subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:
Y Jesús tomando los panes, habiendo dado gracias, los repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; y asimismo de los peces, cuanto querían.
Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.
Y al anochecer, descendieron sus discípulos al mar;
El día siguiente, cuando la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había otra barca sino aquella en la que habían entrado sus discípulos, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en la barca, sino que sus discípulos se habían ido solos.
Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, ellos también entraron en unas barcas y vinieron a Capernaúm, buscando a Jesús.
Entonces muchos de sus discípulos al oírlo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él.
Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
Entonces dijo Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciese ciego?
Él les respondió: Ya os lo he dicho antes, y no habéis oído; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?
Entonces le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros discípulos de Moisés somos.
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea otra vez.
Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sano estará.
Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la tierra que está junto al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
Entonces dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:
Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él, y que le habían hecho estas cosas.
Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado en el pecho de Jesús.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Entonces algunos de sus discípulos dijeron entre ellos: ¿Qué es esto que nos dice: Un poco, y no me veréis; y otra vez, un poco, y me veréis, y: Porque yo voy al Padre?
Sus discípulos le dijeron: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna parábola dices.
Cuando Jesús hubo dicho estas palabras, salió con sus discípulos al otro lado del arroyo de Cedrón, donde había un huerto, en el cual Él entró, y sus discípulos.
Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque Jesús muchas veces se había reunido allí con sus discípulos.
Entonces la criada que guardaba la puerta, dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Él dijo: No soy.
Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
Y estaba Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él negó, y dijo: No soy.
Entonces los discípulos se volvieron a sus casas.
Vino María Magdalena dando las nuevas a los discípulos de que había visto al Señor, y que Él le había dicho estas cosas.
Y el mismo día al anochecer, siendo el primero de la semana, estando las puertas cerradas en donde los discípulos estaban reunidos por miedo a los judíos, vino Jesús, y poniéndose en medio, les dijo: Paz a vosotros.
Y habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Entonces vino Jesús, estando las puertas cerradas, y poniéndose en medio, dijo: Paz a vosotros.
Y ciertamente muchas otras señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
Después de estas cosas Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera.
Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás llamado el Dídimo, y Natanael, de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
Y al amanecer, Jesús se puso a la ribera; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
Y los otros discípulos vinieron en una barca (porque no estaban lejos de tierra, sino como a doscientos codos), trayendo la red con los peces.
Jesús les dijo: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: ¿Tú, quién eres? Sabiendo que era el Señor.
Ésta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
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