'Era' en la Biblia
Y el tabernáculo era ya desarmado, y se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari, llevando el tabernáculo.
Luego comenzó a marchar el estandarte del campamento de Rubén por sus escuadrones; y Elisur, hijo de Sedeur, era sobre su ejército.
Después comenzó a marchar el estandarte del campamento de los hijos de Efraín por sus escuadrones; y Elisama, hijo de Amiud, era sobre su ejército.
Luego comenzó a marchar el estandarte del campamento de los hijos de Dan por sus escuadrones, recogiendo todos los campamentos; y Ahiezer, hijo de Amisadai, era sobre su ejército.
Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.
El pueblo se esparcía, y lo recogía, y lo molía en molinos, o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera, o hacía de él tortas; y su sabor era como sabor de aceite nuevo.
Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.
Y la nube se apartó del tabernáculo; y he aquí que María era leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.
y cuál sea la tierra, si es fértil o estéril, si en ella hay árboles o no; y esforzaos, y recoged del fruto de la tierra. Y el tiempo era el tiempo de las primeras uvas.
De lo primero que amasareis, ofreceréis una torta en ofrenda; como la ofrenda de la era, así la ofreceréis.
Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como acopio del lagar.
También les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los levitas por fruto de la era, y por fruto del lagar.
E Israel le hirió a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque el término de los hijos de Amón era fuerte.
Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos; el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón.
Y Moab temió mucho a causa del pueblo que era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel.
Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta compañía todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac, hijo de Zipor, era entonces rey de Moab.
Y el nombre del varón muerto, que fue muerto con la madianita, era Zimri hijo de Salu, príncipe de una familia de la tribu de Simeón.
Y el nombre de la mujer madianita muerta, era Cozbi, hija de Zur, príncipe de pueblos, de la casa del padre en Madián.
Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: Enoc, del cual era la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas;
Y era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.
o bien, sin verle, hizo caer sobre él alguna piedra, de que pudo morir, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;
Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era, y de tu lagar; le darás de aquello en que el SEÑOR te hubiere bendecido.
La fiesta solemne de los tabernáculos harás siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar.
Y era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.
Y los jóvenes espías entraron, y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos, y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera en el campamento de Israel.
tuvieron gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus varones fuertes.
Yo era de edad de cuarenta años, cuando Moisés, siervo del SEÑOR, me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le referí el negocio como lo tenía en mi corazón;
y aun hoy estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era entonces mi fuerza, tal es ahora, para la guerra, y para salir y para entrar.
De aquí subió a los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer.
De la suerte de los hijos de Judá fue sacada la heredad de los hijos de Simeón; por cuanto la parte de los hijos de Judá era mayor que ellos; así que los hijos de Simeón tuvieron su heredad en medio de la de ellos.
y a diez príncipes con él; un príncipe de cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era cabeza de familia de sus padres entre los millares de Israel.
Y aconteció, pasados muchos días después que el SEÑOR dio reposo a Israel de todos sus enemigos al contorno, que Josué, era viejo, y entrado en días.
Por dondequiera que salían, la mano del SEÑOR era contra ellos para mal, como el SEÑOR había dicho, y como el SEÑOR lo había jurado; así los afligió en gran manera.
Y cuando el SEÑOR les despertaba jueces, el SEÑOR era con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque el SEÑOR se arrepentía por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían.
Y le ofreció el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón hombre muy grueso.
Era, pues, Israel en gran manera empobrecida por los madianitas; y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR.
Y vino el ángel del SEÑOR, y se sentó debajo del alcornoque que está en Ofra, el cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón \'
Y viendo Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: Ay, Señor DIOS, que he visto al ángel del SEÑOR cara a cara.
He aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de salvar a Israel por mi mano, como lo has dicho.
Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Mas el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor; que aun era muchacho.
Y volviendo Jefté a Mizpa a su casa, he aquí que su hija le salió a recibir con adufes y danzas, y era la sola, la única suya; no tenía fuera de ella otro hijo ni hija.
Y los galaaditas tomaron los vados del Jordán a Efraín; y era que, cuando alguno de los de Efraín que había huido, decía, ¿pasaré? los de Galaad le preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía, no;
Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos.
Y la mujer vino y lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
Y el ángel del SEÑOR no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel del SEÑOR.
Y había un joven de Belén de Judá, de la familia de Judá, el cual era levita; y peregrinaba allí.
Pasando, pues, caminaron, y se les puso el sol junto a Gabaa, que era de Benjamín.
Y he aquí un hombre viejo, que a la tarde venía del campo de trabajar; el cual era también del monte de Efraín, y moraba como peregrino en Gabaa, pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Jemini (Benjamín).
El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer Noemí; y los nombres de sus dos hijos eran, Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se asentaron allí.
los cuales tomaron para sí mujeres de Moab, el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí como diez años.
Fue pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció precisamente, que la suerte del campo era de Booz, el cual era de la parentela de Elimelec.
¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta la cebada esta noche en la era.
Te lavarás pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
Y descendiendo a la era, hizo todo lo que su suegra le había mandado.
Y reposó a sus pies hasta la mañana, y se levantó antes que nadie pudiera conocer a otro. Y él dijo: Que no se sepa que la mujer haya venido a la era.
Desde hacía tiempo existía esta costumbre en Israel en la redención o contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y éste era el testimonio en Israel.
Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el nombre de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
Y después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y un odre de vino, y lo trajo a la Casa del SEÑOR en Silo; y el niño era aún pequeño.
Era la costumbre de los sacerdotes con el pueblo que, cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne se cocía, trayendo en su mano un garfio de tres ganchos;
Era, pues, el pecado de los jóvenes muy grande delante del SEÑOR; porque los hombres menospreciaban el presente del SEÑOR.
Elí empero era muy viejo, y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo del testimonio.
Y el joven Samuel ministraba al SEÑOR delante de Elí; y la palabra del SEÑOR era de estima en aquellos días; no había visión manifiesta.
Y Samuel creció, y el SEÑOR era con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.
Y conoció todo Israel desde Dan hasta Beerseba, que Samuel era fiel profeta del SEÑOR.
Era ya Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver.
Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla junto al lugar de la puerta, y se le quebró la cerviz, y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.
Y su nuera, la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al parto, oyendo el rumor que el arca de Dios era tomada, y habían muerto su suegro y su marido, se encorvó y dio a luz; porque sus dolores se habían ya derramado por ella.
(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos hasta el vidente; porque el que ahora se llama profeta, antiguamente era llamado vidente).
Entonces corrieron, y lo tomaron de allí, y puesto en medio del pueblo, desde el hombro arriba era más alto que todo el pueblo.
Como un hijo de un año era Saúl cuando comenzó a reinar; y dos años reinó sobre Israel,
Y Saúl estaba en el término de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y el pueblo que estaba con él era como seiscientos hombres.
Y juntando Saúl todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno era vuelta contra su compañero, y la mortandad era grande.
Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl.
Y la guerra fue fuerte contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a cualquiera que Saúl veía que era hombre valiente e hijo de virtud, le juntaba consigo.
Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos y a los carneros, y finalmente a todo lo bueno, que no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y flaco destruyeron.
Envió, pues, por él, y lo hizo entrar; el cual era rojo, (de buen color), de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces el SEÑOR dijo: Levántate y úngelo, que éste es.
Y cuando el espíritu malo de parte de Dios era sobre Saúl, David tomaba el arpa, y tañía con su mano; y Saúl tenía refrigerio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
Y traía un casco de acero en su cabeza, e iba vestido con cota de escamas; y era el peso de las corazas cinco mil siclos de bronce.
El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.
Y David era hijo de un varón efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Jessé, el cual tenía ocho hijos; y era este hombre en el tiempo de Saúl, viejo, y de gran edad entre los hombres.
Y David era el menor. Y habiendo ido los tres mayores tras Saúl,
Y David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre, y venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,
Y cuando el filisteo miró y vio a David le tuvo en poco; porque era joven, y rojo (de buen color), y de hermoso parecer.
Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y Saúl lo puso sobre la gente de guerra, y era acepto ante los ojos de todo el pueblo, y ante los ojos de los criados de Saúl.
Y cuando sus criados declararon a David estas palabras, agradó la cosa en los ojos de David, para ser yerno del rey. Y como el plazo no era aún cumplido,
Pero Saúl, viendo y considerando que el SEÑOR era con David, y que su hija Mical lo amaba,
Y salían los príncipes de los filisteos; y cuando ellos salían, se portaba David más prudentemente que todos los siervos de Saúl; y era su nombre muy ilustre.
Aquel día estaba allí uno de los siervos de Saúl cumpliendo algún voto delante del SEÑOR, el nombre del cual era Doeg, idumeo, principal de los pastores de Saúl.
Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto el mandamiento del rey era apremiante.
Entonces Doeg idumeo, que era señor entre los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Jessé que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob;
Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en el Carmelo, el cual era muy grande, que tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció hallarse esquilando sus ovejas en el Carmelo.
El nombre de aquel varón era Nabal, y el nombre de su mujer, Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia; mas el hombre era duro y de malos hechos; y era del linaje de Caleb.
Porque Saúl había dado su hija Mical, la mujer de David, a Palti hijo de Lais, que era de Galim.
Ni hombre ni mujer dejaba con vida David, que viniera a Gat; diciendo: Por ventura darían aviso de nosotros, diciendo: Esto hizo David. Y ésta era su costumbre todo el tiempo que moró en tierra de los filisteos.
Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, adoró.
En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
De cuarenta años era Is-boset hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar sobre Israel; y reinó dos años. Sólo la casa de Judá seguía a David.
Y estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai, y Asael. Este Asael era tan ligero de pies como un corzo del monte.
su segundo Quileab, de Abigail la que era mujer de Nabal, el del Carmelo; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur;
Y tenía el hijo de Saúl dos varones, los cuales eran capitanes de compañía, el nombre de uno era Baana, y el del otro Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque Beerot era contada con Benjamín;