'Era' en la Biblia
mas era necesario hacer banquete y regocijarnos, porque éste tu hermano estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
y se derribó sobre el rostro a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
Entonces él, oídas estas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no sabían lo que decía.
el cual cuando oyó la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.
y he aquí un varón llamado Zaqueo, el cual era el principal de los publicanos, y era rico;
Y procuraba ver quién era Jesús; mas no podía a causa de la multitud, porque era pequeño de estatura.
Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgo. Sabías que yo era hombre recio, que quito lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
Y si dijéremos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están ciertos que Juan era profeta.
Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce;
Y vino el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario matar el cordero de la pascua.
Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los doce apóstoles.
Entonces Pilato, oyendo de Galilea, preguntó si el hombre era galileo.
Y como entendió que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, el cual también estaba en Jerusalén en aquellos días.
Y cuando era como la hora sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
Y he aquí un varón llamado José, el cual era senador, varón bueno y justo,
Y quitado, lo envolvió en una sábana, y le puso en un sepulcro que era labrado de piedra, en el cual ninguno aún había sido puesto.
Y era día de la preparación de la Pascua; y estaba para rayar el sábado.
Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora sobre todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido.
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara (así) en su gloria?
Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumplieran todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos.
Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos; y era llevado arriba al cielo.
En el principio ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
El no era la luz, sino para que diera testimonio de la luz.
Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.
A lo que era suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Y confesó, y no negó; confesó que no era el Cristo.
Este es del que dije: Tras mí viene un Varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
Les dice: Venid y ved. Vinieron, y vieron dónde moraba, y permanecieron con él aquel día; porque era como la hora décima.
Era Andrés el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido.
Y era Felipe de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
Y cuando el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabía de dónde era; (mas los que servían, lo sabían, quienes habían sacado el agua), el maestresala llama al esposo,
Y estaba allí la fuente de Jacob. Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó a la fuente. Era como la hora sexta.
El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.
Porque un ángel descendía a cierto tiempo al estanque, y revolvía el agua; y el que primero descendía en el estanque después del movimiento del agua, era sano de cualquier enfermedad que tuviera.
Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día.
Y el que había sido sanado, no sabía quién era; porque Jesús se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar.
El se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
El era lámpara que ardía y alumbraba; mas vosotros quisisteis recrearos por una hora a su luz.
y entrando en un navío, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Y era ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.
Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce.
(Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él; porque aún no era dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no era glorificado.)
¿No dice la Escritura, que de la simiente de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, vendrá el Cristo?
Les dice Nicodemo (el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos):
Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿no es éste el que se sentaba y mendigaba?
Y era sábado cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos.
Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Y se hacían las Encenias (dedicación) en Jerusalén; y era invierno;
Y muchos venían a él, y decían que Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; mas todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.
Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Y le hicieron allí una cena y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa juntamente con él.
Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres, sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y sustraía de lo que se echaba en ella.
Estos pues, se llegaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, querríamos ver a Jesús.
Porque sabía quién era el que lo entregaba; por eso dijo: No sois limpios todos.
A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntara quién era aquel de quien decía.
Cuando él pues hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya noche.
Y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, el cual era sumo sacerdote de aquel año, (y él le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.)
Y era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, que era necesario que un hombre muriera por el pueblo.
Y seguían a Jesús Simón Pedro, y otro discípulo. Y aquel discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al atrio del sumo sacerdote;
mas Pedro estaba fuera a la puerta. Y salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, y metió dentro a Pedro.
Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio; y era por la mañana; y ellos no entraron en el pretorio para no ser contaminados, sino que comieran el cordero de la pascua.
Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y este Barrabás era ladrón.
Y era la víspera de la Pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los Judíos: He aquí vuestro Rey.
Y escribió también Pilato un título, que puso encima del madero. Y el escrito era: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
Y muchos de los Judíos leyeron este título, porque el lugar donde estaba Jesús colgado del madero era cerca de la ciudad; y estaba escrito en hebreo, en griego, y en latín.
Cuando los soldados hubieron colgado a Jesús del madero, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes (a cada soldado una parte); y la túnica; mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba.
Entonces los Judíos, para que los cuerpos no quedaran en el madero en el sábado, porque era la víspera de la Pascua, pues era el gran día del sábado, rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas, y fueran quitados.
Pasadas estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas en secreto por miedo de los judíos, rogó a Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús; lo cual permitió Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús.
Porque aún no sabían la Escritura: Que era necesario que él resucitara de los muertos.
Cuando había dicho esto, volvió atrás, y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús.
Le dice Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dice: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás, llamado el Dídimo, y Natanael, el que era de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
Y venida la mañana, Jesús se puso a la ribera; mas los discípulos no entendieron que era Jesús.
Dijo entonces aquel discípulo, al cual amaba Jesús, a Pedro: El Señor es. Entonces Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa, porque estaba desnudo, y se echó al mar.
Les dice Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: ¿Tú, quién eres? Sabiendo que era el Señor.
Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, habiendo resucitado de los muertos.
Y en aquellos días, Pedro, levantándose en medio de los discípulos, dijo (y era el número de los nombres como de ciento veinte):
el cual era contado con nosotros, y tenía suerte o herencia en este ministerio.
al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido de ella.
Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del Templo que se llama la Hermosa, para que pidiera \'
Y le conocían, que él era el que se sentaba a pedir la limosna a la puerta del Templo, la Hermosa; y fueron llenos de asombro y de espanto por lo que le había acontecido.
Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente; porque era ya tarde.
Porque el hombre en quien había sido hecho este milagro de sanidad, era de más de cuarenta años.
Y de la multitud de los que habían creído era un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía; mas todas las cosas les eran comunes.
Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder; y gran gracia era sobre todos ellos.
y lo ponían a los pies de los apóstoles; y era repartido a cada uno de acuerdo a su necesidad.
Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de hombres como cuatrocientos, el cual fue muerto; y todos los que le creyeron fueron dispersos, y reducidos a nada.
Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron a José para Egipto; mas Dios era con él;
Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus dichos y hechos.
Y como vio a uno que era injuriado, le defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al injuriado.
Entonces él se levantó, y fue; y he aquí un Etíope, eunuco, gobernador de Candace, reina de los Etíopes, el cual era puesto sobre todos sus tesoros, y había venido a adorar a Jerusalén,
Y el lugar de la Escritura que leía, era éste: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que le trasquila, así no abrió su boca;
Y luego (entrando) en las sinagogas predicaba a Cristo, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
Y cuando Saulo llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo.
Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.