'Gran' en la Biblia
Y aconteció el día después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y gran multitud.
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado a su pueblo.
El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Entonces toda la multitud de la tierra de los gadarenos alrededor, le rogaron que se fuese de ellos; porque tenían gran temor. Y él, subiendo en el barco, se devolvió.
Y aconteció al día siguiente, apartándose ellos del monte, gran multitud les salió al encuentro.
Y diciéndoles estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a apretarle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas;
El entonces le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y llamó a muchos.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y le comenzó a faltar.
Entonces uno de ellos, como se vio que estaba limpio, volvió, glorificando a Dios a gran voz;
Y cuando llegaron ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,
Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y gran gloria.
Entonces él os mostrará un gran cenáculo aderezado; aparejad allí.
Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero de la pascua antes que padezca;
Y estaban los príncipes de los sacerdotes y los escribas acusándole con gran porfía.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, dió el espíritu.
Y ellos, después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con gran gozo;
Y el mar comenzó a levantarse con un gran viento.
Y habiendo dicho estas cosas, clamó a gran voz: Lázaro, ven fuera.
Entonces los Judíos, para que los cuerpos no quedasen en el madero en el sábado, porque era la víspera de la Pascua , pues era el gran día del sábado, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.
Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder; y gran gracia era sobre todos ellos.
Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
Y vino gran temor sobre toda la Iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Y los que creían en el Señor se aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres.)
Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió en el Señor.
Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel día se hizo una gran persecución en la Iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.
Y llevaron a enterrar a Esteban varones píos, e hicieron gran llanto sobre él.
así que había gran gozo en aquella ciudad.
al cual oían todos atentamente, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Esta es la gran virtud de Dios.
y aconteció que le vino una gran hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, cayó sobre él un rapto de entendimiento;
y vio el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado del cielo a la tierra;
Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en rapto de entendimiento una visión: un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era bajado del cielo, y venía hasta mí.
Y la mano del Señor era con ellos; y creyendo, gran número se convirtió al Señor.
Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, señaló por el Espíritu, que había de haber una gran hambre en toda la redondez de la tierra; la cual hubo en tiempo de Claudio César.
dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y saltó, y anduvo.
Ellos, pues, habiendo sido acompañados de algunos de la Iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y daban gran gozo a todos los hermanos.
Entonces fue hecho de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se movían; y luego todas las puertas se abrieron, y las prisiones de todos soltaron.
Entonces Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal; que todos estamos aquí.
porque con gran vehemencia convencía públicamente a los judíos, mostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.
y veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino a gran multitud de casi toda el Asia, ha apartado con persuasión, diciendo, que no son dioses los que se hacen con las manos.
Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual honra toda el Asia y el mundo.
Entonces el escribano, apaciguando al pueblo, dijo: Varones efesios ¿y quién hay de los hombres que no sepa que la ciudad de los efesios es honradora de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?
Entonces hubo gran lloro de todos; y echándose en el cuello de Pablo, le besaban,
doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, que no habían de ver más su rostro. Y le acompañaron al navío.
Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:
Y se levantó un gran clamor: y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si espíritu le ha hablado, o ángel, no resistamos a Dios.
Y citado que fue, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como por causa tuya vivamos en gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia,
mas interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos,
Y diciendo él estas cosas, (y dando razón de sí) Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.
Y los bárbaros nos mostraron no poca humanidad; porque, encendido un gran fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que venía, y del frío.
Y habiendo dicho esto, los Judíos salieron, teniendo entre sí gran contienda.
que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
Porque comprados sois por (gran) precio; glorificad, pues, (y traed) a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Si nosotros os sembramos lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?
Porque he aquí esto mismo, que según Dios fuisteis contristados, ¿cuánta solicitud ha obrado en vosotros? ¡Qué defensa, qué enojo, qué temor, qué (gran) deseo, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
porque tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado.
En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin ha reflorecido vuestro cuidado de mí; de lo cual aun estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
Porque le doy testimonio, que tiene gran celo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis.
Por cuanto nuestro Evangelio no fue entre vosotros en palabra solamente, mas también en potencia, y en el Espíritu Santo, y en gran plenitud; como sabéis cuáles fuimos entre vosotros por causa de vosotros.
Pero gran ganancia es la piedad con contentamiento.
esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesús, el Cristo.
Porque tenemos gran gozo y consolación en tu caridad, de que por ti, oh hermano, han sido recreadas las entrañas de los santos.
Por tanto, teniendo un gran Sumo Sacerdote, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos esta profesión (de nuestra esperanza).
El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.
y teniendo aquel Gran Sacerdote, sobre la casa de Dios,
Pero traed a la memoria los días pasados en los cuales después de haber recibido la luz, sufristeis gran combate de aflicciones.
Y el Dios de paz que sacó de los muertos al Gran Pastor de las ovejas por la sangre del Testamento eterno, al Señor nuestro Jesús,
Y cuando apareciere el gran Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que os esforcéis a perseverar en la fe, que ha sido una vez dada a los santos.
y a los ángeles que no guardaron su origen, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día;
Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en gran tribulación, si no se arrepintieren de sus obras;
Y salió otro caballo bermejo, y al que estaba sentado sobre él, le fue dado poder de quitar la paz de la tierra; y que se maten unos a otros; y le fue dada una gran espada.
Y miré cuando él hubo abierto el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna fue hecha toda como sangre.
Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra; como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento.
porque el gran día de su ira es venido, ¿y quién podrá estar delante de él?
Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo; y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar,
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas naciones y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de luengas ropas blancas, y palmas en sus manos;
Y el segundo ángel tocó la trompeta, y como un gran monte ardiendo con fuego fue lanzado en el mar; y la tercera parte del mar fue vuelta en sangre.
Y el tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha encendida, y cayó en la tercera parte de los ríos, y en las fuentes de las aguas.
Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.
diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates.
Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la gran ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma, y Egipto; donde también nuestro Señor fue colgado en el madero.
Y después de tres días y medio, el Espíritu de vida, enviado de Dios entró en ellos, y se alzaron sobre sus pies, y vino gran temor sobre los que los vieron.
Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.
Y en aquella hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra los nombres de siete mil hombres; y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo.
Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, que es la serpiente antigua, que es llamado diablo y el Satanás, el cual engaña al mundo entero; y fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron derribados con él.
Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
Y fueron dadas a la mujer dos alas del gran águila, para que de la presencia de la serpiente volase al desierto a su lugar, donde es mantenida por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.
Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas.
Y otro ángel le siguió, diciendo: Ya es caída, ya es caída Babilonia, aquella gran ciudad, porque ella ha dado a beber a todos los gentiles del vino de la ira de su fornicación.
Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras sus uvas.
Y oí una gran voz del templo, que decía a los siete ángeles: Id, derramad las copas de la ira de Dios sobre la tierra.
Y los hombres se inflamaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se enmendaron para darle gloria.
Y el sexto ángel derramó su copa en el gran río Eufrates; y el agua de él se secó, para que fuese preparado el camino a los reyes del amanecer del sol.
Porque son espíritus de demonios, que hacen milagros, para ir a los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.
Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo desde el trono, diciendo: Hecho es.
Entonces fueron hechos relámpagos y voces y truenos; y hubo un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.
Y la gran ciudad fue partida en tres partes, y las ciudades de los gentiles se cayeron; y Babilonia la grande vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino de la indignación de su ira.
Y descendió del cielo sobre los hombres un gran granizo cada piedra como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo, porque su plaga fue hecha muy grande.