'Habló' en la Biblia
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.
Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió á sembrar.
Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Todo esto habló Jesús por parábolas á las gentes, y sin parábolas no les hablaba:
Mas luego Jesús les habló, diciendo: Confiad, yo soy; no tengáis miedo.
Los discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista.
El dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos ó el censo? ¿de sus hijos ó de los extraños?
ENTONCES habló Jesús á las gentes y á sus discípulos,
Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; yo soy, no temáis.
Y de que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?
Y el Señor, después que les habló, fué recibido arriba en el cielo, y sentóse á la diestra de Dios.
Como habló á nuestros padres A Abraham y á su simiente para siempre.
Y luego fué abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo á Dios.
Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio:
Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
Y como vió esto el Fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.
Y estaba él lanzando un demonio, el cual era mudo: y aconteció que salido fuera el demonio, el mudo habló y las gentes se maravillaron.
Y respondiendo Jesús, habló á los doctores de la ley y á los Fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
Y fué, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría.
No está aquí, mas ha resucitado: acordaos de lo que os habló, cuando aun estaba en Galilea,
El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, ó si yo hablo de mí mismo.
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el templo: y nadie le prendió; porque aun no había venido su hora.
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros: mas el que me envió, es verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo.
Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.
Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
Nosotros sabemos que á Moisés habló Dios: mas éste no sabemos de dónde es.
Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y fuése, y escondióse de ellos.
Estas cosas dijo Isaías cuando vió su gloria, y habló de él.
Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.
No hablo de todos vosotros: yo sé los que he elegido: mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, él hace las obras.
ESTAS cosas habló Jesús, y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora es llegada; glorifica á tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique á ti;
Mas ahora vengo á ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Mas Pedro estaba fuera á la puerta. Y salió aquel discípulo que era conocido del pontífice, y habló á la portera, y metió dentro á Pedro.
Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fué dejada en el infierno, ni su carne vió corrupción.
Al cual de cierto es menester que el cielo tenga hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo.
Empero el ángel de Señor habló á Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalem á Gaza, el cual es desierto.
Después subiendo, y partiendo el pan, y gustando, habló largamente hasta el alba, y así partió.
Y como él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho grande silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:
Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de templanza.
Pues el rey sabe estas cosas, delante del cual también hablo confiadamente. Pues no pienso que ignora nada de esto; pues no ha sido esto hecho en algún rincón.
¿IGNORAIS, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive?
Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
Como á sabios hablo; juzgad vosotros lo que digo.
Doy gracias á Dios que hablo lenguas más que todos vosotros:
Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen á Dios: para vergüenza vuestra hablo.
Pues, para corresponder al propio modo (como á hijos hablo), ensanchaos también vosotros.
No hablo como quien manda, sino para poner á prueba, por la eficacia de otros, la sinceridad también de la caridad vuestra.
Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloria.
¿Son ministros de Cristo? (como poco sabio hablo) yo más: en trabajos más abundante; en azotes sin medida; en cárceles más; en muertes, muchas veces.
Hermanos, hablo como hombre: Aunque un pacto sea de hombre, con todo, siendo confirmado, nadie lo cancela, ó le añade.
Porque notorio es que el Señor nuestro nació de la tribu de Judá, sobre cuya tribu nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
Y VINO uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas:
Y vino á mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposa, mujer del Cordero.
Resultados de Búsqueda por Versiones
- J2000 (61)
- LBDA (55)
- NBLH (50)
- RV (71)
- SEV (61)
- RV1909 (56)
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (26)
- Éxodo (25)
- Levítico (39)
- Números (58)
- Deuteronomio (16)
- Josué (12)
- Jueces (6)
- 1 Samuel (13)
- 2 Samuel (7)
- 1 Reyes (11)
- 2 Reyes (9)
- 1 Crónicas (3)
- 2 Crónicas (5)
- Nehemías (1)
- Job (3)
- Salmos (4)
- Cantares (1)
- Isaías (10)
- Jeremías (26)
- Ezequiel (4)
- Daniel (20)
- Oseas (1)
- Abdías (1)
- Hageo (1)
- Zacarías (2)