'Juzgado' en la Biblia
Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien le perdonó más. Y Él le dijo: Rectamente has juzgado.
y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ya es juzgado.
Y cuando fue bautizada, ella, y su familia, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa; y nos constriñó a quedarnos.
Y cuando Pablo percibió que una parte era de saduceos, y la otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo siendo fariseo, hijo de fariseo; de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy juzgado.
a no ser por aquella voz, que clamé estando entre ellos: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.
Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondió a Pablo, y dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?
Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien.
Y yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas.
Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres, comparezco y soy juzgado;
¡En ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando seas juzgado.
Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?
Pero el que es espiritual juzga todas las cosas; mas él no es juzgado por nadie.
Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por juicio humano; y ni aun yo mismo me juzgo.
Porque yo ciertamente, como ausente en cuerpo, mas presente en espíritu, ya he juzgado como si estuviera presente al que tal acción ha cometido.
¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar las cosas más pequeñas?
Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;
Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, que eres y que eras, y serás, porque has juzgado así.
Porque sus juicios son justos y verdaderos; porque Él ha juzgado a la gran ramera, que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.