'La' en la Biblia
antes en la ley del SEÑOR es su voluntad, y en su ley pensará de día y de noche.
Por tanto no se levantarán los malos en el juicio; ni los pecadores en la congregación de los justos.
Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el SEÑOR, y contra su ungido, diciendo:
Pídeme, y te daré por heredad los gentiles, y por posesión tuya los términos de la tierra.
Y ahora, reyes, entended; admitid castigo, jueces de la tierra.
Levántate, SEÑOR; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebraste.
Del SEÑOR es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.)
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah.)
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro.
Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto a ti.
No estarán los locos que se gobiernan por afecto o consejo de la carne delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad.
Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu Casa; adoraré hacia el santo Templo tuyo con tu temor.
Desbaratados, oh Dios; caigan por sus propios consejos; por la multitud de sus rebeliones échalos, porque se rebelaron contra ti.
Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el Seol?
Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque el SEÑOR ha oído la voz de mi lloro.
Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en la fosa que hizo caerá.
Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos!
De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos, para hacer cesar al enemigo, y al que se venga.
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú compusiste:
Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
Porque demandando la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los humildes.
Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salud.
Se hundieron los gentiles en la fosa que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie.
El SEÑOR fue conocido en el juicio que hizo; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. (Meditación para siempre. Selah.)
Porque no para siempre será olvidado el humilde; ni la esperanza de los pobres perecerá para siempre.
¿Por qué estás lejos, oh SEÑOR, y te escondes en los tiempos de la angustia?
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios. No está Dios en todos sus pensamientos.
Quebranta el brazo del inicuo; del malo buscarás su maldad, y no la hallarás.
para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a hacer violencia el hombre de la tierra.
Porque he aquí, los malos entesaron el arco, apercibieron sus saetas sobre la cuerda para asaetear en oculto a los rectos de corazón.
El SEÑOR está en el templo de su santidad; la silla del SEÑOR está en el cielo; sus ojos ven, sus párpados prueban a los hijos de los hombres.
El SEÑOR prueba al justo; pero al malo y al que ama la rapiña, su alma aborrece.
Sobre los malos lloverá lazos; fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos.
Porque el justo SEÑOR amó la justicia, al recto mirará su rostro.
Tale el SEÑOR todos los labios lisonjeros; la lengua que habla grandezas,
Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el SEÑOR: Yo pondré en salvo al que el impío enlaza.
Allí temblaron de espanto; porque Dios está con la nación de los justos.
¡Quién diera de Sion la salud de Israel tornando el SEÑOR la cautividad de su pueblo! Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
A los santos que están en la tierra, y a los íntegros; toda mi afición en ellos.
El SEÑOR es la porción de mi parte y de mi copa; tú sustentarás mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, así mismo la heredad se hermoseó sobre mí.
Me harás saber la senda de la vida; plenitud de alegrías hay con tu rostro; deleites en tu diestra para siempre.
De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.
Para las obras humanas, por la palabra de tus labios yo observé los caminos del violento.
Guárdame como lo negro de la niña del ojo, escóndeme con la sombra de tus alas.
De delante de los malos que me oprimieron, de mis enemigos que me cercan por la vida.
Y la tierra fue conmovida y tembló; y los fundamentos de los montes se estremecieron, y se removieron porque él se enojó.
El SEÑOR me pagará conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me volverá.
Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR afinada; escudo es a todos los que esperan en él.
Quien enseña mis manos para la batalla, y el arco de bronce será quebrado con mis brazos.
Y me ceñiste de fortaleza para la pelea; has agobiado mis enemigos debajo de mí.
Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el extendimiento denuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra al otro día, y una noche a la otra noche declara sabiduría.
En toda la tierra salió su hilo, y al cabo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol.
De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta la extremidad de ellos; y no hay quien se esconda de su calor.
La ley del SEÑOR es perfecta, que convierte el alma; el testimonio del SEÑOR es fiel, que hace sabio al pequeño.
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roca mía, y redentor mío.
El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.
Nosotros nos alegraremos con tu salud, y portaremos la bandera en el nombre de nuestro Dios; cumpla el SEÑOR todas tus peticiones.
Ahora he conocido que el SEÑOR ha guardado a su ungido; lo oirá desde los cielos de su santidad con las valentías de la salud de su diestra.
Por cuanto el Rey confía en el SEÑOR, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
Su fruto aniquilarás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres.
Todos los que me ven, escarnecen de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.
Libra de la espada mi alma; del poder del perro mi vida.
Sálvame de la boca del león, y de los cuernos de los unicornios líbrame.
Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
Los que teméis al SEÑOR, alabadle; toda la simiente de Jacob glorificadle; y temed de él, toda la simiente de Israel.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre en espíritu, ni de él escondió su rostro; y cuando clamó a él, le oyó.
De ti será mi alabanza en la grande congregación; mis votos pagaré delante de los que le temen.
Se acordarán, y se volverán al SEÑOR todos los términos de la tierra; y se humillarán delante de ti todas las familias de los gentiles.
Comerán y adorarán todos los gruesos de la tierra; delante de él se arrodillarán todos los que descienden al polvo, y ninguno puede vivificar su propia alma.
La simiente le servirá; será contada al SEÑOR por generación.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la Casa del SEÑOR reposaré para siempre.
Del SEÑOR es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.
Porque él la fundó sobre los mares, y sobre los ríos la afirmó.
Esta es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. (Selah.)
¿Quién es este Rey de gloria? El SEÑOR de los ejércitos, él es el Rey de la gloria. (Selah.)
Mem Su alma reposará en el bien, y su simiente heredará la tierra.
Sámec Mis ojos están siempre hacia el SEÑOR; porque él sacará mis pies de la red.
Aborrecí la congregación de los malignos, y con los impíos nunca me senté.
SEÑOR, la habitación de tu Casa he amado, y el lugar del tabernáculo de tu gloria.
El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?
Una cosa he demandado al SEÑOR, ésta buscaré; que esté yo en la Casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para inquirir en su templo.
No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia.
Hubiera yo desmayado, si no creyera que tengo de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos al oráculo de tu santidad.
No me arrebates a una con los malos, y con los que hacen iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, y la maldad está en su corazón.
Dales conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga.
Bendito el SEÑOR, que oyó la voz de mis ruegos.
El SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y el esfuerzo de las saludes de su ungido.
Dad al SEÑOR, oh hijos de fuertes, dad al SEÑOR la gloria y la fortaleza.
Dad al SEÑOR la gloria de su nombre; humillaos al SEÑOR en la gloria de la santidad.