'Mal' en la Biblia
Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago.
Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que mora en mí.
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mí.
(Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese;)
No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.
La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es la caridad.
Porque vuestra obediencia ha venido á ser notoria á todos; así que me gozo de vosotros; mas quiero que seáis sabios en el bien, y simples en el mal.
¿Cuál, pues, es mi merced? Que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no usar mal de mi potestad en el evangelio.
No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;
Mirad que ninguno dé á otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos.
Apartaos de toda especie de mal.
Mas fiel es el Señor, que os confirmará y guardará del mal.
Mas los malos hombres y los engañadores, irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.
Palabra sana, é irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros.
Mas la vianda firme es para los perfectos, para los que por la costumbre tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado; llena de veneno mortal.
Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
No volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo; sabiendo que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia.
Porque El que quiere amar la vida, Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño;
Apártase del mal, y haga bien; Busque la paz, y sígala.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos á sus oraciones: Pero el rostro del Señor está sobre aquellos que hacen mal.
Porque mejor es que padezcáis haciendo bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo mal.
Y principalmente á aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia é inmundicia, y desprecian la potestad; atrevidos, contumaces, que no temen decir mal de las potestades superiores:
Mas éstos, diciendo mal de las cosas que no entienden, como bestias brutas, que naturalmente son hechas para presa y destrucción, perecerán en su perdición,
Amado, no sigas lo que es malo, sino lo que es bueno. El que hace bien es de Dios: mas el que hace mal, no ha visto á Dios.
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