'Me' en la Biblia
- 1.Gé 3:10-Gé 43:6
- 2.Gé 43:9-Números 24:13
- 3.Números 24:14-Jueces 17:13
- 4.Jueces 18:4-2 Samuel 3:39
- 5.2 Samuel 4:10-1 Reyes 14:2
- 6.1 Reyes 14:9-Nehemías 4:14
- 7.Nehemías 4:23-Job 27:5
- 8.Job 27:6-Salmos 26:4
- 9.Salmos 26:5-Salmos 69:29
- 10.Salmos 71:6-Salmos 119:121
- 11.Salmos 119:122-Isaías 1:11
- 12.Isaías 1:13-Jeremías 4:12
- 13.Jeremías 4:19-Jeremías 36:18
- 14.Jeremías 37:7-Ezequiel 37:7
- 15.Ezequiel 37:9-Amós 8:2
- 16.Amós 8:7-Mateo 26:53
- 17.Mateo 26:55-Juan 7:34
- 18.Juan 7:36-Juan 20:29
- 19.Juan 21:15-2 Corintios 7:4
- 20.2 Corintios 7:7-Apocalipsis 10:9
- 21.Apocalipsis 10:11-Apocalipsis 22:10
Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os envió a mí para que me preguntaseis: He aquí que el ejército de Faraón que había salido en vuestro socorro, se volvió a su tierra en Egipto.
Y Jeremías dijo: Falso; no me retiro a los caldeos. Mas él no lo escuchó, antes prendió Irías a Jeremías, y lo llevó delante de los príncipes.
Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué pequé contra ti, y contra tus siervos, y contra este pueblo, para que me pusierais en la casa de la cárcel?
Ahora pues, oye, te ruego, mi señor el rey; caiga ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a casa de Jonatán escriba, para que no me muera allí.
Después envió el rey Sedequías, e hizo traer a sí a Jeremías profeta a la tercera entrada que estaba en la Casa del SEÑOR. Y dijo el rey a Jeremías: Te pregunto una palabra, no me encubras ninguna cosa.
Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo denunciare, ¿no es verdad que me matarás? Y si te diere consejo, no me escucharás.
Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Me temo a causa de los judíos que se han adherido a los caldeos, que no me entreguen en sus manos y me escarnezcan.
Mas si no quisiereis salir, ésta es la palabra que me ha mostrado el SEÑOR:
Les dirás: Supliqué al rey que no me hiciera tornar a la casa de Jonatán para que no me muriera allí.
y les dijo: Así dijo el SEÑOR Dios de Israel, al cual me enviasteis para que hiciera caer vuestros ruegos en su presencia:
¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Porque vosotros me enviasteis al SEÑOR vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros al SEÑOR nuestro Dios; y conforme a todas las cosas que el SEÑOR nuestro Dios dijere, háznoslo saber así, y lo pondremos por obra.
Y os lo he denunciado hoy, y no habéis obedecido a la voz del SEÑOR vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros.
Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! Porque me ha añadido el SEÑOR tristeza sobre mi dolor; trabajé en mi gemido, y no he hallado descanso.
He aquí que como león subirá de la hinchazón del Jordán a la morada fuerte; porque haré reposo y lo haré correr de sobre ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí? ¿O quién me emplazará? ¿O quién será aquel pastor que me podrá resistir?
He aquí que como león subirá de la hinchazón del Jordán a la morada fuerte; porque haré reposo, y lo haré correr de sobre ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí? ¿Y quién me emplazará? ¿O quién será aquel pastor que me podrá resistir?
Martillo me sois, oh armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré gentiles, y por medio de ti desharé reinos;
Me comió, me desmenuzó Nabucodonosor rey de Babilonia; me paró como vaso vacío; me tragó como dragón, llenó su vientre de mis delicadezas, y me echó.
Lámed: ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque el SEÑOR me ha angustiado en el día de la ira de su furor.
Mem: Desde lo alto envió fuego en mis huesos, el cual se enseñoreó; extendió red a mis pies, me tornó atrás, me puso asolada, y que siempre tenga dolor.
Nun: El yugo de mis rebeliones está ligado en su mano; entretejidas han subido sobre mi cerviz; ha hecho caer mis fuerzas; me ha entregado el Señor en manos de donde no podré levantarme.
Tsade: El SEÑOR es justo; que yo contra su boca me rebelé. Oíd ahora, todos los pueblos, y ved mi dolor; mis vírgenes y mis jóvenes fueron en cautiverio.
Cof: Di voces a mis amadores, mas ellos me han engañado. Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron buscando comida para sí con que entretener su vida.
Resh: Mira, oh SEÑOR, que estoy atribulada; mis entrañas rugen, mi corazón está trastornado en medio de mí; porque me rebelé desaforadamente; de fuera me desahijó la espada, de dentro aparece la muerte.
Bet: Edificó contra mí, y me cercó de tósigo y de trabajo.
Bet: Me asentó en oscuridades, como los muertos para siempre.
Guímel: Me cercó de seto, y no saldré; agravó mis grillos.
Dálet: Torció mis caminos, y me despedazó; me tornó asolado.
Dálet: Su arco entesó, y me puso como blanco a la saeta.
He: Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjo.
Vau: Me quebró los dientes con cascajo, me cubrió de ceniza.
Vau: Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien.
Tsade: Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin razón.
Y me dijo: Hijo de hombre, está sobre tus pies, y hablaré contigo.
Y entró espíritu en mí luego que me habló, y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentiles rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se rebelaron contra mí, hasta este mismo día.
Y miré, y he aquí una mano me fue enviada, y en ella había un rollo de libro.
Y me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallares; come este rollo, y ve y habla a la Casa de Israel.
Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
Y me dijo: Hijo de hombre, haz a tu vientre que coma, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Me dijo luego: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.
Mas los de la Casa de Israel no te querrán oír, porque no me quieren oír a mí; porque toda la Casa de Israel son fuertes de frente, y duros de corazón.
Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.
Y el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo de la bendita gloria del SEÑOR que se iba de su lugar,
Y el Espíritu me levantó, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano del SEÑOR era fuerte sobre mí.
Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río de Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días desconsolado entre ellos.
Vino allí la mano del SEÑOR sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.
Y me levanté, y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria del SEÑOR, como la gloria que había visto junto al río de Quebar; y caí sobre mi rostro.
Entonces entró espíritu en mí, y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.
Y me respondió: He aquí te doy estiércoles de bueyes en lugar de los estiércoles de hombre, y dispondrás tu pan con ellos.
Y me dijo: Hijo de hombre, he aquí que yo quebranto el sostén del pan en Jerusalén, y comerán el pan por peso, y con angustia; y beberán el agua por medida, y con espanto.
Y los que de vosotros escaparen, se acordarán de mí entre los gentiles entre los cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario, que se apartó de mí, y a causa de sus ojos, que fornicaron tras sus ídolos; y serán confusos en su misma presencia, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.
Y aquella semejanza extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el aquilón, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que hacía celar.
Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos camino del aquilón. Y alcé mis ojos camino del aquilón, y he aquí al aquilón, junto a la puerta del altar, la imagen del celo en la entrada.
Y me dijo: Hijo de hombre, ¿no ves lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la Casa de Israel hace aquí, para alejarme de mi Santuario? Mas vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.
Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí un agujero que estaba en la pared.
Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta.
Y me dijo: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.
Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la Casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas? Porque dicen ellos: No nos ve el SEÑOR; el SEÑOR ha dejado la tierra.
Y me dijo: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen éstos.
Y me llevó a la entrada de la puerta de la Casa del SEÑOR, que está al aquilón; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.
Y me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que éstas.
Y me metió en el atrio de adentro de la Casa del SEÑOR; y he aquí junto a la entrada del Templo del SEÑOR, entre el portal y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al Templo del SEÑOR y sus rostros al oriente, y se encorvaban al nacimiento del sol.
Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la Casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado la tierra de maldad, y se tornaron a irritarme, he aquí que ponen hedor a mis narices.
Y aconteció que, habiéndoles herido, yo quedé, y me postré sobre mi rostro, y clamé, y dije: ¡Ah, Señor DIOS! ¿Has de destruir todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?
Y me dijo: La iniquidad de la Casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, porque la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad, porque han dicho: El SEÑOR ha dejado la tierra, y el SEÑOR no ve.
Y he aquí que el varón vestido de lienzos, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.
Y el Espíritu me levantó, y me metió por la puerta oriental de la Casa del SEÑOR, la cual mira hacia el oriente; y he aquí a la entrada de la puerta veinticinco varones, entre los cuales vi a Jaazanías hijo de Azur, y a Pelatías hijo de Benaía, príncipes del pueblo.
Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;
Y cayó sobre mí el Espíritu del SEÑOR, y me dijo: Di: Así dijo el SEÑOR: Así habéis hablado, oh Casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido.
para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis juicios y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
Luego me levantó el Espíritu, y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión que había visto.
Y hablé a los cautivos todas las palabras del SEÑOR que él me había mostrado.
Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis aparejos de día, como aparejos de partida, y a la tarde horadé la pared a mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de ellos.
Hijo de hombre, estos hombres han hecho subir sus inmundicias sobre su corazón, y han establecido el tropezadero de su iniquidad delante de su rostro; ¿cuando me preguntaren, les tengo que responder?
para que no yerren más los de la Casa de Israel de en pos de mí; ni más se contaminen en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dijo el Señor DIOS.
Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que me habías engendrado, y los sacrificaste a ellas para consumación. ¿Es poco, esto de tus fornicaciones?
Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también he tornado tu camino sobre tu cabeza, dijo el Señor DIOS; pues ni aun has pensado sobre todas tus abominaciones.
Para que te acuerdes, y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu vergüenza, cuando me aplacare para contigo de todo lo que hiciste, dijo el Señor DIOS.
Por tanto, hijo de hombre, habla a la Casa de Israel, y diles: Así dijo el Señor DIOS: Aun en esto me blasfemaron vuestros padres cuando cometieron contra mí rebelión.
Y vosotros, oh Casa de Israel, así dijo el Señor DIOS: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, pues que a mí no me escuchéis; y no profanéis más mi santo Nombre con vuestras ofrendas, y con vuestros ídolos.
Porque en el monte de mi Santidad, en el alto monte de Israel, dijo el Señor DIOS, allí me servirá toda la Casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los querré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
Hijo de hombre, la Casa de Israel se me ha tornado en escoria; todos ellos como bronce, y estaño, y hierro, y plomo, en medio del horno; escorias de plata se tornaron.
Por tanto, así dijo el Señor DIOS: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu suciedad y tus fornicaciones.
Y me dijo el SEÑOR: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Ahola, y a Aholiba, y les denunciarás sus abominaciones?
Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun sus hijos que me habían engendrado, hicieron pasar por el fuego a ellos, quemándolos.
Aun esto más me hicieron; contaminaron mi Santuario en aquel día, y profanaron mis sábados;
Yo, el SEÑOR, hablé; vine, e hice. No me tornaré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dijo el Señor DIOS.
Y hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.
Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué nos significan estas cosas que tú haces?
y dirás: Así dijo el Señor DIOS: He aquí yo contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando hiciere en ella juicios, y en ella me santificare.
Así dijo el Señor DIOS: Cuando juntare la Casa de Israel de los pueblos entre los cuales están esparcidos, y en ellos me santificaré a los ojos de los gentiles, y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo Jacob.
Habla, y di: Así dijo el Señor DIOS: He aquí estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo me lo hice.
Porque heme aquí a vosotros, y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
Y la mano del SEÑOR fue sobre mí, y me sacó en el Espíritu del SEÑOR, y me puso en medio de un campo que estaba lleno de huesos.
Y me hizo pasar cerca de ellos por todo alrededor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.
Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor DIOS, tú lo sabes.
Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd Palabra del SEÑOR.
Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un estruendo mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos acercaron cada hueso a su hueso.
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- 1.Gé 3:10-Gé 43:6
- 2.Gé 43:9-Números 24:13
- 3.Números 24:14-Jueces 17:13
- 4.Jueces 18:4-2 Samuel 3:39
- 5.2 Samuel 4:10-1 Reyes 14:2
- 6.1 Reyes 14:9-Nehemías 4:14
- 7.Nehemías 4:23-Job 27:5
- 8.Job 27:6-Salmos 26:4
- 9.Salmos 26:5-Salmos 69:29
- 10.Salmos 71:6-Salmos 119:121
- 11.Salmos 119:122-Isaías 1:11
- 12.Isaías 1:13-Jeremías 4:12
- 13.Jeremías 4:19-Jeremías 36:18
- 14.Jeremías 37:7-Ezequiel 37:7
- 15.Ezequiel 37:9-Amós 8:2
- 16.Amós 8:7-Mateo 26:53
- 17.Mateo 26:55-Juan 7:34
- 18.Juan 7:36-Juan 20:29
- 19.Juan 21:15-2 Corintios 7:4
- 20.2 Corintios 7:7-Apocalipsis 10:9
- 21.Apocalipsis 10:11-Apocalipsis 22:10