'Mesa' en la Biblia
Y fue su habitación desde Mesa viniendo de Sefar, monte de oriente.
El les llevó porciones de su propia mesa, pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de cualquiera de ellos. Bebieron, pues, y se alegraron con él.
Harás asimismo una mesa de madera de cedro: su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio.
Los anillos estarán antes de la moldura, por lugares para las varas, para llevar la mesa.
Y harás las varas de madera de cedro, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa.
Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente.
Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado del tabernáculo al mediodía; y pondrás la mesa al lado del aquilón.
y la mesa, y todos sus vasos, y el candelero, y todos sus vasos, y el altar del incienso,
y la mesa y sus vasos, y el candelero limpio, y todos sus vasos, y el altar del incienso;
la mesa, y sus varas, y todos sus vasos, y el pan de la proposición.
Hizo también la mesa de madera de cedro; su longitud de dos codos, y su anchura de un codo, y de codo y medio su altura;
Delante de la moldura estaban los anillos, por los cuales se metían las varas para llevar la mesa.
E hizo las varas de madera de cedro para llevar la mesa, y las recubrió de oro.
También hizo los vasos que habían de estar sobre la mesa, sus platos, y sus cucharas, y sus cubiertos y sus tazones con que se había de cubrir el pan, de oro fino.
Y lo recubrió de oro puro, su mesa y sus paredes alrededor, y sus cuernos; y le hizo una cornisa de oro alrededor.
La mesa, todos sus vasos, y el pan de la proposición.
Y meterás la mesa, y la pondrás en orden: meterás también el candelero y encenderás sus lámparas.
Y puso la mesa en el tabernáculo del testimonio, al lado del aquilón del tabernáculo, fuera del velo.
Y puso el candelero en el tabernáculo del testimonio, enfrente de la mesa, al lado del mediodía del tabernáculo.
Y las pondrás en dos órdenes, seis en cada orden, sobre la mesa limpia delante del SEÑOR.
Y a cargo de ellos estará el arca, y la mesa, y el candelero, y los altares, y los vasos del santuario con que ministran, y el velo, con todo su servicio.
Y sobre la mesa de la proposición extenderán el paño cárdeno, y pondrán sobre ella las escudillas, y los cucharros, y los tazones y las cubiertas; y el pan continuo estará sobre ella.
Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados cogían las migajas debajo de mi mesa; como yo lo hice, así me ha pagado Dios. Y le metieron en Jerusalén, donde murió.
Entonces dijo Samuel a Jessé: ¿Se han acabado los jóvenes? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Jessé: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
Y dijo: Te ruego que me dejes ir, porque tenemos sacrificio los de nuestro linaje en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia en tus ojos, haré una escapada ahora, y visitaré a mis hermanos. Por esto, pues, no ha venido a la mesa del rey.
Y se levantó Jonatán de la mesa con exaltada ira, y no comió pan el segundo día de la nueva luna; porque tenía dolor a causa de David; y porque su padre le había afrentado.
Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa perpetuamente.
Tú pues le labrarás las tierras, tú con tus hijos, y tus siervos, y encerrarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para mantenerse; y Mefi-boset el hijo de tu señor comerá pan perpetuamente a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía perpetuamente a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.
Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados de tu mesa. ¿Qué justicia pues tengo aún para quejarme más contra el rey?
Mas a los hijos de Barzilai, el galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron así a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano.
Y estos gobernadores mantenían al rey Salomón, y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno su mes; y hacían que nada faltara.
E hizo Salomón todos los vasos que pertenecían a la Casa del SEÑOR; un altar de oro, y una mesa sobre la cual estaban los panes de la proposición, también de oro;
asimismo la comida de su mesa, el asiento de sus siervos, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que sacrificaba en la Casa del SEÑOR, no hubo más espíritu en ella.
Y aconteció que, estando ellos a la mesa, vino palabra del SEÑOR al profeta que le había hecho volver;
Envía pues ahora y júntame a todo Israel en el monte del Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de los bosques, que comen de la mesa de Jezabel.
Entonces Mesa rey de Moab era pastor, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones.
Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, mesa, silla, y candelero, para que cuando viniere a nuestra casa, se recoja en ella.
Los hijos de Caleb hermano de Jerameel fueron: Mesa su primogénito, que fue el padre de Zif; y de sus otros hijos, Maresa, padre de Hebrón.
Engendró, pues, de Hodes su mujer, a Jobab, Sibia, Mesa, Malcam,
Asimismo dio oro por peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las mesas de plata.
y las viandas de su mesa, y el asiento de sus siervos, y la atención de sus ministros, y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y sus holocaustos que sacrificaba en la Casa del SEÑOR, no quedó más espíritu en ella.
los cuales queman al SEÑOR los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza del SEÑOR nuestro Dios; mas vosotros le habéis dejado.
Y entraron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la Casa del SEÑOR, el altar del holocausto, y todos sus vasos, y la mesa de la proposición con todos sus vasos.
También tuve ciento cincuenta hombres de los judíos y magistrados, y los que venían a nosotros de los gentiles que están en nuestros contornos a mi mesa.
Asimismo te apartaría de la boca de la angustia a lugar espacioso, libre de todo apuro; y te asentará mesa llena de grosura.
Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; ungiste mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Sea su mesa delante de ellos por lazo, y lo que es para prosperidad les sea por tropiezo.
Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto?
Tu mujer será como la vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivas alrededor de tu mesa.
mató su víctima, templó su vino, y puso su mesa.
Mientras el rey estaba a la mesa, mi perfume esparció su fragancia.
Pon la mesa, mira del atalaya, come, bebe, levantaos, príncipes, tomad escudo.
Mas vosotros que dejáis al SEÑOR, que olvidáis el monte de mi santidad, que ponéis mesa a la fortuna, y suministráis libaciones para el destino;
y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fue adornada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi perfume y mi óleo.
Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos, y de carros fuertes, y de todos los hombres de guerra, dijo el Señor DIOS.
La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, y su superficie, y sus paredes, eran de madera. Y me dijo: Esta es la mesa que está delante del SEÑOR.
Ellos entrarán en mi Santuario, y ellos se acercarán a mi mesa para ministrarme, y guardarán mi ordenamiento.
Y el corazón de estos dos reyes será para hacerse mal, y en una misma mesa tratarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no es llegado.
Que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos amancillado? En que decís: La mesa de Jehová es despreciable.
Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová; y cuando hablan que su alimento es despreciable.
Mas yo os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el Reino de los cielos;
Y aconteció que estando él sentado a la mesa en su casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Entonces el rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente a la mesa, mandó que se le diera.
Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.
vino a él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.
Y como fue la tarde del día, se sentó a la mesa con los doce.
Y aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y con sus discípulos; porque había muchos, y le habían seguido.
y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré.
Y el rey se entristeció mucho; mas a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla.
Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
Y estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
Y cuando se sentaron a la mesa y comieron, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
Finalmente se apareció a los once, estando sentados a la mesa, y les censuró su incredulidad y dureza de corazón, que no habían creído a los que le habían visto resucitado.
E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban a la mesa con ellos.
Y le rogó uno de los fariseos, que comiera con él. Y entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
Y luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiera con él; y él entró y se sentó a la mesa.
Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá.
Y vendrán otros del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Y observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados, diciéndoles:
Mas cuando fueres llamado, ve, y siéntate en el postrer lugar; porque cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, ven arriba; entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se sientan a la mesa.
Y oyendo esto uno de los que juntamente estaban sentados a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que comerá pan en el Reino de los cielos.
y deseando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
¿Y quién de vosotros tiene un siervo que ara o apacienta, que vuelto del campo le diga luego: Pasa, siéntate a la mesa?
Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los doce apóstoles.
Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega, conmigo en la mesa.
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve.
para que comáis y bebáis en mi mesa en mi Reino, y os sentéis sobre tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
Y aconteció, que estando sentado con ellos a la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y les dio.
Y le hicieron allí una cena y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa juntamente con él.
Así que, después que les hubo lavado los pies, y tomado su ropa, volviéndose a sentar a la mesa, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba sentado en la mesa al lado de Jesús.
Mas ninguno de los que estaban a la mesa entendió a qué propósito le dijo esto.
Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se gozó de que con toda su casa había creído a Dios.
Y David dice: Séales vuelta su mesa en trampa, y en red, y en tropezadero, y en paga;
Porque si te ve alguno, a ti que tienes esta ciencia, sentado a la mesa en el lugar de los ídolos, ¿la conciencia de aquel que es débil, no será llevada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.