'Nosotros' en la Biblia
Él sujetará a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies.
«Al Músico principal; sobre Susan-edut: Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, e hirió de Edom en el valle de la Sal a doce mil» Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
«Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo: Cántico» Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros (Selah);
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has hecho por nosotros.
No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta; ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, porque estamos muy abatidos.
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre: De generación en generación cantaremos tus alabanzas.
que han dicho: Heredemos para nosotros las moradas de Dios.
Restáuranos, oh Dios, salvación nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación?
Sea la hermosura de Jehová nuestro Dios sobre nosotros; y confirma sobre nosotros la obra de nuestras manos, sí, la obra de nuestras manos confirma.
Porque Él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz,
Reconoced que Jehová es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria; por tu misericordia, por tu verdad.
Jehová se acordó de nosotros; nos bendecirá. Bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón.
mas nosotros bendeciremos a JAH, desde ahora y para siempre. Aleluya.
Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia; y la verdad de Jehová es para siempre. ¡Aleluya!
He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora; así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios; hasta que tenga misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros; porque estamos muy hastiados de menosprecio.
«Cántico gradual: de David» A no haber estado Jehová por nosotros, diga ahora Israel;
a no haber estado Jehová por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros.
Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres.
Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, porque para siempre es su misericordia;
Si dijeren: Ven con nosotros, pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente;
echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una sola bolsa.
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Subamos contra Judá, y aterroricémosla, y hagamos una brecha para nosotros, y pondremos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel:
Tomad consejo, y será frustrado; proferid palabra, y no será firme; porque Dios está con nosotros.
Aun los cipreses se regocijaron de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros.
Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y como nosotros has venido a ser?
Y dirá en aquel día el morador de esta isla: ¡Mirad cuál es nuestra esperanza, a dónde acudimos por ayuda para ser libres de la presencia del rey de Asiria! ¿Y cómo escaparemos nosotros?
Jehová, tú establecerás paz para nosotros; porque también has hecho en nosotros todas nuestras obras.
Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.
Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la muerte, e hicimos un acuerdo con el infierno; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, pues hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos escondido.
hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se torne en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.
Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sorprendió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
Porque ciertamente allí Jehová será fuerte para con nosotros, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galeón, ni por él pasará grande navío.
Entonces dijo Eliaquim, y Sebna y Joah al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua judaica, a oídos del pueblo que está sobre el muro.
Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas Él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.
Por esto se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandor, y andamos en oscuridad.
Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos juicio, y no lo hay; salvación, pero está lejos de nosotros.
Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados;
Nosotros somos tuyos. Tú nunca señoreaste sobre ellos, ellos nunca fueron llamados por tu nombre.
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para asirse de ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.
No te enojes sobremanera, oh Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestra infidelidad. He aquí nosotros venimos a ti; porque tú eres Jehová nuestro Dios.
Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre: porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día; y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios.
Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; sus caballos son más ligeros que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque hemos sido saqueados!
Negaron a Jehová, y dijeron: Él no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;
Y será que cuando dijereis: ¿Por qué Jehová el Dios nuestro hace con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra así serviréis a extraños en tierra ajena.
Declarad guerra contra ella: levantaos y asaltémosla al mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.
Su fama hemos oído, y nuestras manos se descoyuntan; la angustia se apodera de nosotros, dolor como de mujer que está de parto.
Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; haz luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destructor.
¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente, he aquí que en vano se cortó la pluma, por demás fueron los escribas.
Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.
que se den prisa y hagan lamento sobre nosotros, para que nuestros ojos derramen lágrimas, y nuestros párpados destilen aguas.
Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, obra por amor de tu nombre; porque muchas son nuestras rebeliones, contra ti hemos pecado.
¿Por qué has de ser como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Mas tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.
¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sión? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya curación para nosotros? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación.
Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres el trono de tu gloria: acuérdate, no anules tu pacto con nosotros.
Y acontecerá que cuando anunciares a este pueblo todas estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué habló Jehová sobre nosotros este mal tan grande? ¿O cuál es nuestra maldad, o qué pecado es el nuestro, que hemos cometido contra Jehová nuestro Dios?
Y dijeron: Es por demás; porque en pos de nuestras imaginaciones hemos de ir, y cada uno de nosotros ha de hacer el pensamiento de su malvado corazón.
Pregunta ahora por nosotros a Jehová; porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros: quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.
He aquí yo contra ti, moradora del valle de la piedra de la llanura, dice Jehová; los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros? ¿Y quién entrará en nuestras moradas?
¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos pues nosotros tan grande mal contra nuestras almas?
Y nosotros hemos obedecido a la voz de Jonadab nuestro padre, hijo de Recab, en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras esposas, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas;
Y envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías, y a Sofonías hijo de Maasías el sacerdote, para que dijesen al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros a Jehová nuestro Dios.
Así dice Jehová: No os engañéis a vosotros mismos, diciendo: De cierto los caldeos se irán de nosotros; porque no se irán.
Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros, tomad el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlo en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.
y dijeron al profeta Jeremías: Sea acepta nuestra súplica delante de ti, y ora por nosotros a Jehová tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos),
Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea testigo entre nosotros de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros.
¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Porque vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios; y conforme a todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, háznoslo saber así, y lo pondremos por obra.
sino que Baruc, hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los caldeos, para matarnos y para hacernos trasportar a Babilonia.
sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y fuimos saciados de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.
Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.
Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca.
Persecución padecemos sobre nuestra cerviz; nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo.
Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo.
Siervos se enseñorearon de nosotros; no hay quien de su mano nos libre.
Cayó la corona de nuestra cabeza: ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos.
¿Por qué te olvidarás para siempre de nosotros, y nos dejarás por largos días?
Porque nos has desechado; en gran manera te has airado contra nosotros.
Los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; ésta será la caldera, y nosotros la carne.
Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros es dada la tierra en posesión.
Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que tú haces?
Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos: ¿cómo, pues, viviremos?
Hijo de hombre, los que habitan aquellos desiertos en la tierra de Israel, hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros es dada la tierra en posesión.
y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes, las cuales Él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.
Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oír tu voz: por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra Él pecamos.
Y Él ha confirmado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; que nunca fue hecho debajo del cielo como el que fue hecho en Jerusalén.