'Ojos' en la Biblia
Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave;
y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la sabiduría y el consejo;
Porque yo fui hijo para mi padre, delicado y único a los ojos de mi madre.
Tus ojos miren lo recto, y tus párpados vean derecho delante de ti.
Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y Él considera todas sus veredas.
No des sueño a tus ojos, ni a tus párpados adormecimiento.
Guiña con sus ojos, habla con sus pies, hace señas con sus dedos;
Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente,
No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos;
Guarda mis mandamientos, y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos.
Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.
Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.
La luz de los ojos alegra el corazón; y la buena noticia engorda los huesos.
Cierra sus ojos para pensar perversidades; mueve sus labios, efectúa el mal.
En el rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.
No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.
Altivez de ojos, y orgullo de corazón, y el labrar de los impíos, son pecado.
El alma del impío desea el mal: Su prójimo no halla favor a sus ojos.
Los ojos de Jehová preservan el conocimiento; mas Él trastorna las palabras de los prevaricadores.
¿Has de poner tus ojos en lo que no es nada? Porque las riquezas se harán alas, como alas de águila, y volarán al cielo.
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Tus ojos mirarán a la mujer extraña, y tu corazón hablará perversidades.
Porque mejor es que se te diga: Sube acá, y no que seas humillado delante del príncipe a quien tus ojos han visto.
El infierno y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca se sacian.
El que da al pobre, no tendrá pobreza; mas el que aparta sus ojos, tendrá muchas maldiciones.
El pobre y el usurero se encontraron; Jehová alumbra los ojos de ambos.
Hay generación cuyos ojos son altivos, y cuyos párpados son alzados.