'Quién' en la Biblia
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará?
no sea que desgarren mi alma cual león, despedazándola, sin que haya quien libre.
los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor sobre nosotros?
«Al Músico principal: Salmo de David» Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron, hicieron obras abominables; no hay quien haga el bien.
Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
«Salmo de David» Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?
quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, jamás será removido.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
Porque ¿quién es Dios fuera de Jehová? ¿Y qué roca hay aparte de nuestro Dios?
quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas;
Clamaron, y no hubo quien los salvase; aun a Jehová, pero Él no les respondió.
Es Dios quién por mí cobra venganza, y sujeta pueblos debajo de mí.
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.
¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de gloria. (Selah)
¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.
«Salmo de David» Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová; el pueblo a quien Él escogió como heredad para sí.
¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Ciertamente en tinieblas anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riqueza, y no sabe quién la recogerá.
Aun mi íntimo amigo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, levantó contra mí su calcañar.
Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; no sea que os despedace, sin que haya quien libre.
«Al Músico principal: sobre Mahalat: Masquil de David» Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron e hicieron abominable maldad; no hay quien haga el bien.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
¡Oh, quién diese que la salvación de Israel viniese de Sión! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.
He aquí proferirán con su boca; espadas hay en sus labios, porque dicen: ¿Quién oye?
¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom?
Obstinados en su inicuo designio, tratan de esconder los lazos, y dicen: ¿Quién los ha de ver?
Él es quien preserva nuestra alma en vida, y no permite que nuestros pies resbalen.
La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado; y esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé.
Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; Tú has hecho grandes cosas. Oh Dios, ¿quién como tú?
Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.
¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta; ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
Tú, temible eres tú: ¿Y quién permanecerá de pie delante de ti, al desatarse tu ira?
Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén; y no hubo quien los enterrase.
Porque ¿quién en los cielos se comparará a Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los poderosos?
Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea.
¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido?
Bienaventurado el hombre a quien tú, oh Jehová, corriges, y en tu ley lo instruyes;
¿Quién se levantará por mí contra los malignos? ¿Quién estará por mí contra los obradores de iniquidad?
Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias;
¿Quién expresará las proezas de Jehová? ¿Quién contará sus alabanzas?
Por lo que quebrantó con trabajo sus corazones, cayeron y no hubo quien les ayudase;
¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?
¿Quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
No tenga quien le haga misericordia; ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.
¿Quién como Jehová nuestro Dios, que mora en las alturas,
Jehová, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, quedaría en pie?
Como quien hiende y rompe la tierra, son esparcidos nuestros huesos a la boca de la sepultura.
Miré a mi mano derecha, y observé; mas no había quien me conociese; no tuve refugio, nadie se preocupó por mi alma.
Misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi Libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que somete a mi pueblo delante de mí.
Él echa su hielo como pedazos; delante de su frío, ¿quién resistirá?